Influencer por accidente. La anti-romantica.

Amor con arepa y tablet.

Los días pasaban y tanto Camila con Leonardo como Sofía con Tomás iban descubriendo lo que significaba compartir más allá de las primeras emociones.

No todo era perfecto: había roces, pequeñas discusiones por tonterías, diferencias de carácter que en otro tiempo habrían sido motivo de distancia. Pero ambos pares de corazones aprendieron a arreglar las cosas, a no dejar que las pequeñeces se interpusieran en lo que estaban construyendo.

Leonardo, consciente de que su empresa lo reclamaba, decidió volver a Caracas. Al fin y al cabo, allí estaba la base de su vida profesional. Sin embargo, esta vez no lo haría solo. Camila, con la libertad que le daba su trabajo remoto, decidió viajar con él. No había inconveniente en quedarse algún tiempo en la capital, y además, era una oportunidad para conocer más de cerca al hombre que había conquistado su corazón.

La llegada a Caracas fue un nuevo capítulo para Camila. El ritmo de la ciudad era distinto al de Barquisimeto: más rápido, más intenso, con un aire cosmopolita que contrastaba con la calma de su tierra natal. Pero ella se adaptó con facilidad, quizás porque ya había viajado varias veces y sabía cómo moverse en ambientes diferentes.

Leonardo la llevó a conocer lugares hermosos de la capital: el Ávila con su imponente verdor, las plazas llenas de historia, los cafés escondidos en calles que parecían guardar secretos. Cada paseo era una oportunidad para descubrir no solo la ciudad, sino también nuevas facetas de él.

La familia Méndez la recibió con los brazos abiertos. Desde el primer momento, Camila sintió que no era una extraña. La madre de Leonardo la abrazó con cariño, sus hermanos la hicieron reír con anécdotas, y hasta los primos la incluyeron en sus planes. Era como si siempre hubiera pertenecido a ese círculo.

Camila, que tantas veces había dudado del amor, se sorprendió de lo fácil que era sentirse parte de algo más grande.

Mientras tanto, Sofía también viajó a Caracas un mes después para reunirse con su amado Tomás.

Este que siempre había sido reservado, decidió que era el momento de presentarla a su familia. La experiencia fue reveladora: Sofía, con su espontaneidad y humor, conquistó a todos.

Una noche, mientras caminaban por una calle iluminada, Tomás se detuvo. La miró con esa calma que lo caracterizaba, pero con un brillo distinto en los ojos.

—Sofía… quiero que seas mi novia —dijo sacando una cajita que tenía una cadena dorada.

Ella se quedó inmóvil por un segundo, sorprendida por la seriedad de su voz y al ver la caja que no supo en que momento la saco. Luego sonrió, emocionada.

—Claro que sí.

El abrazo que siguió fue sencillo, pero cargado de promesas, así como un beso para sellar esa nueva unión.

Inspirada por todo lo que estaba viviendo, Sofía decidió lanzar su propio proyecto: un podcast llamado “Amor con arepa y tablet”. El título era un guiño a su relación con Tomás: ella, con su sabor criollo y espontáneo, y él, con su inseparable tecnología.

El podcast se convirtió en un espacio fresco y divertido, donde hablaban de relaciones, amistad, cultura y hasta de las pequeñas peleas que toda pareja enfrenta. La audiencia lo recibió con entusiasmo, celebrando la autenticidad de Sofía y la manera en que Tomás, poco a poco, se dejaba escuchar más allá de su silencio habitual.

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Camila, por su parte, siguió compartiendo su vida con Leonardo. Las cenas familiares, los paseos por Caracas, las conversaciones largas en la noche… todo era parte de un nuevo capítulo que jamás había imaginado escribir.

Una tarde, mientras revisaba sus redes, pensó en todo lo que había pasado: el reto, las críticas, los apoyos, las lágrimas y las risas. Recordó cómo había empezado como la anti-romántica que se burlaba del amor, y cómo ahora estaba viviendo una historia que la había transformado.

Decidió escribir un mensaje, no solo para sus seguidores, sino para sí misma:

—Aunque las redes te enreden en las garras de Cupido, no dejes nunca de ser tú, porque es tu autenticidad lo que marca en el corazón de tu audiencia.
Att: la anti-romántica con mariposas.

Y obviamente, el mensaje se volvió viral, pero más allá de los likes y los comentarios, lo importante era que reflejaba su verdad. Camila había aprendido que el amor no era una traición a su esencia, sino una evolución. Que podía seguir siendo sarcástica, crítica y auténtica, pero también vulnerable, abierta y capaz de sentir mariposas.

Leonardo, Sofía y Tomás estaban a su lado, cada uno viviendo su propia historia, pero unidos por la misma lección: la autenticidad es lo que realmente conecta.

Y así, entre Caracas y Barquisimeto, entre arepas y tablets, entre girasoles y Piolín, la historia encontró su cierre. No perfecto, no idealizado, pero sí profundamente humano en un mundo lleno de tecnología.




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