Inmarcesible

12 - Una nueva etapa

Una sonrisa no me ha dolido tanto, como la que hago ahora para que no se entere de lo gran rota que estoy por dentro en esto momento.

—Hola, mi nombre es Inanna y llevo 2 años, con tres meses y cinco días que estoy sobria, con ningún tipo de droga o bebida en mi sistema.

Por primera vez en esto dos años, pude levantarme de aquella silla y abrir la boca, siempre venia los lunes y me quedaba sentada pero hoy… Hoy decidí hablar.

Las cincos personas que estábamos en círculos me miraron expectante y sonriéndome con ánimo y dándome apoyo.

—Hola Inanna, ¡Felicidades!—hablaron todos en unánime.

Mire mis manos porque ahora me tocaba dar el paso que más miedo me daba y que muchos también le costaban.

—He, siempre postergaba esta citas y era por miedo a ser juzgada…—me detuve mirando a Rafael que me miraba dándome ánimos desde su asiento.

—Vamos, tú puedes Inanna. ¿Cuéntanos porque está aquí?

—Mi problema de bebida se descontrolo desde que tengo quince, ya consumía mucho, ya estaba hecho una adicta, es decir, bebía por la mañana, bebía al mediodía, bebía por la tarde y por la noche, y todos los días. He recurrido a las drogas, por supuesto, me la hacía al final de la noche, para desaparecer aquel dolor que me causo mi padre.

—¿Qué te llevó a consumir de esa forma Inanna? —Rafael me da un apretón en el hombro al ver cómo me quedo en silencio.

Trago fuerte antes de deshacer el nudo que se me forma en la garganta.

—La falta de cariño o sentirme que no vine a este mundo solo por error, cuando mis padres se separaron, entre en varias depresiones. Sentía que era un estorbo en la familia, mi madre nunca me prestaba atención, mi padre estaba formando una nueva familia. No tenía nadie que se preocupara por si comía o dormir bien… Entonces me aferre a la bebida “Como excusá”, por si había un regaño o de partes de ellos, pero nada hubo. Solo estorbo y rechazo, y desde ese momento, el consumo fue en exceso…Y si estoy aquí es porque quise cambiar, no quiero emborracharme hasta perder la memoria y despertar en lugares desconocido.—una lagrima salió de mí y me la limpie rápido tragándome el dolor que sentía en ese momento.—Y como he deseado volver y más si todo es todo días me están volviendo loca…

—No te preocupes Inanna, todos algunas veces hemos querido volver.—hablo el señor de la tercera edad que estaba a mi lado.

Creo que se llamaba Ali, era un hombre de cincuenta y cinco años y había perdido a su familia por la bebida. Cuando llegue aquí, él era el que más hablaba y contaba su triste historia, dándonos ánimos. Pero yo no era buena para escuchar o seguir órdenes que digamos.

Siempre me costaba levantarme de esta silla o decir algo que a nadie más le importaría, pero mi yo drogadicta y borracha se negaba a que la juzgaran una vez que hablara. Además no sabía que era un grupo de apoyo hasta que mi caso fue pasado a Rafael y él se encargó de siempre insistir a que viniera y todo eso.

Recuerdo que la primera vez que lo vi, fue en un bar. Yo no estaba en posición de comprar licor cuando vi un hombre mirando un vaso de whisky con odio. Como si el pobre alcohol fuera el culpable de todas sus desgracias.

<<Y si lo fue, en su momento.>>

—Siempre me gusta mirar al diablo a los ojos.—susurro él todavía mirando el vaso, mientras que yo ignoraba que él estaba ahí.

Pedí mi trago mientras que revisaba mi teléfono, ignorando las llamadas de mi madre como siempre. Esa noche quise salir de fiesta con Sam, porque unas horas antes había tenido una pelea con mi padre, me había enterado que me iba a mandar a un reformatorio para personas como “Ósea locas”, así que necesitaba mucho alcohol en el sistema para olvidar la discusión que me llevo a que casi destruyera toda la casa cuando el TEI salía a la luz.

Trastorno Explosivo Intermitente, me lo habían detectado desde el día que lanzo a mi hermana del auto andando.

—Es como un gran desafío, piensa que él tiene la culpa por presentarte la tentación siempre. Pero la realidad es que nosotros mismo decidimos tomar la tentación.—él siguió hablando como si me conociera.

Pero la realidad es que ni siquiera sabía quién era. Así que tome mi trago y arrugue la frente molesta mirándolo de arriba abajo. Vestía normal y no se veía como una mala persona.

Pero yo no era la que le gustaran las personas, para entablar la conversación.

—La tentación siempre estuve frente de ti, el diablo solo te dio un empujoncito.—hable mirándolo, quito su mirada del vaso y la coloco en mí. Donde mire sus ojos café y me regalo una media sonrisa.—Así fue con Eva, desde el comienzo y así será con nosotros hasta el fin.

—De eso está equivocada.—volteo el vaso de whisky con un solo golpe no agresivo, como si fuera un niño pequeño que no quería comer lo que ponían al frente. El Bartender se molestó y limpio el desastre que hizo.—El diablo sabía que Dios había prohíbo algo, pero no sabía que. Eva solo le dio la respuesta y el tomo la oportunidad que se le presento… Porque crees que el diablo presenta la tentación miles de veces, porque nosotros mismo le decimos nuestra debilidad.

Se levantó de la silla y coloco unos billetes en la barra, yo lo mire dudosa pero hable antes de que se fuera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.