Influencer love

Cap. 1 Citlalli

Sé lo que dicen de los nuevos “influencers” y nos tratan como unos tontos sin talento que solo buscamos dinero, bueno a muchos si, y también hay muchos que solo se dedican a crear polémicas y vender su belleza, pero cada quien. Soy Citlialli, tengo 18 años, me dedico a crear contenido para Instagram, y no, no solo subo fotos mías, me dedico a ayudar a las personas con problemas mentales, soy embajadora de la salud mental, por mi propia voluntad y porque yo misma lo he pasado, pero es otra historia, por cierto, estoy a punto de llegar al millón de seguidores.

— Hola, hola bellezas – saludo alegremente frente a la cámara, hacer los en vivo me sale natural, aunque siempre me queda el miedo de que lo voy a arruinar, y que las personas que me siguen se decepcionarán. Muchas personas se van uniendo, es mi sesión de preguntas, muchos me cuentan sus problemas, trato de responder todo, y decir algo que los apoye y de fuerzas, el miedo es que diga algo que le haga peor a las personas con problemas graves, felizmente hasta ahora no ha pasado y me alegra muchísimo.

Pasa media hora y termino el en vivo, tomo el celular y me lanzo a mi suave cama de dos plazas, son lujillos que me pueden dar mis padres adoptivos. En eso mi madre interrumpe mis pensamientos.

— ¿Interrumpo? - me dice bajito y tocando la puerta, ya sabe cómo es lo de influenciar a las personas.

— No, pasa— me levanto para sentarme y ella se sienta a mi costado.

— ¿Cómo estás? - me pregunta.

— Bien, bien, tuve un en vivo, cada vez más personas me siguen y me hace muy feliz. — le trato de contestar amablemente, pero ella y yo sabemos que no es mi verdadera madre y que no sentiré la misma confianza.

— Qué bueno, me encanta que ayudes a los demás, subí para decirte que tu padre quiere que cenemos y ya sabes de qué quiere hablar. — me dice preocupada porque ya sabe mi reacción.

— Sí, lose, pero en verdad por ahora me quiero dedicar a esto, si entro en la universidad me tendría que enfocar en algo completamente, no puedo hacer las dos cosas a medias, si quiero hacer algo tengo que entregarlo todo.

— Lose linda, pero ya sabes que tu padre quiere que estudies en la universidad, es el sueño de todo padre.

— Espero que pueda entender que ir a la universidad no te hace más o menos que alguien. — Mi madre me responde con una sonrisa y me dice que me apure.

Bajo a cenar y mi padre insiste con el mismo tema, trato de no ofenderlo así que le digo que empezaré a pensar en una carrera y universidad, él se queda tranquilo y yo preocupada. Subo con pesadez hacia mi habitación, me echo en la cama y trato de meditar, pero me quedo dormida al instante.

— ¡Vas a ver niña, intenta volver a responderme, deberías morir, me arruinaste la vida! – Mi padre biológico me grita y le da un golpe a mi pequeño ser de la niñez. Mi madre solo está callada en una esquina, tejiendo, siempre hace eso, evita meterse en más problemas con mi padre, es sumisa, yo no lo era. Esa imagen distorsionada de mi pasado es interrumpida por otro suceso, aparece una carta parlante diciendo que me salvará con su traje de caballero y espada, pero mi padre biológico la rompe en mil pedacitos, agarra un palo de fierro y se dirige para golpearme, grito aterrorizado y despierto, muy asustada, el corazón a mil, y sudando.

Siento que ese sueño me va a perseguir por siempre, cada vez que me enfrento a una situación difícil, cada vez que tengo un problema el sueño aparece, y me hace recordar que no existe caballero que me salve. Mi psicóloga dice que es una forma de mi subconsciente de decirme que enfrento una situación difícil. Busco la carta que recibí a mis 8 años, la leo, se supone que me dé fortaleza y lo hizo cuando era solo una niña, pero ahora solo me parece fantasía, no existe un caballero o príncipe azul que te venga a salvar, en este mundo si tu misma no te salvas, nadie lo hará, y yo no esperaré a un príncipe azul que jamás vendrá.

Como embajadora sé que los problemas no se enfrentan con los vicios, los enfrentas cara a cara, pero aquí me tienen jugando el juego de moda en la computadora, sinceramente soy malísima, sin embargo, me distrae. Mi teléfono interrumpe mi partida, es un correo, seguro una colaboración o algo de la embajada, dejo mi partida en la computadora y me enfoco en el mensaje. Me sorprendo, es una propuesta para pasar el verano en una casa de influencers, estoy invitada, y comienza en una semana. ¿En una semana?, ¿Habré sido de sus últimas opciones?, ¿Quiénes irán? Mi cuenta no está grande como otras, ¿Me estarán engañando?, no conozco a muchos instagramers que se dediquen a lo que hago yo, y si ¿No encajo?

Cálmate Citlalli, pienso. Hay un problema más grande- pienso, tu padre sobre protector no te dejará ir a una casa de influencers, él te quiere en la universidad.

— Game over— justo en el momento perfecto pierdo en el juego para qué convine con el game over de la vida real. Y ahora, ¿Qué haré?




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