Inmarcesible

35. Perdón

—¡Vamos, abre solo quiero hablar Ina!

—Inanna Lynn no se encuentra en esto momento, por favor dejar su mensaje después del tono… Piiiii.

—¡Esto no es gracioso Inanna, sabe que estoy afuera de la puerta y no te estoy llamando por teléfono!

Mierda.

Murmure antes de mirar a todos lado y no ver nada, todos se habían adelantado a la universidad de Cameron donde hoy iba hacer su graduación y yo solo me quede porque me iba después con Sam porque necesitaba pasar por otro lado primero. Pero antes que yo pudiera salir del apartamento ya Ty mi padre biológico estaba tocando la puerta porque quería hablar conmigo y yo todavía no estaba preparada.

Además habían pasado una semana desde que le conté a Cameron toda la verdad de mis padres y decidimos que después que me graduaría nos iríamos de aquí con los gemelos muy, pero muy lejos del pasado.

—¡Ina no me hago más joven ¿sabes?!—dijo después de unos minutos más de silencio.

—En realidad la edad no te ha pegado y ya veo porque mi madre sigue enamorada de ti.—hable abriendo la puerta dándome por vencida esta vez.

Él sonrió con una sonrisa muy nerviosa antes de pasar cuando le di el visto bueno y él me siguió hasta la sala, yo me senté en un sillón pequeño y él en el grande.

—Ellie no se enamoró de mi físico, ella vio mi alma… así como Cameron vio la tuya ¿sabes?

<<Ya no lo sé, no me lo recuerde.>>

—Entonces a que has venido, porque si no lo recuerda mi novio se gradúa hoy y yo debería estar allá en esto momento apoyándolo.—Directa y corta, así se tenía que hacer desde siempre.

—Primero y principal a mí no me hablas como tú le hablas a Alex.—me regaño un poco no muy fuerte como siempre Alex lo hacía conmigo, cosa que provoco que mi corazón se encogiera un poco de vergüenza cada vez que él lo hacía.

Al único que dejaba que me corrigiera en verdad y aceptaba sus consejos, siempre fue a Ty a mi verdadero padre sin saberlo después que él se ganó mi confianza y porque desde el fondo siempre sabía que debía respeta a los mayores.

—Perdón.—murmure avergonzada porque ninguno de los dos teníamos la culpa de nada de esto.

—¿Qué he dicho de pedir perdón?

—Que no lo diga si en verdad no lo siento.—murmure esta vez levantando la mirada y encontrar su mirada con la mía.

—¿Y lo siente?—pregunto esta vez esperanzado y asentí.

—Sí.

—Bueno está bien, acepto tus lindas disculpa, pero vamos a hablar de lo que en verdad vine hija.—Escucharlo decirme por ese apelativo se sintió un poco raro y más si mi corazón latía muy rápido y me picaban las manos para correr y abrazarlo.—Ni tú, ni franyelys y ni yo tenemos la culpa de nada. Yo siempre quise que te vinieras conmigo a vivir pero ya el estúpido de Alex te había presentado a toda la sociedad como su hija y más si Ellie solo quería protegerte de nuestro enemigo.

Sus ojos se cristalizaron un poco antes de poner su mirada a cualquier otra parte que no fuera yo.

—¡¿Y por qué nunca me lo explicaron después del divorcio o porque nunca te presentaste en mi vida si no después de cuatro años después?!—reclame estaba vez furiosa.

—Porque era una cosa que te iba a traumar o confundir y yo no quería eso, solo quería que las tres volvieran conmigo. Pero Ellie no quiso y después que franyelys nació ella huyo con ustedes mientras que yo creía que todavía vivían en la ciudad y no metida en ese campo.

Ahora que lo pienso, mi madre nos mantuvo oculta por unos tres o cuatro meses en un lugar que no recuerdo bien, hasta que surtió lo del divorcio y después de la noche a la mañana ya estábamos viviendo en un campo cerca de una granja que hacía que todos nos hiciera más lejos a la hora para llegar a la ciudad.

—¿O sea que la culpa la tuvo Ellie siempre? es lo que me quieres decir.—sí, yo estaba confundida y él no ayudaba mucho.

él negó con la cabeza frenéticamente antes de volver a mirarme otra vez.

—No, por Dios. Ellie pudo estar muy confundida y dolía ese día, pero ella solo quería protegerlas de que los padres de Alex no pidieran sus custodias y lo entiendo hasta yo mismo intente quitársela para que vivieran conmigo y me conocieran de verdad y ella tenía miedo de perderlas.

—¡Miedos de perdernos!—chille casi ofendida y lo mire decepcionada.— ¡Esa mujer nunca tuvo miedo de perdernos, porque mientras ella disfrutaba de su soltería y me dejaba en cerrada en aquellas cuatro paredes sin saber de nadie más que de Sam, yo me estaba muriendo por un pinche abrazo de ella, así como cuando cumplía años días de mi cumpleaños ella se iba de güira y a mí ni un feliz cumpleaños me decía, a mí nunca me miro como miraba a Franyelys y mucho menos me volvió a dar el calor de madre que yo intentaba gritarle en el silencio cada vez que se iba y me dejaba sola como si fuera un animal que sabría cuidarse sola!

Había explota, sí. Pero no me iba a quedar con las palabras en la garganta y haciendo la ciega como todo esto años desde que me abandonaron, ya he tocado este tema cuando estuve internada y creo que tocarlo ahora. Se puede notar con más claridad.

Mi verdadero padre abrió los ojos sorprendido y sus ojos se cristalizaron a igual que los míos cada vez que recordaba o tocaba el tema, pero a diferencia de mí es que las lágrimas salían solas porque ellas querían salir de mí sin permiso.




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