Llegue al piso frustrada, pensando como ahora me iba a quitar a ese chico raro de encima. No sé qué se traía conmigo pero nada bueno pensaba. Lo vi en su miraba como me miraba de pies a cabeza, buscando algo en mi como si yo fuera algo muy especial o el maldito billete de lotería ganador.
Prepare algo de comer y volví a costarme, no tenía por qué gastar mi tiempo con enfermo mentales.
<<Que estúpido ¿no?>>
Yo llamando enfermo mentales a otros cuando la de traumas aquí soy yo
Cerré los ojos por un momento cuando la alarma sonó avisando que ya eran las ochos. En qué momento paso tan rápido la hora. Solo agarre mi chamara negra y me lo puse por encima de mi franelilla de tiritos. No pensaba cambiarme y mucho menos maquillarme, solo guarde las llaves con mi celular y baje por el ascensor.
Ya abajo me estaba esperando Sam con Tate que estaban muy meloso, me imagino que no llevaban ni cinco minutos de llegar y ya se estaban comiendo a besos.
—¡Si quiere vuelvo a subir y espero una hora para que terminen lo suyo!—grite por la ventanilla asustándolo de golpe que me hizo retroceder de risa.
—¡Maldita loca!—me chillo Sam llevándose una mano al pecho por el susto.
—A mí también me da alegría verte.—le lance un beso antes de subirme a los asiento traseros.—Hola Tate.
—Hola Inanna, para la próxima habla y no grites por favor.—me fulmino con la mirada antes de dedicarle una sonrisa estúpida a mi amiga.
—Es lo mismo que me dice ella cada vez que uno de… ¡Aush!—me lleve la mano a la frente cuando Sam me dio con su cartera para que me callara.—¡Esta loca, esa maldita cartera tuya tiene un ladrillo adentro y pudiste romperme la cabeza!
—¡Bueno para ver si aprendes a cerrar la boca de una vez en esto temas!—me regaño alzando de nuevo la cartera.— Todo esto años te mantienes callada y ahora es que habla más de la cuentas.
—Reclámale a Cameron no a mi.—le voltee los ojos mientras volvía a sacar mi celular.—Ese chico habla más que un Loro que termino pegándome la maña.
—Lo notare para cuando lo vea.
Y sin más en todo el camino la que termino hablando fue Sam y eso fue porque Tate toco un tema muy estúpido que termino que ella comenzara a parlotea sin sentidos. Hasta que llegamos al concierto.
El estadio era demasiado muy grande estaba repleto por dentro de personas loca y fanática de Dua, se podía observar por las pantallas grandes que también estaban instalada en las paredes. A fuera había todavía más personas haciendo fila para entrar. Había mucha, pero mucha gente por todos lados, tanto así que en un momento de caminar un chico tropezó conmigo que casi termino echándome su cerveza encima. Tuve que respirar mucho para no darle un golpe y mandarlo al suelo de una vez.
Hicimos la fila como se debía con identificación falsa porque el concierto estaba permitido para persona de mayores de veintiún años. Pasamos por seguridad después de estar una o dos horas en la inmensa fila de boletos, me compre algo de beber ya adentro y comencé a seguir a los tortolos que iban agarrado de la mano. Mientras más avanzaba la música se escuchaba más fuerte, había unas pantallas demasiado gigante también para las personas que no podían llegar a ver a Dua lipa en la pequeña tarima.
Le di un trago a mi coca— cola y comencé a moverme al ritmo de la música cuando Dua Lipa con Martin Garrix se subió a la tarima y comenzó a cantar su primera canción Scared To Be Lonely. Me gustaba el compás mucho el ritmo y los instrumentos que se ampliaba al tocar y cantar. A veces Sam dice que soy muy rara cuando de esto se trata, porque odio las discotecas o las músicas fuertes en público. No me molesta para nada mi cantante favorita.
Además yo nunca duro en esto sitio, cuando ya siento que estoy más pegajosa que un caramelo derretido o ya mi voz no da más para gritar o hablar. Termino haciendo puchero para lárganos. Llevamos más de dos horas saltando y cantando canciones como loca, varias pelotas playera saltaban por los aires a la hora que la personas la golpearan con las manos, había confeti y espuma de varios colores volando de un lado para el otro. Algunos chicos me pisaron y apretaron porque a diferencia de ellos yo era bajita y solo por eso uso zapato de tacón alto para esto.
Ya había perdido a los tortolos a modo de seguir moviéndome al ritmo de la música, mi cuerpo ya se sentí acalorado y estaba sudado que jode. Deje de moverme porque ya mi cuerpo estaba pidiendo descanso y algo de beber, comencé a caminar y apartar algunos borrachos cuando me movía a la casilla de bebida. Me dio casi un infarto cuando vi la madre cola de mil personas comprando solo cerveza. Me di media vuelta y volví a mi puesto a disfrutar la música y esta vez a guarda las pocas energías porque no iba hacer ninguna cola para compra una bebida.
De repente todo mi cuerpo se estremeció al oler esa fragancia tan conocida. No era igual a la que me rodeaba la gente, porque la que se olía al aire era más asquerosa, olía a colonia ligada con violín de cinco día continuó. Pero la que me estremeció y puso mi piel de gallina olía a él, a su menta fresca con su colina masculina que me pone mareada muchas veces cuando estamos juntos.
Sentí su mano sobre mi cintura, se pegó lentamente y lo deje. Deje que comenzara a repartir besos por mi cuello y su mano se metiera bajo de mi franelilla y rosara mi piel. Todo mi cuerpo se encendió como llama flameante ante su tacto.