Inmarcesible

Prologo

-Lex. - Me despierta mi amigo desde el asiento trasero.

Lo escucho, pero de igual manera me sacude al no tener intención de moverme, aun recostado de costado en todo el asiento con las piernas colgando.

-Ya, viejo. – Le digo incorporando la postura, aun cansado con los ojos cerrados hecho mi cabeza hacia atrás.

-Estas jodido, amigo. – Dice, no le prestó atención.

"Lo sé.", repito la pelea en mi mente, con cada uno de mis movimientos y los del jodido idiota que termino mordiendo el polvo por jodido engreído confianzudo.

"Seguro que no volverá a subestimar a un mocoso otra vez." Pienso, sonrió como estúpido por un momento cuando se quedó con cara de estúpido con el primero de mis izquierdasos.

Abro mis ojos para salir del auto, y miro a mi amigo que está inclinado viendo hacia arriba a mi departamento, del cuarto piso. Veo también por la ventana, estando seguro de haber apagado la luz cuando salí en la tarde. Cuando la veo caminar por una de las ventanas, no logro ver bien, pero sé que estará molesta cuando me vea.

Si está molesta por que fui a una pelea, se enojara más cuando vea mi ojo izquierdo hinchado con manchas rojas en la parte blanca, y el gran moretón tricolor, en violeta, verde y rojo, en el costado derecho de mis costillas.

-Nos vemos, Adam. – Me despido, bajando del auto.

-Nos vemos mañana, ¿no? – Ladeo una sonrisa y vuelvo a mirar hacia mi edificio.

-Si aún estoy consiente para levantarme… no sé. – Señalo a mi departamento con mi cabeza, para que entienda.

-Ok, nos vemos. – Chocando los nudillos veo que se aleja en su auto.

Meto mis manos en mi chaqueta de cuero, buscando las llaves. La adrenalina se me ha pasado con la siesta del auto, y mi cuerpo ya no conserva el mismo calor de la pelea. El frió me cala los huesos y el aire sale como humo de mi respiración. Estoy acostumbrado al dolor, así que no le hago mucho caso al dolor punzante de mi ojo y el jodido ejercicio al respirar, solo veo la manera de hacerlo soportable.

Siempre asiste un enfermero en las peleas, bueno, aunque no en toda su regla. La mayoría son estudiantes en enfermería. Bueno, puedo confiar en el criterio de Austin, debido a que varios han sido lesionados, incluyéndolo ya que fue parte de las peleas en su tiempo, se asegura que allá alguien por cualquier percance de lecciones "leves". Y así me diagnostico el "aspirante a enfermero", golpes leves y con el tiempo sanarían.

Decido no tomar el ascensor e ir por las escaleras para meditar en lo que le diré para que no se saque de quicio la conversación. Mierda, ella era la única que podía darme un buen golpe y estar derrotado, sin energía. Cada escalón se vuelve más lento al no saber que puta idea decirle. Pero necesitaba esa pasta, al menos, esta vez sí cumpliré con lo que le prometí.

Mi última pelea.

Al entrar, Kat caminaba de un lado al otro tomando cosas y temiéndolas en un bolso verde que alguna vez le vi a su hermano. Sé que percato mi presencia, jamás desde que estamos juntos ha pasado de mí, pero esta vez sí. Lo sé. Una alarma se instala en mi pecho, sé que está enojada y por un instante me la imagino que está tomando mis cosas para arrojármelas, pero no, las está metiendo en el bolso, por lo que descarto esa idea al igual de tirar mis cosas o a lo sumo ocultármelas. Posible, pero no creo. Solo sigue caminando de un lado al otro, de mi baño a la cocina y de vuelta hacia el bolso sobre el baúl que está a los pies de mi cama.

-Kat, que pasa? – Pregunto, mientras termina de acomodar una camisa a cuadros que se había dejado hacia años, suspirando cierra la bolsa de viaje de un tirón.

Sé que debo estar preocupado, pero por la manera en la que anda sé que no debo meterme en su camino porque joderia más las cosas, y es algo que no quiero y ni creería que fuera de ayuda. Suspira y se voltea para quedar frente a mí, antes de mirarme siquiera sé que anduvo llorando y me acerco a ella corriendo para querer abrazarla, pero me mira horrorizada como algunas veces que tuvo que verme hasta con escupiendo sangre, mi cara no tan mal como en este momento mi ojo va cerrándose a causa de la hinchazón, y unos cuantos moretones aquí y allá, para seguir llorando en silencio al taparse la boca con un mano y con la otra tratando de alejarme de ella para apartarme.

-No. – Murmura, mientras se aleja unos pasos y viéndome, intenta posar una mano del lado de mi rostro inflama al cabo que la aleja.

-Mi amor, estoy bien. – Intento tranquilizarla, cuando por fin llego a abrazarla y ella sigue negando con la cabeza entre sollozos.

-Me lo prometiste, y ¡mírate! - Exclama gritando, con un empujón nos separa a los dos. -Se acabó, Lex. –

Solo hasta que esas palabras salen de su boca, no reacciono más que mi corazón alarmado bombea más rápido y fuerte que duele, y mierda que duele, cuando respiro soltando el aire que olvide sacar no reacciono. Siento lo que esas palabras significan.

-No, Kat... por favor... ya no lo haré más... en serio... por favor... - Tratando de hablar lacónicamente rápido, no quería que se fuera, no así. El miedo me hizo presa. – Kat, hablemos... por favor. – Ya no me importa, comencé a implorar le. No quiero que se fuera.




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