Inmortal: Canción de amor

CAPITULO 2

Nunca me ha ido bien en clases de música, soy pésima tocando cualquier clase de instrumento, sin embargo, he escuchado aquella melodía toda la noche, que incluso, creo que sería capaz de interpretarla, en realidad me sentí tan conectada a ella que puede que a causa del cansancio la haya imaginado, porque Mary tampoco toca la guitarra, ni ninguno de mis padres.

—Buenos días— saludo entrando a la cocina a tomar el desayuno, es sábado y hay mucho que organizar en casa, me gustaría terminar temprano y salir a conocer un poco el pueblo. Mary examina curiosa la esfera de cristal, apenas y ha probado bocado — ¿No vas a querer? —le digo tomando uno de sus panqueques, ella ni se inmuta así que me encojo de hombros y lo empiezo a comer, Mary examina a detalle la esfera, <<que rara es mi hermana>> pienso mientras como los deliciosos panqueques que hace mamá.

—Mary, ¿escuchaste esa música anoche? — le pregunto mientras sigo comiendo, Mary sigue observando la esfera ¿Qué tanta curiosidad siente por eso? Tengo que repetir mi pregunta porque al parecer no me ha escuchado.

—¿Qué música? —pregunta sin mirarme.

—La de esta madrugada, la guitarra que se escuchaba— le digo.

—¡ay! Pero te has levantado bien parlanchina— dice Mary algo molesta, al parecer mi conversación distrae su observación— no he escuchado nada, seguro te dejaste puesto los auriculares toda la noche— agrega y luego se retira con la esfera de cristal en la mano.

Me encojo de hombros, las pocas veces que Mary hace silencio le fastidia cuando los otros hablan, así es ella.

—Alguien se ha levantado de buen humor esta mañana— dice mi padre mientras lee el periódico, observo como mi madre asiente sonriente, hago caso omiso a sus palabras, aunque, reconozco internamente que sí me he levantado de buen humor, es que he pasado una buena noche, y puede que la haya imaginado, pero, esa canción tiene mucho que ver. Paso el resto de la mañana organizando cosas, desempacando, desempolvando, sin querer, tarareo la melodía de esa canción, ¿Mary tendría razón? ¿me habría dejado la playlist reproduciendo? Busco entre todas mis canciones, pero, ninguna coincide con aquella, de ser así estoy segura que lo recordaría.

El día trascurre con normalidad, al dar las cuatro de la tarde me dispongo a salir y conocer un poco el pueblo, mis padres me permiten usar el auto solo si llevo a mi hermana, proposición que ella asume con felicidad y yo con resignación. La solitaria carretera me permite conducir de prisa, sé que mis padres me lo prohíben, pero mi hermana nunca se queja de eso así que no hay problema, Mary pone canciones de Morat los quince minutos que hay de distancia entre la casa y el pueblo, al llegar todo es como lo imaginaba, pequeño y aparentemente poco interesante.

—¡Mira Evy! — dice Mary mirando por la ventana mientras señala algo—¡es un baile! Vamos a ver— como se lo insistente que puede ser mi hermana me detengo, ella se baja del auto y se dirige a lo que al parecer es una plaza, un lugar común en los pueblos en donde siempre realizan eventos, en este caso, parece ser un festival o alguna celebración.

Me bajo y empiezo caminar rápidamente tratando de no perder de vista a mi hermana quien se escabulle entre un montón de personas vestidas de coloridos tonos, distintas clases de música invaden el lugar.

—¡Mary! — la llamo, pero esta parece no escucharme.

En mi intento de alcanzarla, sin querer tropiezo con alguien.

—¡Auch! — una chica rubia un poco más alta que yo se queja.

—Lo siento— me disculpo— ¿estás bien?

—Sí, a la próxima fíjate.

La rubia habla en un tono de superioridad y lamento haberme disculpado, tratando de hacerla a un lado sigo caminado.

—¡Oye! ¿eres nueva aquí? — pregunta a mi espalda, ¿me está hablando? Tratando de ocultar mi sorpresa doy la vuelta hasta mirarla.

—Sí… antes de poder responder me interrumpe.

—¿Eres la chica de la casa embrujada? — lanza rápidamente y en tono alto, quizá mi expresión en el rostro le ha hecho entender que me ha molestado su pregunta porque inmediatamente se disculpa— ¿eres la chica de la casa embrujada? — vuelve a preguntar en susurros, lo cual me causa gracia.

—Esa soy yo, me llamo Evelyn—le digo extendiéndole la mano, acostumbrada a ser catalogada como la chica de la casa embrujada a donde quiera que voy, trato de restarle importancia.

—¡Fascinante! — exclama ella con extraña emoción — mi nombre es Valerie, pero puedes llamarme Val— dice mientras aprieta con ligereza mi mano — es fascinante que vivas ahí— continúa hablando mientras entrelaza su brazo con el mío con excesiva confianza, sorprendida ante su extraña actitud me dejo llevar sin saber que hacer — del uno al diez ¿Qué tan terrorífica consideras tu experiencia en esa casa?

—EH…— Empiezo a hablar algo confundida, que chica más rara— ¿Cero?

—¡¿cero?! — dice ella sorprendida, soltándome apresuradamente el brazo — acaso no sabes que esa casa está embrujada— dice en tono bajo.

No puedo evitar reírme.

—Esas cosas no existen, las casas embrujadas, los demonios y los fantasmas, no son reales— le digo y es ahora ella la que ríe.



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En el texto hay: vampiros, fantasmas, romance

Editado: 08.08.2021

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