Capítulo 37

Mike suspiraba mientras miraba la pantalla del ordenador. No sabía qué empezar a escribir en sus notas, ya que tenía más preguntas que respuestas, en especial, el Día Oscuro que mencionó Liliana.
Mike se frotó sus ojos y sacó de un cajón una nota, ésta nota fue la que escribió el otro John antes de su enfrentamiento con Fenrir. En la nota solo había escrito un nombre, "Sara", pero por más vueltas que le daba Mike, no recordaba a nadie con ese nombre. Mike se estiró haciendo que los huesos de sus dedos crujieran y se dispuso a escribir en el teclado.

«Realmente, estoy jodidamente agotado... no he logrado descansar nada en las últimas dos noches. Después de que vencimos a Adán, o mejor dicho, desde que John chamuscó a Don Perfecto, he estado atareado intentando hacer de toda el área (la ciudad) un sitio seguro y mi conclusión, después de estar montando un autómata caza monstruos, he concluido que es imposible limpiar la ciudad entera, si acaso logro mantener un área de unos 2~3km cuadrados, y mucho es...
Cambiando de tema... después de un par de horas, me di cuenta de que Eva desapareció, ni siquiera la puedo encontrar con mi satélite. Aunque hay algo que me escama terriblemente, ya que Paul también ha desaparecido y tampoco puedo localizarlo con mi satélite, aunque lo que me importa verdaderamente son todas las armas que Paul llevaba con él, con semejante cantidad podría comenzar una guerra a nivel estatal.
También he decidido llamar a las tres cerraduras que pude ver gracias al ¿espejo? ¿ballesta? no sé como calificarlo... las llamaré "Límites de la Humanidad"»

Antes de que pudiera continuar, la mujer apareció repentinamente a su lado y habló, aunque Mike seguía concentrado en la pantalla y el teclado.
—Quien te viera diría que estas enganchado a ese aparato.
Al escucharla no pudo evitar dar un pequeño salto en la silla, cuando Mike la miró, la mujer se aguantó una leve risa.
—¿Sólo por hablar te he asustado?
—¿Qué puñetas quieres? ¿Darme un infarto?
La mujer mantuvo su sonrisa y miró a Mike antes se suspirar y toser.
—No soy una ballesta, soy el espejo de liberación. Y esas cerraduras no son "límites de la humanidad", son "candados de mortalidad", además...
La mujer señaló la pantalla y miró a Mike.
—¿Qué clase de vocabulario es éste? ¿Eres igual en los estudios?
Mike miró a la parte que la mujer apuntaba, era el inicio, donde decía que estaba "jodidamente agotado". Mike simplemente encogió los hombros y miró de reojo a la mujer.
—¿Y qué? Es mi "diario" por así decirlo, en él puedo escribir como me de la gana. Y para tu información, en los estudios soy peor por el simple hecho de que no me gustan los profesores... aunque a estás alturas debería decirlo en pasado.
La mujer se mantuvo en silencio mientras frotaba sus ojos.
—A ti te iba a llamar, "mujer" o "tía", así que no te quejes tanto que también hay un espacio para ti.
La mujer miró a Mike antes de agarrarle la cabeza y el brazo izquierdo, haciendo que mirara el lateral del brazalete donde estaba escrito "Liliana".
—Éste es mi nombre... descendiente de Albert Einstein, y un cuerno.
Liliana comenzó a desvanecerse antes de girar de nuevo hacia Mike.
—Mike, un consejo, usa todos tus métodos de actuación cada vez que ese hombre esté cerca, y oculta mi cuerpo real por cualquier método.
Mike entendió la última parte, ya que solo tenía que usar una gabardina como Uriel, pero no entendía la advertencia. Antes de que pudiera preguntar al respecto, Liliana desapareció y Lucifer al otro lado de la puerta la golpeó y avisó a Mike.
—Mike, el padre de John a aparecido.
A Mike sólo le hizo falta escuchar una palabra para que todo su cuerpo temblara y casi se dejara caer de la silla. Cuando se estabilizó, le contestó a Lucifer.
—Ahora bajo, estoy manejando... un prototipo de acelerador de partículas en miniatura propulsado con... energía nuclear.
—Vale, pero no destruyas la ciudad en el proceso, y Mike... nada, ya lo sabrás cuando bajes.
El tono de Lucifer no era el de siempre, usualmente hablaba como si no le importaran las normas y quisiera romperlas a la mínima oportunidad, pero ahora hablaba reprimiendo su esencia de ser.
Liliana apareció en el reflejo del espejo e intercambio una mirada con Mike.
—¿Lo has notado?
Mike asintió, ya que Lucifer le dijo que "no destruyera la ciudad en el proceso", cuando pensaba que le diría que "estaría divertido ver las consecuencias" o "déjame probarlo" aunque después Uriel lo evitara de alguna forma.
—¿Se debe al padre de John?
Liliana asintió y puso su dedo índice sobre sus labios antes de desaparecer del espejo.
Mike suspiró y ocultó el espejo de liberación poniéndose una gabardina, luego abrió la puerta de la habitación, en ese momento pudo escuchar varias voces discutiendo y dos de ellas pertenecían a Lucifer y a Uriel.
Mike bajó las escaleras lentamente y escuchó con atención la discusión.
—Has estado desaparecido por varios meses, y eres el único que sabe lo que ocurrió con su madre, ¿por qué te niegas a responder a lo que ocurrió?
La voz pertenecía a Uriel.
—No tengo porque responder algo que no concierne a ninguno de vosotros, en cualquier caso seríais vosotros los que me tendríais que contestar. ¿Qué le habéis hecho a mi hijo?
Ésta voz Mike no la reconoció, pero supuso que pertenecía al padre de John.
—Intentas evadir una pregunta con otra pregunta diferente.
Lucifer habló ésta vez, aunque su tono seguía siendo distinto.
Mike tragó su propia saliva y apareció en las escaleras, en la mesa del comedor estaba Uriel sentado tranquilamente con Lucifer detrás de él en el extremo izquierdo, mientras que la otra persona estaba en el extremo derecho con los brazos cruzados.
Este hombre tenía el pelo castaño con los ojos celestes, toda su ropa estaba rota, desgastada y llena de sangre, el hombre tenía casi tantos músculos como Paul o incluso más que él.
En el momento que Mike bajó el escalón, el hombre lo miró con el ceño fruncido.