Comienzos de Abril.
Eran las seis de la mañana y el sol todavía se encontraba oculto entre las nubes, saliendo lentamente para comenzar a iluminarlo todo. Aun con eso, el interior de la pequeña casa permanecía completamente a oscuras, y, con todas las ventanas cerradas lo único que proporcionaba luz era un pequeño foco gastado que colgaba de la pared y un par de velas encendidas en la cómoda del cuarto.
La escaza iluminación era suficiente para poder mostrar un poco de las condiciones de esa casa en mal estado, las paredes estaban húmedas y la mayor parte de la pintura salida, con suerte el suelo de algunas habitaciones tenía lozas mientras que las demás solo eran la tierra y pasto del suelo; el techo era de chapa y con suerte había un sistema de electricidad y agua.
Una vez que ese joven termino de cambiarse acomodo un poco las sabanas y el colchón del suelo que funcionaban como su cama, una vez hecho eso, con un gentil soplido apago el fuego de las velas y seguido el foco del techo. La puerta de su habitación rechinaba de sobremanera, así que tenía que ser cuidadoso de no hacer mucho ruido para no despertar a su madre.
Cuando estuvo fuera comenzó a caminar por el pasillo que no poseía baldosas, donde el suelo era solo la misma tierra, con cuidado el chico camino hasta el final de un pasillo hasta llegar al frente de una puerta en muchas mejores condiciones que la de su habitación. Toco suavemente la puerta para avisar que se encontraba ahí y después de esperar un momento la abrió un poco para asomar su cabeza al interior.
El interior de esa habitación se encontraba en mejores condiciones que la de su cuarto, pero eso tampoco significaba mucho, en la cama a un costado se encontraba una mujer durmiendo desnuda junto a un hombre que desprendía un muy fuerte olor a alcohol y cigarrillo –Ahora voy a salir para la universidad mamá, regreso a la tarde –informo él susurrando.
En respuesta, su madre parcialmente dormida hizo unos sonidos con la boca cerrada que daban a entender que si lo había escuchado, eso era suficiente para que pudiera retirarse tranquilo, así que cerro lentamente la puerta para no hacer ruido y comenzó a caminar por el mismo pasillo rumbo al comedor –Al menos esta vez es el mismo hombre de antes –susurraba en voz baja para sí mismo con algo de felicidad –Tengo fe de que esta vez la relación que tiene con ese hombre si dure más que las anteriores.
Por fin en el comedor, se acercó hasta una maceta, se arrodillo y metió sus manos dentro de la fría tierra para desenterrar una pequeña caja la cual abrió para guardar en su interior un billete de 10 euros. Dentro de la caja podía verse una gran cantidad de dinero acumulado, fruto de ir guardando un poco cada día. Al ver el resultado de su esfuerzo la tenue sonrisa del chico comenzó a crecer –Cada vez más cerca de poder salir de aquí, ahora solo queda seguir intentando conseguir un trabajo.
Todo parecía marchar como viento en popa y eso puso tan feliz al joven que sin percatarse un aura arcoíris comenzó a vibrar alrededor de su cuerpo. Volvió a enterrar la caja en el fondo de la maceta para ahora sí salir de su casa rumbo a la Universidad Consagrada Nacional para otro día de clases.
Abriendo y después cerrando la puerta el joven salió de la pequeña casa, que más podría ser considerada una choza, que estaba ubicada en una zona de la ciudad donde todas las familias vivían en condiciones de clase media baja o baja. La parada del colectivo no era muy cerca y tenía que apresurarse para no perderlo, sin embargo, a la distancia alguien grito su nombre mientras caminaba –Belisario – y el joven instintivamente giro su cabeza para encontrarse con alguien de su misma edad. Esa persona tenía cabello blanco y corto, con piel morena como el chocolate y ojos similares a fuego rojo.
Sin respetar su espacio personal él colgó su brazo del cuello de Belisario al mismo tiempo que él todavía mantenía un aura multicolor que vibraba alrededor de su cuerpo, pero el chico parecía no percatarse de eso y su nuevo compañero lo ignoraba intencionalmente.
-¿Qué tal Asbeel? –pregunto el joven de cabello rubio sucio.
-Estabas a punto de irte ¿Y no ibas a esperarme?
Bajando la mirada algo nervioso el chico contesto –Lo siento, tenía algo de prisa.
Pero esa persona que ahora lo acompañaba ya había pasado suficiente tiempo con él como para darse cuenta de sus verdaderas intenciones –Oye, a mí no me engañas. Tienes algo en la cabeza, algo que te distrae. Tu felicidad puede notarse a kilómetros ya que no es propio de ti.
Separando la mirada, incomodo por la presencia de esta otra persona, Belisario se sentía obligado a contestar, más que a hacerlo por voluntad propia –Es solo que comencé bien la mañana, nada más.
La persona de piel morena lo observo fijamente -¿Acaso tu madre durmió dos noches seguidas con el mismo hombre? –esa pregunta provoco que un escalofrió recorriera el cuerpo del chico de cabello rubio sucio y despeinado, lo que lo delato –No deberías ilusionarte tanto por eso, te lo digo por tu bien. Si tienes esperanzas solo caerás desde mayor altura, tú lo sabes, ya te paso muchas veces.
-Ehm, si…pero bueno. Aun así…
Colocando su dedo en los labios de Belisario, Asbeel lo hizo callar –Pero nada querido ¿Estas juntando mucho dinero verdad? Pero si no lo necesitas, no necesitas irte a ningún lado. Solo me necesitas a mi ¿Entiendes?
Con incomodidad y lamentos el joven no respondió nada y continúo caminando con la otra persona a su lado –Vamos dilo ¿A quién necesitas únicamente?
Obligadamente y con tristeza, no tuvo más opción que responder ante la insistencia de su “único amigo” –A ti –respondió bajando la mirada e intentando alejarla de su compañero.
Con una cara de placer su compañero de cabello blanco comenzó a frotar la mano por su mejilla y después por su cabello –Así es, no necesitas a la puta barata de tu madre o ese dinero para mejorar tu condición. Solo a mi ¿Entendiste? Y que no se te vuelva a olvidar.
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Editado: 12.02.2022