Iniciativa Oblivion: Paranormal

Pergamino Theta 200: Persecución 1.

Guiado por la desesperación me levante del banco de madera donde me encontraba y tome del brazo a la sospechosa chica que pasaba en frente de mi –Todos en marcha equipo –la voz de Maricruz sonó dentro de mi cabeza y en la de los demás miembros.

Me paralice de la vergüenza al caer en cuenta de lo que estaba haciendo, mi cuerpo se quedó quieto sosteniendo a la chica del brazo, mientras las personas que caminaban comenzaban a detenerse para observar la situación -¿Qué pasa? –pregunto la chica con su cabello atado en coletas. Sonaba molesta y confundida.

-Ehm –aun nervioso y con la presión social de todas esas personas juzgándome me obligue a reaccionar –Quedas detenida por OCCI bajo sospecha. Se supone que la Organización de Corrección y Contención de Irregularidades era secreta y oculta al publica, aun así, eso fue lo único que pude decir. Logre escuchar como mi compañera se golpeaba la frente al escucharme decir eso.

-No sé a qué te refieres, pero no hice nada. Suéltame –ella comenzó a mover su brazo con fuerza en un intento de librarse de mi agarre, aunque yo no se lo permití –Ayuda, alguien ayúdeme por favor. No conozco a este tipo ¡Ayuda! –al no poder soltarse esa chica comenzó a gritar por ayuda a todas las personas que se detuvieron a vernos y a las que pasaban cerca de nosotros.

Observando la situación, yo parecía tener más miedo y más nervios que la chica que gritaba por ayuda. De todas formas, si ella era la chica no podía dejarla escapar solo por crear esta vergonzosa escena para mí en frente de todos –En esa mochila debes llevar la corona –dije intentando ocultar mis inseguridades y escucharme decir eso provoco que la chica con sombrero y lentes de sol se callara y me clavara su mirada seriamente.

Una gruesa voz se hizo presente entre la multitud y tanto la chica que vestía un abrigo que cubría todo su cuerpo como yo nos volteamos. Un alto y robusto hombre se abrió paso entre las personas y se acercó a mí -¿Todo está en orden señorita? ¿Este tipo la está molestando?

Me quede observando a ese tipo lleno de miedo y todas las fuerzas que había conseguido volvieron a desvanecerse para quedar otra vez paralizado. Aprovechando eso, de un empujón la chica me tiroc al suelo y salió corriendo del lugar, un segundo después Maricruz apareció entre toda esa gente, ella observo un segundo el hermoso cuerpo musculoso del tipo antes de prestarme atención a mí -¿Dónde está ella? –quiso saber.

Escucharla hablar hizo que recuperare el control de mi cuerpo –Acaba de irse corriendo –conteste señalando para la esquina de la calle de al lado y en ese momento también llegaron Ciceron y Aedos. La bruja levanto su mirada siguiendo la dirección a la que apuntaba mi dedo -¡Allí esta! –exclamo –Acaba de entrar al subterráneo.

El hombre robusto se quedó confundido y hablo -No entiendo que está sucediendo – No obstante, todos los ignoramos, Ciceron se agacho para ayudar a ponerme de pie y todos seguimos a nuestra compañera quien salió corriendo hasta las escaleras del subterráneo siguiendo a nuestro objetivo.

Las gotas de agua que caían del cielo comenzaban a acumularse en charcos en el suelo y la calle, era un poco difícil correr por el miedo a resbalarse y para evitar eso había que dar pasos fuertes que provocaban que todos mis pies se manchen con agua. Sumado a eso los tres miembros seguimos a nuestra líder, cruzamos la calle con el semáforo en verde esquivando algunos autos hasta llegar a la vereda del frente y bajar por las escaleras hasta el subterráneo.

Una vez debajo nos encontramos con Maricruz, ella estaba parada observando a sus alrededores. Debido a la lluvia no había tantas personas como en un día normal, pero aun así, el número de civiles era suficiente como para dificultarnos buscar a alguien en específico -¿Dónde está? –pregunte a lo que nuestra líder me callo bruscamente.

En su lugar ella giro su cabeza y observo a nuestro vampiro, este último entendió con la mirada lo que ella quiso decir y cerró sus ojos para concentrarse al máximo –Así como un lobo caza un conejo, un Vermibus es el depredador natural de los humanos, aun con el ruido de todas las personas y con las gotas de lluvia cayendo arriba. Los sentidos mejorados de Aedos le permiten sentir y rastrear a su presa –me explico la chica con cabello similar a un algodón de azúcar.

-Gracias –le dije por informarme sobre eso.

Pocos segundos después el joven de cabello castaño claro abrió sus ojos cafés oscuros –Encontré su aroma, no se me va a volver a escapar –acto seguido, él comenzó a correr, salto la barandilla de entrada para ingresar y perseguir a la chica. Él era demasiado rápido, tanto que casi nos deja atrás y era difícil seguirle el paso, pero aun así lo hacíamos, Maricruz corría detrás de él dando a relucir su entrenamiento en el aquelarre y por detrás de ella más lejos estábamos Ciceron y yo.

Llegando hacia el andén del tren pude distinguir de entre todas las personas a nuestro objetivo, esa chica sobresalía entre todos debido a que todavía tenía puesto su gorro y lentes de sol, aun estando aquí debajo. Las puertas del tren que se encontraban en la estación se abrieron y las personas comenzaron a entrar, abriéndose paso y empujando a todos los que estuvieran en su camino un desenfrenado Aedos ingreso al vagón de tren donde la chica se había metido y poco después entro Maricruz.

Una alarma informando que el tren estaba por partir comenzó a sonar –Apresurémonos –dijo Ciceron y ambos comenzamos a correr más rápido. Comencé a preocuparme del poco tiempo que nos quedaba para subir al tren, logré escuchar el sonido del motor ponerse en marcha y las puertas comenzaron a cerrarse. Adelantándose a mi Ciceron logro entrar, y, por suerte, también pude hacerlo, aunque mi pie se atascó en la puerta y tuve que hacer fuerza para hacerlo pasar.

El tren se puso en marcha dentro del túnel subterráneo, no había más de 10 personas en el vagón y una vez que entre concentre mi atención al frente. Allí nuestro objetivo se encontraba acorralado y sin salida, en frente de ella estaba Aedos y a su lado Maricruz, por detrás estábamos la chica con cabello de algodón de azúcar y yo. Los dos del frente dieron lentos pasos hacia la chica con el cabello atado en coletas y esta retrocedió hasta que su espalda se golpeó con la pared del tren, la puerta detrás de ella estaba bloqueada, ya que seguía la cabina del conductor.




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