Infinidad Parte 2 — Oscuridad Sin Límites

Capítulo 58

Mike estaba a una distancia de medio kilómetro, acompañado por Liliana, de Lucifer y Uriel. Ambos ángeles estaban mirando con nerviosismo a Guilea.
—Escuchad los dos, que su espada no toque vuestra piel.
—Gracias por la preocupación capitán obvio.
Lucifer le contestó a Mike con tono sarcástico. Habían decidido que se comunicarían de la misma manera que lo hicieron cuando apareció Adán y Eva.
—Lo digo en serio Lucifer. Si cuando mata con esa espada el resultado es dejar de existir, si corta con ella debe estar al nivel de las Hojas de Tinieblas de Ouroboros.
—Tú no tienes que preocuparte por eso Mike, eres el cerebro y tienes que cumplir con tu función, guiarnos y decirnos los puntos débiles que pueda tener... si tiene alguno.
Uriel intentó tranquilizar a Mike, aunque sabía que estaba con Liliana y su fuerza era algo a tener en cuenta ya que era un artefacto, Uriel también tenía sus propias preocupaciones, ya que pensaba en Pyhryus y su combate con Ouroboros.
—Luci, ¿sigues teniendo éso?
—Si te refieres a mi petaca, por desgracia no, la rompió Adán con un golpe.
Uriel negó y ambos notaron que Guilea había dado un paso en su dirección, por lo que los dos se quitaron la chaqueta.
—Me refiero al arma que sacaste contra Drácula.
Lucifer recordó aquél momento y asintió, aunque Uriel no sabía que Lucifer usó una perla del infierno para invocar ésa arma, ya que originalmente no le pertenecía.
Guilea miraba a ambos con ojos vacíos, aunque cuando Lucifer y Uriel se separaron, notaron que Guilea no los miraba a ellos, sino a Liliana.
Con un rápido movimiento, Uriel se colocó detrás de Guilea y la golpeó, haciendo que dejara de moverse mientras de sus labios salía un hilo de sangre y saliva. Cuando volvió a reaccionar, Guilea movió su espada y la dirigió hacia Uriel en su retaguardia, haciéndole un corte en la mejilla al no esquivar el golpe por completo.
La cara de Uriel tembló por unos segundos antes de recomponerse.
—Luci, procura que no te corte... es la misma sensación.
Al escuchar por el auricular a Uriel, Lucifer respiró profundamente, recordando el dolor que pasó con las Hojas de Tinieblas de Ouroboros e intentó imaginar el sufrimiento que Uriel había reprimido al recibir un corte en su cara.
—Lucifer, intenta romperle los brazos y huye en el momento que lo logres.
Mike sacó a Lucifer de su ensoñación, y en ese instante, Uriel lo agarró, llevándolo a un par de metros de distancia desde donde se encontraba. No fue hasta entonces que se dio cuenta de que la espada de Guilea había golpeado el lugar donde se había encontrado hace tan solo unos segundos.
—Presta atención.
Lucifer asintió mirando con extrañeza el lugar donde había estado parado. Según recordaba, y a la velocidad que caminaba Guilea, habría tardado mucho más de un minuto en llegar junto a él, pero para él ese tiempo fue menos de unos segundos.
—Es igual... terminemos esto rápido.
Lucifer cerró los ojos y suspiró continuamente, al abrirlos, sus iris se habían tornado rojos y el suelo a sus pies se había derretido, formando un pequeño charco de barro que se tornó en magma burbujeante lentamente.
Justo frente a Lucifer, un palo negro con restos de magma adherido a el emergió del charco de magma, poco después, del extremo superior creció una hoja de luna creciente, formando una guadaña negra con la hoja brillante e impoluta.
—Tú no eres la guadaña de la muerte que usé.
—Y tú no eres capaz de ganar contra un Eliminador.
Lucifer miró a su alrededor sin saber a quién le pertenecía la grave voz que le había hablado.
—Estoy justo frente a ti ángel caído.
Lucifer no prestó atención a la voz, ya que se fijó en que Uriel estaba congelado en mitad del aire, detrás suya había imágenes residuales debido a su alta velocidad. También Mike y Guilea estaban igualmente congelados, a excepción de Liliana que miraba en su dirección con lágrimas deslizándose por sus mejillas.
—Ahh... ésta juventud de hoy día no escucha cuando se le habla...
Tras mirar a su alrededor, Lucifer miró a la guadaña negra, en su hoja plateada estaba reflejada una persona ataviada con una túnica negra por la que no se podía saber su sexo o edad.
—Permíteme presentarme. Puedes llamarme Videth, y como podrás ver y adivinar, soy el artefacto conocido como "Guadaña de la Muerte"... aunque en mi opinión es un nombre que no hace justicia a mi propósito.
Tras hacer una leve reverencia en el reflejo, Videth se retiró la capucha, mostrando una calavera de un blanco impoluto, y al momento siguiente desapareció del reflejo de la hoja, apareciendo al lado de Lucifer.
Cuando Liliana hizo el amago de caminar hacia ellos, Videth la miró y negó con su calavera antes de volver a posar sus cuencas vacías sobre Lucifer.
—Teniendo en cuenta las difíciles circunstancias, decidí aparecer ante alguno de los dos, aunque tú eres el que mejor se empareja conmigo y tu hermano Uriel... bueno... digamos que otro de mis hermanos le ha echado el ojo y no quiero pelear por un portador.
Videth miró la posición en la que se encontraba Uriel y la postura de Guilea al sujetar la espada, haciendo que levantara su brazo. Fue en ese momento que Lucifer se fijó que, aparte de su cráneo, todo su cuerpo era negro y formado por huesos ocultados bajo la túnica.
Alrededor de los huesos negros de Videth se formó una pequeña niebla que se dirigió hacia Uriel, envolviéndolo y desapareciendo poco después.
—Solo tendremos una oportunidad. Si Uriel sigue sin poder controlar su velocidad... temo que no podrá continuar. Por eso acabo de utilizar una de mis habilidades, en el momento que el tiempo fluya de nuevo, serás intercambiado en su posición. Pero tienes que ser rápido, ya que el Eliminador formado a partir de Guilea es... especial, por no decir único. Sabía en qué dirección iba tu hermano, por lo que lo iba a decapitar usando la velocidad a su favor.
Lucifer miró a Liliana, como si le preguntara si podía fiarse de Videth, aunque no necesito preguntar y mucho menos esperar su respuesta, ya que Liliana se estaba quitando las lágrimas con una sonrisa mientras miraba a Videth.
Lucifer respiró profundamente y agarró la guadaña.
—¿Debo suponer que eres capaz de matar cualquier cosa?
—Supones regular. Aunque hay cosas que soy incapaz de matar, un Eliminador no es algo de lo que preocuparse... incluso si es ella.
Videth se colocó detrás de Lucifer y sujetó su hombro izquierdo con su mano esquelética.
—Hace tiempo que no lucho... espero no haberme oxidado después de tanto tiempo...
En el momento que Videth apretó sus dedos huesudos en el hombro de Lucifer, atravesándolo y haciendo fluir su sangre, Lucifer y Uriel cambiaron posición y el tiempo volvió a fluir.




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