Infinidad Parte 3: El Corazón que Olvidó Amar

Capítulo 14

    John y Edward, así como Lucifer y Uriel, también observaron la pelea del Señor C fuera del universo a través de las mismas gafas que usaba Mike, a excepción de Lucifer y Uriel.
    —Sin duda, el Señor C es una ayuda invaluable. Capaz de no solo detener a Ouroboros fuera del universo, sino incluso igualarlo.
    —El problema, Edward, es como dijo tu nieto... alguien así está buscando algo.
   Uriel miró a John tras sus palabras, recordando al otro John que conoció en el universo anterior.
    —John, ¿te interesaría aprender herrería?
   La pregunta de Uriel, reverberando en los oídos de John, hizo que su corazón palpitara descontroladamente.
   Antes de que John pudiera decir su respuesta, un enorme temblor ocurrió en el aire. Al mirar todos al cielo, vieron al Señor C con la máscara partida y mostrando su rostro, con el ceño fruncido y sangrando por la comisura de sus labios así como de su ceja y ojo izquierdo. Había atrapado el cuello de Ouroboros en su mano derecha a cambio de recibir un puño en el rostro.
    —Se viene lo interesante, parece que ese Señor C va a dar un buen espectáculo...

 

   El hombre de la túnica dorada no se atrevía a actuar contra el Señor C, que sujetaba el cuello de Ouroboros con una mano.
    —¿Y eso es todo lo que sabes hacer?
   El pelo negro del Señor C se agitaba fácilmente por la gravedad inexistente fuera del universo, pero sus ojos verdes, en cambio, miraban a Ouroboros como si fuera a matarlo en el momento que menos se lo esperara.
    —Me he enfrentado a seres mucho más peligrosos que tú. Me han matado, torturado, incluso han jugado con mi propio destino...
   Ouroboros ni siquiera podía gesticular palabra alguna, el único intento que hizo fue crear una Espada de Oscuridad en su mano y perforar el vientre del Señor C con ella... solo para que ni se inmutara siquiera.
    —¡Ten por seguro... que voy a matarte como sea!
   El puño izquierdo del Señor C, brillando en azul intenso, lo alzó antes de golpear el rostro de Ouroboros, pero continuó una y otra vez sin cesar en lo más mínimo.
   Mientras el puño del Señor C se acercaba al rostro de Ouroboros una última vez, este lo miró con temor, mientras que el hombre con túnica dorada desaparecía y poco después, una explosión enorme sacudió el exterior del universo.

 

   En la Tierra, incluso con las gafas no podían ver más después del puñetazo del Señor C.
   Edward suspiró y se quitó las gafas, mirando a las personas frente a los ordenadores.
    —Uno de nuestros mayores problemas se ha erradicado, faltan tres locos en potencia y una caja genocida. Quiero resultados en las próximas veinticuatro horas.
   Tras dar órdenes, Edward se metió en el ascensor y se dirigió a la azotea. John se quedó mirando el cielo junto a Uriel y Lucifer.
    —¿Ese hombre sigue vivo?
    —Papá sabrá, John... Papá sabrá...
   Lucifer hablaba mientras cogía a John y le entregaba una canica plateada con una sonrisa.
    —¿Empezamos tu formación en la herrería?
   Sin responder a Lucifer, John miraba el cielo, intentando vislumbrar lo que ocurrió con el Señor C tras la explosión.

 

   Mientras tanto, en la azotea, Videth y Liliana temblaron cuando vieron la explosión que acarreó la supuesta muerte de Ouroboros.
    —Ese hombre ha sido capaz de matar a Ouroboros... ¿Crees que es un Eliminador, hermano mayor?
   Videth negó ante la pregunta de Liliana.
    <Si lo fuera habría matado a Lucifer y Uriel, así como a Mike. Ese Señor C no sé lo que es... está fuera de toda lógica que posea el Registro y más aún el hecho de que pueda luchar fuera del universo, así como matar a Ouroboros...>
    —¿Y si es...?
   Liliana dijo el nombre de alguien, pero las leyes del universo, reacios a que resonara en la realidad, hicieron que Liliana solo hablara vacío al final. No obstante, Videth comprendió perfectamente a quién se refería pero al contrario de lo que preguntaba Liliana, negó con su cráneo.
    <Si fuera el Pilar del Equilibrio, un cuerpo humano sería ineficiente para soportar su poder. Incluso así, ni siquiera él podría tener tanta fuerza como para plantarle cara a Ouroboros fuera del universo, donde las leyes son negadas y su poderío sobre la creación es inútil.>

 

   Con las divagaciones de cada uno, solo una criatura en el mundo sabía quién era realmente el Señor C. Esa criatura, en la espesura del bosque, miraba el cielo mientras una lágrima se deslizó de sus ojos al ver la explosión.
   El hurón blanco de ojos rojos parpadeó antes de relamerse los bigotes y caminar adelante un poco, donde había aterrizado suavemente una mota azul brillante que era prácticamente invisible a la vista. Acercando su hocico a la mota azul, cuando la tocó, una luz azul impregnó toda el área intensamente. Cuando la luz se extinguió, un chico de no más de diecisiete años con cabello negro y ojos verdes, vestido con un traje quemado por varias zonas apareció sentado con su brazo derecho quemado y sangrando profusamente. Sonriendo, el chico miró al hurón.
    —No he muerto aún, pero casi lo hago... Gracias por ayudarme. Diría tu nombre, pero esas leyes del universo que creasteis no me dejarán hablarlo.
   El hurón derramó un par de lágrimas más antes de posar su cabeza sobre el muslo del chico y lamerlo.
    —El tipo de la túnica desapareció, pero Ouroboros... ¿ha muerto? ¿Lo conseguí matar o solo lo dañé?
   El hurón negó mientras el chico se tumbaba en el suelo.
    —Mierda... Ese anillo es duro. Y poco a poco estoy perdiendo mi fuerza... si no regreso a mi universo original podría acabar muy mal.
   Pocos minutos después de tumbarse, el chico se levantó y miró entre los árboles, donde estaba mirándolo inquisitivamente una persona idéntica a él.
    —Asi que... ¿eso es un Eliminador? Mmmm... Me lo esperaba más intimidatorio la verdad.
   El hurón miró al Eliminador, pero antes de que hiciera algo, el chico la agarró entre sus brazos.
    —No te metas en esto, ni siquiera podrías hacer que intentara no matarme. Son creaciones del Pilar del Equilibrio al final.
   Tras dejar al hurón lejos, miró al Eliminador seriamente mientras sus iris poseían un resplandor azul.
    —Aunque te será difícil matarme. Soy mucho más fuerte de lo que imaginas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.