Al abrir mis ojos con lo primero que me encontré fue a una linda chica que sostenía mi cuerpo sobre el suyo -¿Estas bien idiota? –pregunto seriamente.
Me costó un momento responder, ya que sentía un gran dolor y mareo en mi cabeza, lleve mi mano a la frente para sentir si tenía fiebre o algo así, pero ese no fue el caso, era más como si todas mis emociones estuvieran bloqueadas. Mi miedo de hace rato desapareció por completo, no estaba ansioso o preocupado, pero tampoco feliz por seguir vivo o algo así; solo podía sentir duda –Eso creo.
Al escucharme decir eso Maricruz no lo dudo un segundo y me dejo caer al suelo –Eso es suficiente para mí, ahora levántate que no tenemos tiempo que perder.
Obedeciendo sus órdenes me puse de pie y al levantar ligeramente la cabeza me encontré con una mujer a la que le faltaban todos los dedos de una de sus manos, pero lo que más llamó mi atención fue que alrededor de su cuello colgaba el collar que contiene la conciencia de Ciceron y eso me hizo pensar una sola cosa -¿Ciceron? ¿En qué momento? ¿Qué paso? Creo que tengo una laguna mental.
-Después te explicare lo que paso, pero ahora centrémonos de regreso en la misión –comento la mujer adulta vestida como oficinista la cual tenía el amuleto de mi compañera, aunque su voz y actitudes eran la misma me era muy extraño verla sin su cabello teñido de rosado.
Pero sin que me percatara un gran puñetazo impacto contra mi mejilla tirándome por segunda vez al suelo, mi trasero amortiguo la caída y lleve mi mano al cachete. El responsable de tal golpe había sido Aedos –Inútil de mierda –dijo él con una mirada llena de desprecio. A diferencia de hace un momento todo su cuerpo ahora se encontraba como nuevo, eso me pareció extraño, ya que en teoría debería comer carne humana para eso.
Yo me sentí muy mal al escuchar eso porque era la verdad, avergonzado separe mi mirada de la suya –Lo siento –fue lo único que podía decir.
-Eso no sirve
Antes de continuar con este ambiente pesado la conciencia de Ciceron en su nuevo cuerpo se colgó del brazo del vampiro –Ay vamos Adis, no es momento de enojarse. A Samara le gustaría más que todo que nos concentremos en la misión antes –aprovechándose de los marcados atributos del cuerpo maduro y desarrollado de esa mujer sumado a la mención de su crush, esa chica creo una carnada que ningún hombre heterosexual como Aedos podría resistir.
Colorado de la vergüenza el chico de cabello castaño y ojos cafés oscuros separo su vista al cielo –Esta bien –susurro.
La chica de cabello negro liso con puntas onduladas unió sus dos palmas en un aplauso que llamo la atención de todo el grupo –Que lindo que ya sean todos amigos de vuelta –comento sarcásticamente –Pero ahora regresemos a lo importante, nuestro objetivo se escapó.
-¿No existe algún hechizo para rastrearla? –pregunte con duda –Creo haber leído que con un cabello suyo o sangre podríamos encontrar una forma de hacerlo –a la par que hablaba los cuatro salimos del vagón de tren.
-No tenemos nada de ella para poder buscarla –la líder giro su cabeza al interior del vagón nuevamente. Hace unos momentos ese lugar estaba transformándose en estado líquido, las paredes, el suelo y el techo se derretían para formar esferas liquidas que flotaban por el aire. Pero ahora parecía estar regresando a la normalidad –Aunque es más complejo, podríamos utilizar un hechizo para analizar su hechizo y rastrearla. Pero veo que ella es consciente de eso y desactivo su hechizo cuando escapo después de que el tren se detuviera. Seguramente intento mezclarse con la multitud nuevamente.
Dejando su mundo de fantasía de lado Aedos rompió el silencio –Si me dan un momento creo que puedo encontrarla.
-Pero si solo puedes rastrear humanos ¿Cómo lo harás? –quise saber recordando lo que me explico Ciceron antes de entrar al tren.
Mi compañero con cuatro círculos negros tatuados de forma horizontal debajo de su ojo izquierdo me observo muy molesto, como si yo le tomara el pelo cuando justamente ese no era el caso –Justamente por eso –contesto él como si fuera eso.
Formando un puño con su mano la bruja golpeo su palma como si se le prendiera el foco – ¡Cierto! –agrego ella comprendiendo por fin algo que se escapaba de la comprensión de Ciceron y de mí.
-Hare lo mismo que hice para rastrearla la primera vez, estamos rodeados de humanos y ella es la única persona núcleo. Su olor distinto la diferencia del resto, será como seguir un camino hecho de hielo en un desierto.
Mi boca se abrió en grande al comprenderlo todo, me sentía como un idiota al escucharlo decir ese ejemplo tan extraño y especifico, pero creo que es lo que me merecía. Al menos no era el único en esa situación, ya que Ciceron reacciono de una forma muy similar a la mía, ambos intercambiamos miradas acompañadas de una sonrisa tonta.
Colocándose a la cabeza del grupo el vampiro comenzó a mover su nariz similar a un perro para rastrear el único aroma diferente a todo el resto, el daba lentos pasos hacia la salida de la estación cuando repentinamente levanto su cabeza –La tengo, esa hija de perra será nuestra –dijo comenzando a caminar mucho más rápido. Maricruz fácilmente igualo su velocidad, y, como antes, Ciceron y yo nos quedamos muy por detrás.
Al acercarnos a las escaleras para regresar a la superficie cada vez podían escucharse más a las gotas de lluvia caer al suelo y los truenos de las nubes grises chocando en el cielo. Sin perder tiempo me puse la capucha de mi campera para evitar mojarme, aunque sea un poco, el suelo estaba totalmente mojado, por lo que tenía que pisar fuerte para evitar resbalarme, aunque eso salpicara agua para todos lados.
Subimos por las escaleras y llegamos a otra parte de la ciudad, aun con el horrible clima podían verse muchísimas personas abrigadas y con paraguas caminando por las veredas y las calles llenas de autos y transportes públicos. Ignorando por completo todo eso, Aedos se abrió paso entre las personas siguiendo el rastro de nuestro objetivo, él intentaba esquivar algunas personas, pero a las demás simplemente las empujaba al igual que Maricruz hacía con todos los que se topaba. Mientras tanto, mi compañera y yo íbamos por detrás por el camino que nuestros brutos compañeros abrían delante de nosotros.
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Editado: 12.02.2022