Brístol, Inglaterra.
Año 2136
"FINALMENTE"
Desperté sobresaltado, una música electrónica se escuchaba en toda la casa, un minuto después suena mi despertador.
—Las cinco — gemí recostándome nuevamente en la cama.
Enserio que odiaba despertarme temprano, pero lamentablemente esa era mi rutina de todos los días...bah, lo era antes de que llegara Estrella hace tres días.
Me levanto de la cama y me desvisto rápidamente para dirigirme al baño. Se supone que ese es mi único momento de relajación, pero el sonido incesante provenientes de la sala lo arruinan todo. Luego de menos de diez minutos de ducha, voy a mi viejo armario y me coloco mi uniforme: pantalones y camisa de un tono azul bastante aburrido.
Me dirijo a la sala y la escena que aparece ante mi me provoca una erección.
Bueno, no, pero casi.
—¿Que estas haciendo? —pregunto conteniendo una risa.
Estrella me observa con el ceño ligeramente fruncido, se encuentra en el suelo, haciendo una posición de yoga bastante...comprometida.
—Estoy tranquila —contestó medio gritando por la música ensordecedora.
—Si, ya veo —solté con sarcasmo, me acerqué hasta la televisión y apagué todo el equipo. —por dios, casi me quedo sordo —me quejé sobando mis oídos.
—Tú me dijiste que debo tranquilizarme, estar intranquilo produce estrés, cuando una persona se encuentra estresada hace yoga para relajar su...
—Lo entendí, ya me quedó claro —suspiré frotando mi barbilla —Aunque no recuerdo haberte dicho que te tranquilizaras.
—Lo hiciste cuando se encontraba tu amigo, dijiste "Estrella,ve con calma"
—¡Wow! — su imitación me asusto mas que la amenaza del señor Víctor —¿Como es que haces...
—Copio las vibraciones —dijo encogiéndose de hombros.
Por lo visto, también copiaba los gestos mios, ya hasta me sentía el hermano mayor.
—Eso esta muy bien...me refiero a los gestos —me apresuré a decir —las imitaciones de voz no están bien.
—¿Por que?
—Los humanos no podemos hacerlo.
—¿Y que tal si soy una humana que simplemente puede hacerlo?
—No te iría bien —confesé avergonzado de mi maldita raza —los humanos somos idiotas y muchos de nosotros le tememos a lo diferente, ¿entiendes?
—¿Como Jesús?
—Claro, él fue el hijo de Dios, hacía milagros...
—Y lo asesinaron, lo mataron por ser diferente —murmuró pensativa.
—¿Como es que sabes estas historias? —interrogué.
—Conozco la historia de todas las religiones y de todo los temas de este mundo, mi padre lo implantó en mi cerebro artificial...
Y aquí vamos de nuevo.
—Estrella, ¿Por que le dices padre? —el androide se tomó un minuto antes de responder.
—Supongo que fue porque él se presentó de esa manera cuando desperté.
—Se podría decir que solo es tu creador, pero tampoco estaría bien —opiné sabiendo que si Víctor se enterara de esta conversación yo estaría muerto —Tu eras humana antes de ser creada como lo que eres ahora.
Estrella me observó con un poco de confusión y algo de... ¿Ira?
—Bien, creo que es momento de tu desayuno —dijo dirigiéndose a la cocina.
—¿Acaso me estás evadiendo? —la miré incrédulo —¿Puedes hacerlo?
—Mi pasado humano no es de interés —explicó con voz monótona —ahora soy un androide.
—Tienes todo el derecho...
—Y con respecto a la otra pregunta —esta vez me interrumpió ella —Puedo evadirte porque copio todo lo de mi alrededor, tus evasivas, gestos...pensamientos —susurró.
¿Acaso le estaba dando malos ejemplo a Estrella? ¡Rayos!
—Luego del desayuno pasaremos por la corporación VIDA para hacerte unos análisis o algo así.
—No son análisis —Puedo jurar que un destello de miedo cruzó por sus ojos azules cristalinos —planean algo más.
—¿Que es lo que planean?
—No...no lo sé.
****

Ayer al llegar a mi casa olvidé pasar a verificar a Janet, me dirijo a su habitación preparándome mentalmente para la ronda de insultos de su parte por el pequeño desliz de anoche.
Abro la puerta sin tocar y me encuentro con una escena que me hace soltar todo el aire de mis pulmones.
Janet no está.
El cuarto se encuentra vacío.
Ella y mi bebé se han ido.
Mi teléfono suena y atiendo rápidamente con la ilusión de que fuera ella quien llamara arrepentida, pero al oír ese viejo carraspeo de garganta mis pocas esperanzas desaparecen.
—No es un buen momento —murmuro con fastidio.
—¿Se ha ido, verdad?
—¿Y tú como lo sabes? —pregunto incrédulo.
—Porque eres un inepto, tarde o temprano te iba a dejar, no sirves como marido ni servirías como padre —escupe Víctor —es mejor así, hijo.
—¿En serio? ¿Ese es tu estúpido consuelo?
—Callate, hiciste mal y lo sabes —me reprende como si toda su vida hubiera sido el mejor padre del mundo — pero de todas maneras, te espero en una hora en la corporación.
—¿En una hora? —me quejé —¿No era que solo se requería la presencia de Gregor?
—Se trata sobre tu modelo A-4
—¿Que hay con él? —pregunto ahora con interés.
—Creo que es hora de utilizar un poco de R-9
—Ya te he dicho que no utilizaré a ningún humano —advertí molesto.
—Eres un idiota —gruñó mi padre —No hace falta un humano, solo podemos intentarlo...
—Sabes que si fracasamos será un gran desperdicio, ¿de verdad quieres hacerlo? —pregunté sin poder contener la emoción en mi voz.
—Por supuesto.
—Entonces por mi está bien —dije feliz de que no me viera esbozando una sonrisa.
—Bien, te espero en la corporación, no te mates en el camino.
Una vez finalizada la llamada no pude evitar soltar una carcajada.
Luego de tantos años podría demostrar el primer androide completamente de lata.
Primero la inhumana.
Ahora el inhumano.
Ambos me parecían un sueño muy lejano y sin embargo aquí están.