Infinitamente enamorada.

|Capítulo 6|

La tormenta de nieve no ha parado sino todo lo contrario, ha aumentado de intensidad, Esteban se quedó a dormir aquí y aún no ha despertado.

Ayer tuvimos una nueva pelea y a pesar de que las peleas no son buenas, sé que valió la pena pues por fin le hice saber a Esteban que de verdad estoy enamorada de él.

El teléfono inalámbrico sonó.

—¿Hola?

—Esta es una llamada del reclusorio Norte, ¿desea aceptarla?

—Sí —apenas me salió la voz —¿hola?

—¡Pequeña, te amo! —su voz era de arrepentimiento —¿estás bien, hija?

—Sí, papá —lágrimas amenazaban con salir.

—Estamos enterados de la tormenta, ¿todo está bien en casa?

—Sí.

—Y mamá, ¿cómo está?

—Bien.

—¿Por qué eres tan fría conmigo, bebé?

—Quizás por el daño que me hiciste, papá.

—Lo sé y todos los días de mí vida lo lamento muchísimo —estaba llorando.

—Ya no sirve de nada arrepentirse —estaba aguantando las ganas inmensas que tenía de llorar.

—Amor, nunca fue mi intención dañarte, sólo quería lo mejor para ti.

—Lo mejor para mí nunca podría ser estar sin Carlos, papá.

—No quería que te dañase, bebita.

—Resultó peor, me dañó y traicionó quien menos pensaba.

—Lo hice porque te amo, pequeña.

—Ya no sé qué creer papá pero, ¿sabes?, no he podido dejar de amarte, quizás nunca lo haga, sólo quiero que lo sepas.

—Tu mamá no se equivocó al educarte de esa manera tan noble y dulce, ustedes son lo más importante en mi vida, bebé, jamás lo olvides.

—Te amo, papá y espero que tu estadía ahí te ayude a reflexionar lo que hiciste.

—Con el dolor que les causé me basta —no pude más y lloré.

—Su tiempo ha terminado, debe cortar Javier —se escuchó la voz del guardia.

—Adiós amor, te amo.

—Te amo más, papá —colgué la llamada y mi llanto salió con mayor intensidad.

Lo amo y extraño tanto que no puedo describirlo con palabras.

A veces simplemente no entiendo al amor, se manifiesta de maneras impredecibles y locamente extraordinarias, papá siempre se aseguró de darnos lo mejor a mamá y a mí, nunca fue violento, grosero o déspota con ninguna de nosotras, jamás mostró maldad en su ser y resultó ser un asesino, no justifico sus acciones pero él lo hizo por amor, el amor que un padre le tiene a su hijo es increíble y es capaz de hacer cualquier cosa «sí, incluso matar» a pesar de que lo que se haga por los hijos no sea correcto, ellos lo hacen pensando en su bien y eso jamás cambiará, los padres nos aman por más duros que sean con nosotros o por más siniestra que sea la manera de demostrarnos su amor.

Me cuesta tanto aceptar la retorcida idea que papá prefirió hacerme sufrir a que alguien más lo hiciera, sin embargo, así fue.

Seguí llorando al recordar todos los buenos momentos que pasamos juntos, los días soleados en el jardín, los días lluviosos armando rompecabezas, los abrazos y besos sinceros, las fotos que tomaba en cada paseo familiar, las sonrisas, los chistes, las flores que nos daba cada que volvía de viaje, sus restaurantes favoritos. Son cosas que no puedo olvidar a pesar de todo lo demás, son cosas que siempre estarán en mi mente y corazón.

Esteban tocó la puerta de mi habitación, limpié mis lágrimas y abrí.

—Buenos días, amor.

—Buenos días —lo abracé.

—¿Estabas llorando, bomboncito?

—Me entró shampoo cuando me bañé —mentí.

—¿Quieres decirme que pasó, amor? —besó mis labios y me dio la confianza para decírselo.

—Hablé con papá.

—Lo quieres y extrañas mucho, ¿verdad, cielo?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.