inicio...

III...

el inmenso mar, entre el tranquilo oleaje, su brillante color azul marino y el brillo que emitía de los últimos rayos del sol que golpeaba en estos antes del anochecer. antes de que el ultimo día marcado en aquella isla. perdida entre el inmenso mar que ningún mapa, rastreador o cualquier persona, barco o avión que quisiera buscarla jamás podrían hacerlo.

más conocida como una isla maldita, un mito o leyenda entre los países. donde los rituales más oscuros, los sacrificios más sangrientos y los seres más tenebrosos se presentarían, pero nadie es capaz de encontrarla.

a menos de aquellas personas.

en aquella isla rodeada por una maya eléctrica de seguridad de quien pudiera escapar. entre esas siete mansiones adornadas cada una con diferentes rosas de colores, donde los gritos, el destrozo de cosas y donde las antorchas eran apagadas cuando una vida terminaba. en la octava casa, la casa donde los lideres estaría cuidando cada mínimo movimiento de las siete casas se encontraba aquel hombre de traje oscuro sentado en aquella silla mirando las grandes pantallas mostrando cada parte puerta de las siete casas con las antorchas encendidas.

los tacones resonando en la gran y oscura habitación vestida de blanco, acercándose a la silla del hombre uniendo sus manos.

-padre, ya falta poco

-tantos meses esperando este momento, para que lo arruinara

-esta es la última noche padre, quiere que active la orden

-hazlo_ acercándose a la pared moviendo uno de los cuadros donde dejaba ver una palanca la cual activo marcándose las luces de cada casa de un color blanco.

quedando de nuevo alado del hombre comenzaron a ver más movimiento dentro de las casas, y apenas el sol se ocultó dejando de iluminar los árboles frondosos y los techos de estas casas las antorchas fueron apagándose. cambiando el color de las luces blancas por las indicadas conforme fue su pecado.

-ha llegado la hora hija_ hablo el hombre_ trae a ese bebe aquí

-como ordene padre_ camino para salir de aquella habitación.

caminando por aquel pasillo, hasta aquella habitación donde entro viendo a aquella joven quien protegía su vientre donde él bebe aun crecía en este, entre lágrimas y dolor miraba a su hermana.

-hermana...

-recuéstate, hoy es el día en que nazca tu bebe

-por favor... hermana_ se quejaba del dolor

-veo que no es necesario usar un bisturí. ya nacerá

-no le hagas nada malo a mi bebe, te lo pido... hermana, por favor..._ se acercó a donde se encontraba aquella chica para tomarla del cabello y atarla a la cama

-pudimos haber aceptado a este bebe, el siguiente lucifer en la dinastía que podría seguir gobernando esta isla. pero tenías que esperar diez años más hermana_ apretó con fuerza las cuerdas_ diez malditos años tenías que esperar y sobre todo no haberte dejado preñar por la pereza_ un grito se escuchó de la doliente chica al parto y el dolor de sus muñecas_ sabes el peligro en que nos estas poniendo, no sabemos ni siquiera que clase de pecado es realmente

-por favor hermana... no le hagas nada...

-asique vamos. puja o me harás obligarte a sacártelo

con dolor y llanto comenzo a gritar para dar la vida a su hijo, mientras la hermana vestida de blanco miraba el dolor de su hermana al gritar. cuando los llantos del bebe invadieron toda la habitación la hermana con una cobija tomo aquel bebe quien aún lloraba.

-hermana..._ la miro con desprecio_ dame a mi bebe... por favor... dámelo..._ sin decir una sola palabra solamente salió de la habitación con él bebe entre sus brazos.

regresando a la habitación de aquel hombre dejando al recién nacido en una mesa viendo las luces de las casas cada una marcada por un color.

-los nuevos pecados finalmente han despertado

-el auténtico pecado ha despertado_ menciono el hombre_ el nuevo inicio que se marcaria, por tal motivo es que debes terminar lo que comenzo hija_ extendiendo su mano le entrego una cuchilla pequeña

-padre_ se acercó tomándola

-como mi heredera hija debes cumplir tu deber, termina con mi vida y continua el linaje de las rosas malditas

- padre_ se acercó aquella chica vestida de blanco tomando aquella pequeña cuchilla

- es la tradición familia hija, asique hazlo

- así es padre_ quedando detrás del hombre solamente se acercó a este cortando su garganta de manera profunda para dejar que este comenzara a perder, poco a poco su sangre. Escuchando sus gritos ahogados por la sangre, llevando una de sus manos a su garganta tratando de detenerla. Pero, cayó al suelo dejando de luchar al perder la vida su cuerpo. La chica mirando el cuerpo de su padre ya fallecido solamente miro la cuchilla con el elixir carmesí de su padre miro al bebe el cual comenzo a llorar de nuevo, acercándose a este sujetando con fuerza la cuchilla

- tu no debes existir_ hablo en bajo alzando la cuchilla encima del bebe, sin embargo. Antes de poder dejarla caer sobre este alguien la golpeo primero haciéndola caer al suelo lanzando la cuchilla, miro a aquel hombre de ropas anaranjadas manchadas de sangre el cual tomaba entre sus brazos al recién nacido. Fijando su mirada llena de rabia hacia la chica.

- veo que finalmente has descubierto tu verdadero pecado, ira…

- no te permitiré que te atrevas a tocar a mi mujer ni a mi hijo_ sin más salió de aquella habitación con el recién nacido, levantándose quejándose del dolor miro las pantallas a donde estaba la casa donde supuestamente estaba encendidas luces anaranjadas ahora eran luces rojas. Solamente la chica pudo ver sonriendo aquel pecado

- señora_ se giró viendo a los hombres que antes servían a su padre_ podemos detenerlos_ cambio las cámaras a la ira quien huía de ese lugar con aquella chica débil entre sus brazos y el recién nacido

- no_ afirmo_ abran las rejas y dejen que se vaya

- pero… señora




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