Inmarcesible

16 —Does it still hurt?, No longer

Me sentía del asco, me dolía la cabeza, el cuerpo y el alma. Estábamos a principio de octubre y mi cuerpo lo sabía perfectamente, no hacía falta mirar el calendario para que mi cuerpo ya comenzara a odiarme como todo esto nueve años.

Escuche gritos afuera y no me inmute en levantarme, solo me aferre a mi manta y volví a cerrar los ojos. Ya habían pasado una semana desde que Cameron y yo saltamos del aquel risco, nuestra relación se volvió más íntima a nivel personal. Cada noche me esperaba frente del local donde trabajo para acompañarme a casa y los dos compartíamos varias historias que nos hacían reír mucho.

Me costaba soltar conversación pero Cameron siempre encontraba las palabras necesarias para arrancármela a la fuerza. A Justin no le hablaba solo fingía como con todo, que él nunca estaba ahí.

He ido a terapia, y a club de alcohólicos anónimos. Suspendieron la parrillada porque había tiempo de tormentas, así que será para esta semana. Es como si el destino quisiera que no fuera sola.

—¡Me vale que este durmiendo!—se oyó el grito de Sam y eso no me gusto para nada.— ¡Tengo que sacarla de esa puta cama o si no, no volverá a levantarse!

Si, ella siempre hacia lo mismo cada año y eso a mí molestaba. Ella no entendía que yo solo quería dormir y echarme a llorar hasta quedar seca como una esponja del mar cuando es sacada del agua.

Los gritos se escucharon más cerca hasta que la puerta de mi habitación se abrió de par en par bruscamente. Sam entro a volada quitándome la sabana y yo reproche, mientras Cameron la fulminaba desde la puerta.

—¡Vamos, levante!—me exigió preocupada y yo negué.— ¡Inanna si no te levantas de una vez, le contare a Cameron el motivo de por qué estoy aquí!

Ok. Eso sí me despertó para mirarla mal.

—Te odio.—le gruñí.

Ella como siempre busco mi ropa y comenzó a sacarme la ropa del día.

—Me lo agradecerá cuando te despierte un día de esto mejor y no te encuentre en una cama llorando como una loca.—Cameron intento acercase a mí y mi amiga se dio cuenta.— Aléjate de ella—le advirtió alejándolo de mi como si yo tuviera una peste o algo así.

—¿Pero qué…?—pregunto él confundido buscando respuesta, pero yo solo esquive su mirada y me encerré de nuevo en mi caparazón.

¡Maldito Alex, por dáñame tanto en este día!

—Se va a quedar conmigo todo el mes y después será toda tuya otra vez.—le informo ella echándolo afuera de la habitación. Mientras que yo buscaba la ropa que ella me había sacado.

Me cambie con ella mirándome y recogiendo lo que iba hacer adecuado solo por este mes. Mi celular se quedó junto con mi laptop y me largue con Sam de aquel piso.

Este mes siempre me pone al toque, y todavía no he podido sobre llevarlo desde que tengo diez. Sam es la única que conoce mis faceta y sabe cómo me pongo cada vez que alguien intenta acercase a mí, es como si ya fuera quedado marcada con aquel trauma. Nunca he estado en el cumpleaños de mi hermana porque es como revivir cada pesadilla todo el mes en cada puto año, nunca he sido capaz de felicitarla o verla a la cara todo el mes de octubre.

No dejo que nadie, absolutamente nadie se me acerque y me haga reír. Cada mes de cada año Sam fue la única que estuvo a mi lado apoyándome y aguantándome, sin hablar o sin preguntar. Solo se limitó aguantar mis berrinches y gritos, nunca le hablado de nada. Pero la última vez que estaba en una de mis facetas y su primo llego de repente a su casa y quiso tocarme, no termino bien que digamos. Y eso que solo estaba sentada viendo televisión y comiendo galleta que la mamá de Sam nos había dejado antes de irse con su esposo a vete tu saber.

—¿Cuándo lo superara?—pregunto de repente entrando a su casa.

—No sé, cuando deje de doler.—me deje caer en el sofá y cerré los ojos.

—Nada de peleas, nada de salir de casa, nada de tatuaje, nada de alcohol y nada de llamadas telefónica.—advirtió entregándome una taza de chocolate que recibí.—Quiero mantenerte neutra hasta que este puto mes acabe y no poder aguantar tus gritos otra vez.

Se dejó caer a mi lado y encendió la tele como todos los meses, buscando algo bueno que ver.

—¿Tú crees que Cameron piensa que ya estoy loca?—pregunto mirando la taza de chocolate caliente.

—No, pero si lo piensa ya sabe que le gustan las locas mentales.

—Creo que solo piensa que tengo demonios, que no me dejan avanzar.

—¿Y tú qué piensa? ¿Lo tienes?

—Ya no sé si estoy loca o tengo demonios. Solo sé que duele cada mes y eso me está matando.

—Ina, tu no está loca y muchos menos tienes demonios. Solo que estamos dañada y necesitamos un poco de ayuda y tú lo está logrando con Cameron, y me vale mil etaria de mierda lo que te haya dicho el loquero.

Era la primera vez que le contaba algo a Sam sombre Daniel, y sé que a ella no le gusto su respuesta.

—¿Cómo así?—ella apago la tele para verme.

—Te has abierto con él de una manera que ni conmigo lo has hecho y eso que somos mejores amigas desde hace años. Te veo reír con él y hasta hablar más de lo que haces conmigo. Seguiste estudiando porque él llego a tu vida y te dio un giro que te tomo por sorpresa, porque si él no estuviera en tu vida ahora mismo hubieras abandonado los estudios y estuvieras viviendo que se yo bajo un puente pudriéndote como una mierda.—me agarra la mano y ahí comience a llorar a soltar todo lo que tenía guardado todo lo de esta mañana.




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