Inmarcesible

4 - Esta vez ganaste, Alex.

¿Lo peor que había hecho en toda mi vida? fue huir. Nunca debía huir de mis problemas, debí quedarme a enfrentarlo como la dura chica mayor que soy. Debía aceptar la triste realidad y enfrentar los problemas que día a día vivimos todos.

<<Bueno eso es lo que le hago creer a todos.>>

Habían pasado una semana desde de la pelea con mi padre, me sentía incomoda con Sam que siempre llevaba una de su conquista a su casa y las tarde de mi analizar y observaba personas desconocidas en la cafetería se me estaban complicando porque no tenía mi laptop y el dinero ya se me estaba acabando. Todos mis útiles escolares estaban en mi casa y me costaba seguir el ritmo en las clases por eso.

Abrí la puerta de la casa y pase directo hasta mi habitación, vi que tenía la puerta y la lance de un portazo. Me acosté en mi dulce cama y cerré mis ojos para descansar un poco aunque la tranquilidad duro por unos minutos.

—Inanna necesito que me ayudes en algo.—contesto mi hermana de nueve años tras la puerta.

Fruncí el ceño molesta y encendí la radio para apaciguar su voz, pero ella seguía tocando la puerta fuertemente.

—¡Lárgate!—le grite ya irritada.

—¡Papá viene hoy y necesito que me ayude con la maleta!—perfecto, mi día se volvía más hermoso.

La ignore como siempre hasta que se cansó de tocar y se largó. Me senté en la cama con la laptop en mi regazo poniéndome al día con mis deberes cuando me llego una solicitud en Facebook. Entre a la página cuando vi quién me la había enviado.

El señorito de Cameron conocido como alias "El chico que juega Candy Crush" me la había enviado. La acepte y volví a mi deberes cuando no había pasado un minuto y ya tenía un mensaje de él.

Cameron C.: ¿Tan mal te trate la última vez, que vuelves a ignorarme?

Bueno después de leer la nota en aquella noche fingí como siempre que él no existía, porque no sabía cómo comportarme cuando él estaba cerca. Aunque eso me dolió más a mí que a él. No saben cuánto me costó aguantar mis impulsos de poner en práctica con él los ejercicios.

Por su estúpida sonrisa que no dejaba de sonreírme cada vez que lo miraba en la cafetería. Si, el chico trabajaba ahí y ahora era él, quién atendía mis pedidos. Siempre traía un pedido diferente del que yo le pedía para llamar mi atención, pero lo ignoraba.

Cameron C.: En visto para el colmo.

Inanna Lynn: No sea dramático... Y no, no me trataste mal. Si no peor.

Cameron C.: ¡PEOR!... Explícate porque yo solo quería cambiar tu rutina fea de magdalena con café.

Inanna Lynn: ¡No es nada fea mi rutina! Yo la adoro y gracias por arruinarla ya ni pienso volver a ir.

Cameron C.: Ya nos veremos mañana, esas palabras ni te lo crees tú misma. El platillo de mañana será waffles con helado de vainilla.

Estaba a punto de escribirle lo contrario cuando tocaron la puerta dramáticamente.

—¡Inanna bájale volumen y mueve tu trasero que nos vamos!—el grito de mi padre me dejo aturdía por un momento. Deje la laptop a un lado y me quede mirando la puerta.—¡No escuchaste que nos vamos y muévete ya!

Me dirige a la puerta molesta dispuesta a reclamar. Cuando note algo raro en mi habitación que no lo había notado por estar cabreada. Mi armario estaba abierto y le faltaba ropa, la maleta de viajar no estaba en el fondo y solo significaba una sola cosa.

—¡Inanna no me hagas que tire la puerta abajo si no sales de una vez!

Me lleve la mano a la cabeza pensando una mejor solución, pero no había. No podía tirarme del segundo piso por la ventana. Tampoco salir huyendo porque me bloquearía las cuentas.

Perfecto, agarre mi laptop, cargado y mi teléfono. Abrí la puerta demostrándole que estaba tranquila aunque por dentro era otro cuento mientras lo observaba.

Si ya para este punto notan que digo mucho "PERFECTO" y es mi forma de entrar en cabreo en segundos.

—Esta vez ganaste, Alex. Solo esta vez.—pase por su lado molesta quitándole mi maleta de la mano y dirigiéndome a su jeep que estaba estacionado frente de la casa.

Mamá estaba despidiéndose de Franyelys llorando como maría magdalena, hizo un además de acercarse y la fulmine con la mirada.

—Cuídense las dos.—dijo llorando, pero la ignore.

—No te preocupes mamá si le da su ataque, yo le doy con un palo por la cabeza.—otra con el carácter de mierda de mi padre.

—Déjate de ridiculeces mocosa, porque en un abrir y cerrar de ojos, estarás rondado por la carretera si me llegas a tocar.—le advertir subiéndome al jeep.

—No me asustan tus amenazas.—me provoco.

—No me busque, porque lo hare con el auto andando.—saque mis audífonos cuando ella comenzó a gritarme como loca y mamá la tranquilizaba.

Cuando Franyelys tenía siete años y papá nos había llevado a la fuerza a su preciada mansión en auto. Franyelys se había metido conmigo en todo el camino y como yo no tengo paciencia para esa mocosa le di un susto de su vida y mi padre en ese momento creyó que esa vez si me estaba volviéndome loca y me tuvo miedo por primera vez en años.

<<Que lastima que el hechizo duro poco.>>

Las dos estábamos sentada en los puestos traseros y yo estaba escuchando música como siempre cuando ella vino y me jalo los audífonos una y otra vez, por casi una hora. Conté hasta diez como siempre había practicado en mis ejercicios, pero no funciono.

Sin darme cuenta abrir la puerta del auto y agarre a Franyelys por los hombros empujándola poco a poco hacia la puerta. Claro el auto estaba andando y cuando mi padre se percató, había frenado fuertemente que nos sacudió y pegue la frente contra el cojín trasero y Franyelys ya no lo tenía en mis manos. Ya estaba en los brazos de mi padre que no dejaba de llorar.

Ese día me gane unos cinco meses en psiquiatría y un castigo severo. Solo la quería asustar, ni que fuera a lanzar a mi hermana del auto. Nunca me lo hubiera permitido, solo la quería asustar y lo conseguí. Desde ese día no volvió a meterse conmigo.




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