—Inanna me sorprende de verdad.—Ty me felicitaba no solo a mi sino también a mi compañera que siempre se me olvida su nombre.
Ya había pasado unas dos semanas que me volví a reintegrar a las clases, le pedí a ella que si podía venir después de clases a terminar el proyecto. No le dije nada de mi embarazo y lo peligroso que estaba, solo Cameron y yo éramos los únicos que lo sabíamos. Ah, y el idiota de Justin que cuando intento irritarme Cameron se lo dijo contándole todo.
Y bueno nuestras relación se volvió un poco melosa, porque Cameron me prohibía muchas cosas y hasta me dijo que parara los estudios pero le dije que no. Yo necesitaba graduarme aun así, me arriesgara con mi embarazo no lo iba a dejar, estaba luchando por los tres y si eso implicaba no estresarme por estupideces y dejarlo solo en manos de Cameron lo iba hacer. Ya que Cameron solo le faltaba la graduación, su proyecto de vida ya lo tenía más que ganado, pero yo… la chica que ni siquiera tenía proyecto de vida lo tenía que elaborar y planear con cautela por los gemelos que venían en camino.
Además le había contado la nueva noticia a Daniel y estaba muy feliz por mí, para aún era un poco asimilar que estaba embaraza. Ya que me tomo un año trabajar conmigo y debía seguir trabajando, por eso estoy siguiendo todo el tratamiento al pie. Yo solo quería vivir normal y tranquilamente, por una vez en toda mi vida.
Yo nunca me preocupaba del día de mañana ni del día de hoy, con tal que no me fastidiara la vida yo estaba feliz. Pero ahora, ahora que veo la vida diferente. Y sumándole a lo que vienen no solo uno sino dos en camino tenía que medir bien mis pasos y eso implicaba dejar el trabajo que tenía, tomar las pastillas que no perjudicaran mi embarazo y dejar el estrés y los problemas para después.
Cameron no me soltaba para nada y siempre era el que me llevaba a la universidad y me esperaba cuando salía.
Volviendo al proyecto ya la chica rara y yo lo habíamos terminado antes de la fecha y lo habíamos presentado a Ty para que calificara de una vez y así ya no volver a las clases hasta dentro de unas cuantas semanas de vacaciones y todo eso.
—Gracias enserio.—le agradecimos antes de salir del salón.
La chica rara se fue por otro lado mientras que yo caminaba a la salida donde mi novio me estaba esperando como siempre. Era pocas cosas que tenía que hacer en la universidad, y solo por eso siempre me venía a buscar.
De lejos pude ver a Sam que estaba discutiendo con su primo como siempre y solo por eso me desvié para acercarme.
—¡Te dije que no le voy a decir a Tate para que te de trabajo!—le grito Sam señalándolo con un dedo acosador que él tomo ofensivo.
—¡No sé qué problema tienes que le pida trabajo si ya la pelirroja no va trabajar! Es como si no me tuviera confianza.
—¡¿Confianza? Enserio Mathew, vienes hablar de confianza.
—Pues sí, ya te dije que he cambiado y solo quiero un poco de dinero.
Sam resoplo disgustada mientras seguían discutiendo, no podía meterme en esta cosa por mis bebes, pero si solo lo intentaba aunque sea un minuto… estuve a punto de hablar cuando unos brazos muy familiares me abrazaron por detrás posando su cabeza en mi hombro y así plantándome un beso en el cuello.
—Ni lo piense.—murmuro dándome otro beso que mando una fuerte electricidad en todo mi cuerpo.
—Solo quiero ayudar.—me encogí de hombros para seguir viendo la pelea de los primos Cooper que esta vez no dejaban de señalarse.
—¡A la mierda con lo que tú digas, solo eres una niña caprichosa malagradecida que lo único que uno tiene que hacer es cumplir tus capricho de mierda!
—¡Cuida tu lengua Mathew!
Los dos se estaban matando con la mirada a punto de entrar a golpee cuando di un paso adelante zafándome de Cameron que se quejó. Me metí en el medio y puse una mano en cada pecho para separarlos a los dos.
—Tú, allá.—señale a Mathew que no dejaba de mirar mal a su prima.—Y tú, te vienes conmigo.
—Si dale huye con la castaña.—siguió Mathew molesto dándonos la espalda para irse. Yo lo mire mal antes de ver a mi amiga que solo lo miraba mal.
—Me la vas a pagar, ya verás.—murmuro Sam molesta antes de agarrarme por el brazo y sonreírme.— Te vez linda hoy.
Sam a veces puede ser bipolar, pero ya me he acostumbrado a ella y solo puedo seguirle la corriente como siempre.
—¿Quién dijo que estoy linda?—fingir ofenderme antes de zafarme y comenzar a caminar. Ella resoplo cansada del cansancio.
—Vuelve otra vez la misma Ina de siempre… Hola Cameron.
—Hola Sam. ¿Te acercamos a tu casa?
—No, Tate viene por mí y tengo que ir a revisar la reserva del fin de semana.
Me detuve por el miedo que corrió en mis venas en ese momento y Sam lo descifro mirándome mal.
—¿No me digas que se te olvido?—me regaño, pero yo negué mintiendo.
—¿De qué me perdí?—pregunto Cameron alternando su mirada entra Sam y yo que lo confundía más.
—No se me olvido, solo que se me olvido decirte que no iré.—respondí rápido, pero a Sam no le agrado mi respuesta.