La infancia de Mura.

— V-veamos que tal funciona esto. — Un joven estaba en la cima de un edificio, preparándose mentalmente para lo siguiente.

— Uno... — El joven se puso en posición de carrera.

— Dos. — Se preparó mentalmente, soltando un suave suspiro en el proceso.

— Y tres. — Al decir esas palabras, el joven emprendió carrera por el techo del edificio, saltando de aquel edificio de 20 pisos.

— ¡Ahora! — Cerró su puño, dejando su dedo pulgar, índice y meñique levantados, tratando de activar algo.

— ¡No me molestes! ¡Ah! — Ante su plan que no funcionó, el contrario empezó a caer con gran velocidad. — ¡Ayuda! —

Eh...¡Hola!, Seguro se estarán preguntando algo como esto: "¿Pero qué le va a pasar a ese chico" o tal vez: "¿Qué hago leyendo esto?", Pues solo tengo respuesta para la primera pregunta, sinceramente.

¡Joder! ¡Ve al grano!

Bueno, bueno, vaya temperamento...
La cuestión es esta, sé que todos están confundidos ahora pero tranquilos, yo los pondré la corriente de lo que sucede.

Todo empezó en un planeta oculto prácticamente al lado del planeta Tierra, este se llamaba Terra y era como el planeta gemelo a la Tierra, solo que había una cosa que les quitaba lo idéntico a ambos. ¿Su gran avance tecnológico?, No, eso no era. ¿Su gran afán por mantener protegido el ambiente como no lo hacen los humanos?, No eso tampoco. ¿Qué solo hay tres idiomas en el planeta y sean el español, inglés y japonés?, No, eso tampoco. Hmm...sinceramente no recuerdo.

...

¡Ah, ya recordé! , Es que los Terranos, casi todos en absoluto tienen poderes sobrenaturales. Sí, dije casi, porque yo soy un caso particular. ¡Sigan leyendo, les contaré mi historia!

— ¿¡Sakii!? ¿Cariño? — Una voz femenina se escuchaba en aquella residencia, recién había ingresado a esta. — ¿Estás aquí? — Una mujer de 28 años de cabellera violeta y ojos color verde se encontraba buscando a su menor hijo, manteniendo unas cajas en sus manos.

— ¡Mami! ¡Volviste! — Un pequeño niño salió de su habitación, corriendo a abrazar con fuerza a su madre.

Ah...- Sonido de relajo y nostalgia. - Aún recuerdo ese día, tenía cuatro años en ese entonces, sinceramente es mi primer recuerdo inolvidable.

— ¿Listo para tu exámen? Hoy descubriremos al fin tu poder. — Mencionó aquella mujer con emoción, sonriéndole a su hijo con el mismo sentimiento.

Olvidé mencionarles, que idiota soy.
Digamos que en Terra a los cuatro años, prácticamente en el kinder, cada niño de Terra obligatoriamente debe hacerse unos exámenes para ver que poder tiene y así darle un mejor uso en algún futuro. Otra cosa curiosa es que los niños sueñan con ser héroes y como este planeta tiene personas malvadas con poderes increíbles, hay héroes que nos salvan todos los días, lastimosamente hay pocos héroes, a pesar de que todos tienen poderes, son unos cobardes, pero que más da. ¡Sigamos!

— ¡Sí, mamá! — El pequeño niño de cabello violeta y ojos color vino sonrió con emoción.

— Entonces déjame poner estas cajas en su lugar e iremos a tu escuela. ¿Si? — Mencionó aquella mujer de cabello violeta, llendo a dejar las cajas que tenía en sus manos.

— Si, mami. — Afirmó el pequeño, quedando en aquél lugar esperando a su madre.

La mujer regresó donde su hijo, tomándolo suavemente de la mano. — Vamos pequeño, ya es hora. —

— ¡Sip! — El niño sonrió con alegría, así sosteniendo la mano de su madre de igual manera.

Ambas personas de cabello violeta se dirigieron hacía la escuela del menor, donde se dispusieron a hacer lo que habían planeado.

— Entonces debo firmar aquí. ¿Verdad? — Preguntó la mujer de orbes verdosos, mirando al director de aquella escuela.

— Así es, señorita Mura. Debe firmar ahí y su hijo podrá descubrir cuál es su poder a base de una situación crítica. — Mencionó el director, viendo a aquella mujer

— ¿Pero no es riesgoso?, No quiero que mi hijo se haga daño, aún es muy pequeño. — Comentó la mujer con preocupación.

— Señorita Violeta, nosotros somos expertos en esta clase de cosas, tenemos mucho personal profesional en lo que son estos exámenes, tal vez su hijo crea que está en peligro pero lo que debe saber es que esos robots no pueden hacerle daño. — Mencionó el director.

— Pero ¿Y si alguno falla? Es mi único hijo el que está ahí, no quiero que le pase nada. — Violeta como cualquier madre preocupada, quería saber que su hijo estaría bien.

— Para eso son los uniformes, mientras nosotros hablamos, su hijo está poniéndose un uniforme que en caso de que alguno de los robots falle y lo ataque de verdad, este uniforme creará un campo de fuerza que lo protegerá. ¿Ahora está más tranquila? , Nuestro objetivo es sacar el potencial y poder oculto de los niños, para así los usen de una manera sabia, esto claramente a través de situaciones críticas que ellos creen que son de vida o muerte pero en realidad, solo es una simulación. — Comentó el director, poniendo sus dedos juntos.

— Si así es, entonces firmaré. — Y como dijo aquella mujer joven, firmó aquellos papeles.

— Muy bien señorita Mura, su hijo recibirá nuestro procedimiento. — Comentó el director, viendo aquellos papeles. — Así que, ¿Su poder es la energía oscura? ¿En qué consiste? — Preguntó aquél director, viendo a la mujer con duda.

La mujer sintió un leve nerviosismo, así moviendo suavemente su pie en el suelo sin hacer ruido. — B-bueno, trata sobre la absorción de la oscuridad, en la noche hay oscuridad y esta se puede absorber para después liberarla en fuertes ataques. — Mencionó la mujer, sonriéndole con nerviosismo al director.

— Muy bien, tal vez su hijo pueda tener ese poder pero ¿Y su padre?, Normalmente vienen la madre y el padre del niño para este procedimiento. — Comentó el director.

La mujer de cabello violeta bajó suavemente la mirada, con ese hecho podía decir todo.

— Oh, comprendo. Cómo lamento lo que sucedió con el señor Mura, debió ser un gran hombre. — Mencionó el director, sintiéndose culpable por lo que había dicho.