Inmarcesible

Extra 3

Una noche loca. PARTE II

Cameron

— ¡Esa es mami!

—¡Es mami!

—¡Mami!

Me llevo los dos dedos al puente de la nariz, pidiendo un poco de paciencia cuando los niños comienzan a señalar y a gritar a las fotos de las mujeres que se escaparon en la madrugada y no le dijeron a nadie que estaban haciendo.

—No, no son ellas.—Tate le dice a los niños para que hagan silencio cuando a nuestro alrededor la gente se amontona.

Creímos que íbamos a tener una noche tranquila, pero cuando llegamos el dueño de la feria nos estaba explicando que una parte estaba cerrada porque en la madrugada tuvieron unos problemas con unas delincuentes, que le dañaron la mitad de sus cosas. Además la mayoría de los animales se habían escapado, y estaban buscando a las responsables.

Para nuestra sorpresa, el video de seguridad se comienza a producir en una pantalla grande y muestra lo que ellas hicieron. No para hasta que frunzo la cejas cuando veo la caída de Annie y como llego con una fractura en el brazo.

Las chicas habían dejado la puerta abierto y los animales salieron por ella, aprieto los dientes cuando Samuel le dice a su tío que es su madre la que aparece en la pantalla.

—Es mentira, no la conocemos. Es solo un niño—dice Justin mirando al dueño que no aparta la mirada de nosotros.

—Es verdad, no conocemos a esas mujeres. Creo que es mejor que nos vayamos.

—Estoy de acuerdo—agarro la mano de Camila y a Samiel, Justin agarra la de Samuel y todos nos damos la vuelta para irnos.

En el estacionamiento entramos todos a la mini van.

—¡Quiero montarme en los carritos chocones! —comienza Camila y yo prefiero seguir abrochándole el cinturón.

—Con razón no sabíamos nada de ellas en la madrugada, estaban haciendo desastre en la ciudad. —dice Tate un poco molesto.

En la madrugada me levante por un poco de agua, se me hizo raro no encontrar a Inanna a mi lado y pensé que estaba en la cocina o en la sala. Pero cuando baje no había nadie, fui a la habitación donde estaban los chicos y no la encontré. Por lo que fui a hablar con Tate para que estuviera pendientes de los niños mientras yo daba una vuelta por la zona porque no encontraba a Inanna.

—¿Ya la llamaste? —me pregunto aun adormilado.

—Sí, bastante y no contesta.

—Puede ser que esté dando un paseo a la playa, ya la conoces.

—Lo sé, pero es raro. —Hice silencio frunciendo las cejas antes de mirar a un lado.—¿Y Sam? —el miro a su lado y después miro a la puerta que quedaba tras de mí.

—Debe estar en el baño. —dijo dando la vuelta en la cama.

—No creo, desde que entre no he escuchado nada en el baño. —se levantó y la llamo pero nadie respondió.

—¡No esta Annie! —Justin entra a la habitación y ahí entiendo que las chicas no estaban en la casa.

Justin se dio una vuelta por el sitio con Tate, mientras que yo esperaba en casa por si llegaban pero ellas no llegaron. Así que no queríamos pensar lo peor, hasta que por fin llegaron, tenían apesto que le hubieran dado un revolcón de su vida un tornado.

No dijeron nada, ni cuando llegaron, ni cuando se quedaron en la casa. Hasta ahora que no estamos enterando de todo.

—¡Quiero helado!

—¡Yo también!

—¡Juegos!

Los niños no dejaban de pedí todo a la vez, que tuve que conducir a una heladería más cercana donde había un pequeño parque adentro.

Mientras ellos se divertían, nosotros lo observábamos.

—Quiero pensar, que la chica del video que la atropello la vaca no es mi chica.

— Y la que estuvo revolcándose en lodo como si fuera nieve era la mía—dice Tate llevándose un dedo a la frente.

—Ni la que estaba discutiendo con el cerdo por quitarle su manzana era la mía.

—¿Con quién nos casamos nosotros?—pregunta Tate mirándome preocupado y yo prefiero ni pensar.

—Yo no me he casado, aún estoy a tiempo de correr.

—Vamos Justin, tengas o no tiempo igual te vas a quedar con Annie. —lo mire despreocupado al verlo llevarse el helado a los labios.

—Sabes que debemos hacer.

—¿Qué?

—Lo que nos hicieron a nosotros, abandonarlas en la noche y aparecer en la madrugada.

—Aja ¿Y a donde iríamos nosotros?—pregunte entrecerrando los ojos.

—Tengo un amigo en la ciudad, tienes varios juegos clandestinos.

—¡me apunto! —dijo Tate levantándose alegre y yo fruncí mas las cejas.

—¿Qué?

—Sí, me apunto y tu también. Así que Justin ve llamando a tu amigo, que nosotros también nos merecemos una noche de salida.

—¿Se están escuchando? —pregunte, Tate y Justin asintieron felices y no pude negarme.—bueno, vamos hacer esto.




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