Inhumana

Capítulo 1:

PROCESO DE DESCONGELAMIENTO

Brístol,Inglaterra.

                                      Año 2136 (actualidad)

 

NÍCOLAS.

 

—Señor Green—mi hermosa asistente  se acercaba seductoramente a mi oficina.

—Dime, preciosa—Sonreí al ver el brillo de felicidad en sus ojos.

Si supiera que solo la llamo así porque no recuerdo su jodido nombre.

—Su padre me dijo que le diera esta carta personalmente...

¿Mi padre?

Rápidamente tomo la carta de su mano, creo que fui demasiado brusco pero a ella no pareció importarle, su mirada escaneaba mi cuerpo...¡Como si fuera su maldita presa!

—Me preguntaba si hoy podríamos jugar un poco—murmuró meneando su cabello negro, como si eso fuera seductor...

—¿Jugar un poco?—reí—eres insaciable nena, pero hoy no podrá ser...

—¿Tu tonta esposa?—bufo molesta.

Sentí mi mandíbula tensarse, esta bien, podría ser un maldito científico treintañero, casado, con un bebé en camino, infiel hasta la médula y etcétera, pero la mención de mi esposa en la boca de la zorra con la que me acostaba realmente me ponía furioso...

Y ella lo sabía.

—Largo —murmuré volviendo mi atención a la carta de mi padre.

—Pero amorcito...

—¡Largo! —exclame con voz severa. Esta vez me hizo caso y se fue lanzando insultos por lo bajo. —hoy mismo la despido—susurré abriendo la carta—¿Que demonios?

"Hijo, he descongelado al modelo R-9, se que dijiste que ibas a probar al A-4 pero creo que la mejor opción es empezar por aquí, creo que es momento de acabar con la misión. En cuanto leas este mensaje, por favor,ven a verme de inmediato y quema la carta. Trae a Gregor contigo. 
hasta muy pronto, papá"

El modelo R-9 era una hermosa mujer robot. Enserio que era hermosa, tenía ojos azules, rostro perfecto, cuerpo perfecto...en fin, todo en ella era perfecto.
Según mi padre, la modelo R-9 solía ser humana. 
Mi padre asegura que su abuelo estaba obsesionado con el cromosoma de la niña, tanto que la pobre pasó a ser un conejillo de indias por el resto de su vida...bueno, técnicamente la congelaron cuando tenía veinte años. Para ese momento ya era robot en su totalidad. En sus venas no corre sangre, una vez pude tocar su mano, lo último que tenía de humano, pues yo fui el encargado de quitar esa última pieza, cuando tenía unos quince años. 
Desde entonces, cada día de mi vida me la pasó pensando en ella.
¿Que clase de mujer hubiera sido si no fuera parte de un experimento?

El motivo de mi enojo con mi padre es porque ya es la tercera vez que la descongela. Aún falta agregarle mas cosas, lo único "humano" que se ve en ella es su piel. Pero todos sabemos que hasta eso mismo no es de ella.
Tuvimos que cambiar los tejidos por una locura que cometió uno de mis antepasados. 
Me pregunto cuánto habrá sufrido siendo humana en aquel entonces...

El zumbido en el bolsillo de mi pantalón me trae a la realidad, reviso el celular y me encuentro con diez mensajes de mi esposa Janet, dos mensajes de unos amigos y una llamada perdida de mi padre. 
Suspiro pesadamente y me decido por devolverle la llamada a mi padre. No estoy de humor para lidiar con mi esposa, no ahora.

—¡Nicolás!—exclama mi padre al segundo en que lo llamo—¿te ha llegado la carta? ¿la has quemado? ¡ven a verme enseguida!

—Padre, no estoy de acuer...

—Estoy en la nueva sede, te pasaré la dirección por correo, nadie puede enterarse.

—Bien, pero quiero que sepas que...

—Trae a Gregor contigo, adiós.—cortó la llamada.

—Quiero que sepas que eres un imbécil —gruñí a la línea vacía.

  Mi padre solía ser un hombre de imponente autoridad, al igual que su padre y el padre de su padre, todos nos dedicabamos a la ciencia. 
Por más que hubiese intentado con otra rama, nunca escaparía de mi descendencia.

Nunca escaparía de mi padre.

A paso firme cruzo el pasillo, buscando con la mirada a mi asistente, Gregor.

No logro entender la insistencia de mi padre para llevar a Gregor. El chico trabajaba para mí desde los veinte años, y ahora tiene veintidós.

Saquen la cuenta de todo el tiempo que lleva siendo mi asistente.

Nada.

Hago un repaso mental sobre la ficha personal de Gregor, buscando alguna pista que sea de interés para mi padre pero no encuentro nada.

El único motivo por el que lo había contratado era solo por su magnífico promedio en su carrera universitaria y aparte,  el chico venía del interior del país para la entrevista, algo realmente difícil de ignorar.

Gregor, con sus extraños ojos grises, demostraba ser más capaz que cualquier otro chico con estudios privados y autos de primera marca. Su humildad e inteligencia me habían convencido lo suficiente como para contratarlo por dos años...

Eso me recuerda que debo renovar su contrato, Gregor es un buen asistente.

—Aquí estás—suspiré pesadamente. —Mi padre requiere nuestra presencia de inmediato.

—¿Nuestra presencia?—dijo Gregor haciendo comillas con sus manos en la primer palabra.

—Tampoco lo entiendo así que no preguntes—adverti fastidiado—lleva tu trasero a recepción y pide que cancelen las citas de hoy —ordené dejándome caer en el mullido sillón de cuero negro brillante.

—¿Llamo a Wilson?—preguntó mientras se encaminaba a la salida. Wilson es mi chofer, pero no creo que a mi padre le agrade la presencia de otra persona en la nueva sede.

—Definitivamente no—murmuré cerrando los ojos—iremos en tu auto.




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