Cuando Sundrac atravesó a Guilea, John lo vio y su corazón comenzó a latir violentamente haciéndole daño.
Lucifer y Uriel observaron desde la cima de la montaña, acompañados por Mike, la casa de John.
—Luci, ¿por qué crees que en el otro universo Guilea dijo que John nunca viera que la hacían daño?
—No lo sé hermano. Pero supongo que, dadas las circunstancias, se volvería una bestia salvaje.
Mike miró a ambos y suspiró.
—No conocéis a John para nada. Él es el tipo de persona que si llega a saber defenderse, sería mejor correr de él.
En ese instante, un rugido resonó e hizo eco en todo el mundo, John había salido de su casa y en su cuerpo le empezaron a crecer escamas, alas, cola... se volvía un dragón.
Sundrac miró a John, con la misma estatura, pero asemejándose a un dragón, se paró frente a él.
<¿P-P-Pyhryus?>
Sundrac tartamudeaba, si hubiera un ser al que le tenía pánico, ese era Pyhryus ya que era el dios de los dragones, la raza a la que pertenecía.
John, por su parte, no contestó, solo abrió su boca mostrando unos colmillos afilados y, de su interior, salió un torrente de llamas celestes que no solo cubrieron a Sundrac, también cubrió gran parte de la ciudad.
Sundrac emergió con todas sus escamas derretidas, y la zona de la ciudad que recibió contacto directo con las llamas se volvieron cenizas.
Con miedo, Sundrac se introdujo dentro del sol en miniatura del que salió, aunque a John no le importaba, ya que también se introdujo en su interior.
Al salir del otro lado, John sujetaba del cuello a Sundrac, al cual le faltaban ambos brazos y la cola. Se dirigía por encima del pequeño sol.
Sundrac se fijo en los ojos de John y comprendió lo que le ocurría.
<Estás lleno de adrenalina... te dejas llevar por tu instinto... así no puedes vencer a mi creador, yo puedo enseñarte a...>
John agarró ambas fauces de Sundrac y las abrió, evitando que pudiera seguir hablando, y lanzó sus llamas celestes al interior de Sundrac, una vez que su cuerpo se derritió, el minúsculo sol del cual empezaba a emerger otro Sundrac, fue bañado también por las llamas.
En poco tiempo, el sol se apagó, y la cabeza de Sundrac cayó al suelo.
John rugió más ferozmente que antes, y en el horizonte, la luz del día bañó toda la ciudad.
Al aterrizar, John se desmayó y volvió a regresar a su estado como humano, pero no era eso lo que impactó a Uriel, a Lucifer y a Mike. El sol estaba presente, era de día, pero los monstruos y los restos de Sundrac seguían presentes, sin desvanecerse.
Un grupo de soldados rodearon a John y lo mantuvieron a máxima seguridad. Arthur por su parte, lo miraba con asco.
—Que así sea, serás mi conejillo de indias "dragón"...
Poco a poco, transportaron a John lejos de allí, aunque en el cielo eran perseguidos por Uriel, Lucifer y Mike, que era sujetado por Lucifer.
En la cima de la montaña, Lucy y Omega miraban la ciudad semidestruida.
—Esto es bueno, si John tiene los poderes de Pyhryus, a mi señor le encantará de sobremanera...
—No lo alabes, no es para tanto, pierde el control fácilmente. Además, ¿no quieres eliminarlo? Si me hago con sus poderes podrás matarlo fácilmente.
Omega miró a Lucy y la golpeó.
—Eres una necia, ni siquiera un dios podría soportar la habilidad de asimilación que posee John. Si fuera consciente de esa habilidad, podría unir todos los elementos en uno solo y destruir cualquier cosa, y ahora que es un dragón, no quiero imaginar qué ocurriría si la usa inconscientemente con un elemento y toma la forma de dragón completo. Aunque al menos, ya no está el estorbo de Guilea, ha preferido morir que rendirse.
Mientras tanto, en la Luna, un enorme lobo plateado tomó forma y miró la Tierra.
<Sundrac a caído. Por lo que el hijo de Pyhryus ha matado un monstruo de pura oscuridad...>
El lobo aulló y su alrededor se llenó de monstruos.