—¡Me emociona mucho que por fin este interactuando!—me chillo Tyler muy feliz señalándome con un lápiz, cuando le entregue una parte de los ejercicios que tenía guardado y no iba a pensar hacerlo.
Pero ya lo había hecho con Cameron y no podía echarme para atrás.
—Sí, alguien me saco de mi casilla y bueno...—me reí al recordar la escena que le monte a Cameron en aquella avenida.—No podía pasa esa oportunidad.
—Pobre chico o chica.—negó divertidamente con la cabeza sin borrar la sonrisa de su rostro.—Me alegra que lo hayas intentado, porque eres muy buena y no me gustaría perderte como alumna.
Tyler siguió hablando y hablando de cosas muy interesando de la clases y solo por eso prestaba atención. Ya había pasado una semana desde aquel accidente en medio de la lluvia, después de salir del grupo de apoyo Alcohólicos Anónimos las cosas se complicaron un poco y más con Daniel.
Ya que ayer saliendo de mi consulta con Daniel, le conté que daría un gran paso en mi vida. No lo tome bien pero tampoco mal.
Aunque Cameron fue muy paciente conmigo y siempre estaba al pendiente de mí en lo que fuera. Tuve que llamarlo hoy temprano saliendo de la casa de Sam para decirle que aceptaba vivir con él solo con aquella condición de que yo le pagaría la renta. Estaba muy emocionado que me dijo que me iba a presentar a su mejor amigo que hasta se me olvido el nombre.
Soy mala para los nombres y además también estaba pensando en que después de clases tenía una entrevista de trabajo en un restaurante no muy lejos. Además tenía pausada en pedirle a Cameron que fuero conmigo a la parrillada, me daba miedo que se enterara de cosas que no debía enterarse.
<<Creo que iremos sola esta vez.>>
De eso no lo dudaba amiga.
La residencia donde Cameron vivían no quedaba muy lejos de mi universidad y siendo sincero me gustaría que Cameron no estudiara en una universidad privada.
Si, lo había descubierto aquella noche cuando me puse averiguar entre sus cosas y vi que estaba estudiando arquitectura, tenía una bella maqueta hecha con madera de una casa moderna. Y todo era por una beca, me imaginaba que debía estudiar mucho para mantenerla.
Además cuando Cameron comenzó a explicarme, solo deje de escuchar cuando dijo: casa moderna. Es que habla muchísimos y comenzó a explicarme un pocotón de cosas que no entendía que me hacían gracias las formas que de sus rasgos cambiaba cada vez que me decía algo.
Pero es que todo eso lo soporte por él, y seguiría así.
Las clases terminaron y me reuní una hora después con Sam frente de la universidad, íbamos caminando las dos con nuestros estilo de <<Ni te moleste en acercaste>>
—Tate es un buen tío y no te dejes intimidad.—me dijo Sam mientras caminábamos hacia mi entrevista de trabajo.
Tate es una de sus conquistas que ella voluntariamente "se sacrificó" antes de tiempo para que me dieran el trabajo. Casi la mate cuando me lo conto.
—Si ya ni eso podre gozar, porque ya tu hiciste el trabajo sucio.—me lleve la manos a la sudadera para no estrangularla.
—Deberías darme las gracias Tate es bueno en esa cosa y...—se cayó de golpe con una sonrisita en la cara.
Ya yo sabía lo que significaba esa sonrisa y negué rotundamente.
—¡No! Ni se te ocurra móntatelo en la oficina.—le advertid, pero ella me ignoro y siguió con aquella sonrisa.
—Después de que te diga que sí, tú te vas a recoger tú cosas y yo me quedo a echar mis polvos.
—¿Sam en serio no estás enferma?
—¿Por qué siempre dices eso? si sabes que no.
—Porque lo parece. Nunca para de echar polvo a cada rato y pareciera como si estuvieras necesitada o... ¿fue el sapo que abriste que te traumo tanto que ahora no dejas de echar polvo?—eso logro que borrara la sonrisa que tenía y colocara una de asco.
— ¡La que está enferma aquí eres tú!—me chillo todavía con la cara de asco, sacudiendo la cabeza como intentado borrar aquellos recuerdo y eso me dio risa.
—Por cierto me invitaron a una parrillada ¿Te apuntas?
—Claro, donde haya bebidas gratis ahí me apunto siempre. —solté una pequeña risita negando de las locuras de mi amiga.
<<Si ella supiera>>
Llevaba un buen rato burlándome de ella hasta que llegamos al restaurante. El lugar era muy cómodo y bello, era muy concurrido por turista o la gente del pueblo, el lugar se divida de dos forma. En una de las sala se servían la comida y en la otra era tipo bar o que se yo. Lo primero que hice al pisar ese lugar fue ver a Tate, el tipo infundía miedo que jode con aquellos músculos y cara de póker. No era feo para nada, pero tuve que mirar a mi amiga un segundo y después volverlo a mira a él.
—¿Cómo rayos aguantas una embestida de él?—exclame susurrándole a mi amiga que se puso colorada en ese momento cuando Tate se nos acercó.
Ese hombre era como un gorila sexy que te partiría en dos con una sola agarrada.
<<Inanna que cosas piensas.>>
Pero es la verdad, no entendía como mi amiga seguía caminando si el tipo era demasiado grande como uno de esas personas boxeadores con demasiados esteroides.
Sam me ignoro como siempre y solo se enfrasco cuando Tate se nos acercó a saludarnos. Lo bueno de todo aquel rato sintiéndome un poco incomoda con aquellas dos personas que no dejaban de insinuarse era que Tate me había dado el trabajo pero para trabajar en la barra sirviendo trago algunos días por la noche y lo malo es que tuve que salir huyendo del lugar cuando Sam comenzó a coquetear a flor abierta y al cerrar la puerta ella ya se había lanzado sobre Tate.
Que enferma esta.
Camine las dos horas hasta mi casa para recoger mis cosas, solo la que yo veía necesario. No iba a llevarme recuerdo, ni nada de eso. Daniel me había dado un consejo y era que si debía forma mi nueva vida, debía de dejar el pasado atrás. Gracias a Dios, nadie estaba en casa y pude preparar mis maletas.