Mi vista se quedó clavada por unos largos segundos en Emma, no sabía cómo reaccionar ante esto. Ella se limitó a mostrar una tonta sonrisa por lo que era yo quien debía dar el primer paso. –Entonces dime ¿qué haces en la puerta de mi casa a las 6 de la mañana?
–Es porque hoy es nuestro primer día de clases –respondió como si fuera algo muy obvio.
–Es "mi" primer día de clases –recalqué poniéndole énfasis en el Mí y profundizando mi mirada en ella, solo que ahora frunciendo un poco el ceño.
Ella pareció pensar por uno momento. –Ahora será el nuestro –contestó remarcando el Nuestro–. La verdad es que eres nuevo en esto de OCCI y las Irregularidades, por ese motivo la Comandante me dijo que te supervise de cerca ya que soy más veterana –explicaba mi nueva compañera de la Iniciativa Oblivion.
–Pero...
Antes de que pudiera hablar fui interrumpido. –Si tienes cualquier duda puedes revisar el contrato que firmaste –finalizó Emma con una risa que pretendía ser tierna pero fue más molesta que otra cosa.
Me hubiera gustado insistir solo que nuestra conversación tuvo que cortarse abruptamente cuando mi mamá apareció a mis espaldas. –A quien tenemos aquí. –Por algun motivo sonaba feliz y la sospecha se transformó en curiosidad.
–Buenos días señora, soy una amiga de Mateo. Mi nombre es Emma y terminé de mudarme este fin de semana aquí a la vuelta. –Ella hizo un gesto de señalar una casa a la distancia.
Escuchar esas últimas palabras me dejó anonadado. <Espero que este mintiendo con lo de la mudanza> ella sonaba como si lo dijera muy enserio, y no llevábamos mucho tiempo juntos como para saber distinguir cuando hablaba en verdad y cuando no.
–Encantada, es todo un placer Emma –saludó mi madre besando la mejilla de mi nueva compañera–. Nunca me enteré que una de las casas aquí a la vuelta estaba a la venta, pero ya comenzaba a preocuparme mucho que Mateo no tuviera amigos.
–¡Ey! –reclamé mi presencia, ambas hablaban de mi como si yo no estuviera parado a su lado.
Haciéndose para un costado mi mamá parecía estarla invitando a pasar, y para mi desgracia ese fue el caso. –Disculpa lo descortés que es mi hijo, no sé de donde lo sacó. Puedes pasar sin vergüenza. –ofreció la mujer adulta y en vez de rechazar esa oferta la maldita de Emma aceptó–. Es muy temprano ¿ya desayunaste querida?
–Muchas gracias por la preocupación, si ya lo hice –contestó esta intrusa poniéndose cómoda en el sillón de la entrada y dejando la mochila que cargaba en su hombro a un lado.
Mientras tanto mi mamá caminó de regreso a la cocina. –Iré a terminar de preparar el desayuno, si necesitas algo por favor avísame.
En todo momento esa impostara y nueva compañera mantuvo una falsa sonrisa que mi madre pareció comprar gustosa. –Por supuesto señora.
A la par que todo esto ocurría yo me mantuve de pie a un costado de la sala, cuando ella pasó yo cerré la puerta y me quedé viéndola con los brazos cruzados. –Esto no es gracioso –dije intentando ser lo más serio que mis músculos faciales me permitían.
–Ay pero que exagerado Matu, relájate un poco más jajajajajaja. –Su intento de ser amiguera me descolocaba por completo al contrastarla con las veces anteriores que la vi, tanto asi que creo haber arrugado la boca–. Por cierto ¿qué carrera vamos a estudiar?
Pasé una mano por mi rostro. –Nomas espero que no me lo estés preguntando enserio.
–Es que nunca antes fui a la universidad, pero la Dra. Dana me escribió en la misma carrera que tú y en la misma universidad.
–¿Pero cómo supo ella todas esas cosas?
–OCCI tiene acceso a toda la información de todo el mundo –contestó con tono casual, como si no comprendiera el perturbador peso de esas palabras.
-----O-----
El colectivo se detuvo y más de la mitad de las personas que nos encontrábamos allí bajamos por la puerta trasera. En específico el autobús frenó en una terminar con un estilo arquitectónico moderno, había pilares con luces para la noche, un enorme techo en diagonal, bancos de madera que parecen recién pintados ubicados simétricamente y alrededor de unos diez negocios divididos en dos bloques de cinco separados en medio por la entrada a la universidad.
Me quedé maravillado por todo, cada uno de los estudiantes que asistían eran únicos en su tipo. Siguiendo la fila de personas con mochilas y bolsos atravesé las rejas negras corredizas para ingresar al campus de la universidad, el suelo estaba hecho de cemento y tenía rectángulos huecos de un metro de altura que funcionaban como lámparas para las noches.
Delante de mí se encontraba un gran edificio hecho de ladrillo que funcionaba como comedor. –Es fantástico, imagino que estará cerrado porque recién son las 8 de la mañana –pensaba en voz alta para mí mismo.
Pero mi fantasía no tardó en romperse. –¿No te parece un poco exagerado? –habló una voz femenina que venía siguiéndome desde que me subí al colectivo, similar a una pulga pegada.
Podía sentir como la sonrisa de fascinación en mi rostro no tardo en desvanecerse. –Explícate un poco mejor –dije bajando la cabeza y dejando salir un pesado suspiro.
Sin reparos Emma empezó a golpear su mano en mi hombro con suavidad, como si intentara darme ánimos por algún motivo. –Tranquilo Matu, sé que este tipo de lugares son muy depresivos y todo eso pero no pierdas los ánimos. Recién es nuestro primer día. Además me parece exagerado que esté el logo de la universidad por todos lados, hasta esta hecho debajo de nuestros pies.
Aprovechando que tenía la cabeza baja observé el suelo de cemento y en efecto una versión gigantesca del logo de la universidad estaba hecho allí. –De todas formas no es por eso que me desespero. –Iba a ser directo y no guárdame nada. Levanté mí vista hasta esa chica de rizos castaños claros–. Es por ti –declaré.
–Ay que malito –siguió fingiendo esa simpatía y cercanía a un punto que me desagradaba mucho–. ¿Pero porque?
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Editado: 18.07.2025