Inmarcesible

14- Deberías tirártelo.

—¿Ha visto a Tate?—Sam no dejaba de preguntármelo cada dos segundo desde que comenzó mi turno. Llevaba más de dos horas y yo fingía que no estaba ahí, pero era difícil porque a cada nada volvía a insistir.

—¡Ya!—estalle molesta entregándole su whisky y ella me sonrió divertidamente llevándose el vaso a los labios.—Esta en la zona de comida y solo viene cuando necesito ayuda cuando la barra se pone full.

Ella le da dos toquecito a la barra muy feliz y me lanza un beso levantándose del taburete.

—¡Gracias, te adoro!—me grito por encima de la música cuando se iba.

Esta zona era muy escandalosa y eso que yo odiaba el ruido, pero que más podía hacer. Se trabajar mejor que repartiendo plato y atendiendo órdenes y hablarle al cocinero. Al menos aquí solo le entregaba lo que pedían algunos clientes y no respondía a sus insinuaciones.

<<Además era un gran desafío para mi estar aquí mirando a mi enemigo número uno. >>

Ya era más de la diez cuando el lugar comenzó a llenarse y la música comenzó a sonar a un ritmo que la gente pudiera bailar y disfrutar en la pista. La barra se llenaba muy rápido con persona sedienta al alcohol y morboso que no dejaban de lanzarme cualquier piropo cuando tenían la oportunidad. Tate no había aparecido por ningún rato desde que Sam llego y ya me imaginaba donde deberían estar.

Todavía me hago la misma pregunta desde que lo vi en la mañana, ¿Cómo rayos mi amiga, la flaca que tiene un cuerpo muy voluminoso aguanta a ese gorila en la embestida? No quise dañarme más la cabeza cuando vi a Sam que venía caminando con una espléndida sonrisa y camina un poco mal.

¡¿Esa mujer estaba mal de la cabeza?!

—¡Dios! no puedo caminar.—sonrió dejándose caer en el taburete de la esquina y yo negué divertidamente entregándole otro whisky.

—Si te acabo de ver caminando o ¿es que venias arrastrada por un fantasma?

—¡Cállate Ina!—me chito poniéndose colorada. Bueno sus mejillas ya estaban más colorada que antes.— ¡Tu no sabe lo que se siente tener a ese hombre adentro y….—deje de escuchar cuando comenzó a contarme que estaban en la oficina de Tate y bueno, comenzó la acción que no quise escuchar.

Sam estaba enferma aunque ella dijera que no. Una persona que piense en solo sexo todo el día, eso no es normal. Solo me he dignado como buena amiga en ayudarla a que recapacite en todo lo que hace que no es sano para ella. ¿Pero cómo una persona dañada puede aconsejar a otra que esta de igual de daña que tú? Por eso solo, nunca meto presión en su vida o lo que se refiere a esto tema.

Mi turno termino antes de lo previsto y deje a Sam con Tate que siguieran en lo suyo. Yo solo me agarre fuerte de mi sudadera antes de salir de aquella zona, la residencia no quedaba para nada lejos si caminaba sola con solo música en el fondo y la luna siendo tu única compañía.

Todo estaba silencioso y lo único que se escuchaban eran mis pisada y la música que tenía en los auriculares que solo estaban enganchados sobre mi hombro. No pensaba colocármelo y camina solar a estas horas como si yo fuera la mujer invencible, no estaba tan loca que digamos. Tenía un hambre de loco que solo lo podía calmar con aquella hamburguesa que había comprado temprano antes de ir a trabajar, la saque de mi pequeño bolso y comencé a comer, mientras caminaba a la residencia.

Quince minutos después estaba subiendo el ascensor revisando mi celular, tenía muchas llamadas pérdidas de mis padres que no pensaba responder. Y antes que la puerta se abriera se escuchaba un sonido infernal que me aturdió en ese instante.

Genial.

Uno de los vecinos tenía una fiesta.

Solo saque la pequeña llave y camine hasta la puerta que daba el piso de Cameron. Ya estaba a punto de abrir la puerta, cuando la maldita voz de la rubia me asusto.

—¡Hola!—me grito prácticamente muy feliz.

Yo puse mi cara de molesta en ese instante y me coloque los auriculares muy rápido para no escucharla hablar. Había escuchado risita, así que no estaba sola como yo había dicho temprano.

Abrí la puerta ignorándola a ella y sus amiguitas fresa, al entra vi que Cameron y Justin estaba sentado en el sofá de la sala viendo una película. Me quite los audífonos y me deje guiar hasta quedar sentada alado de Cameron que me recibió con un abrazo y una bella sonrisa.

—Creo que no me voy acostumbrar a tus esplendidos vecinos.—me queje con sarcasmo. Todavía se escuchaba la música.

—Tu solo ignorarlo, al cabo de entre un rato le dan sueño.—respondió Justin llevándose algo a la boca.

—Ah, hola… No me había dado cuenta que existía, creí que Cameron estaba solo.—me quite la sudadera mientras que Cameron se partía de risa a mi lado como si no aguantara las ganas.

—Ja, ja y ja.—contesto el matándome con los ojos.—Muy graciosa, he.

—Ella para nada es graciosa.—contesto Cameron con una sonrisita todavía.

Me deshice de la cola que apretaba mi pelo porque ya me dolía la cabeza. Cameron se había inclinado a la mesita del centro, donde había una caja de pizza y me dio un pedazo pero yo negué. El frunció el ceño disgustado y tuve que agarrar para que no se molestara.




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