Mary toca insistente la puerta, tras asegurarle unas tres veces que me encuentro bien se retira, Nicolas también lo hace, pero no porque yo se lo pida, al parecer se encuentra enojado. Por el terrible dolor de cabeza me veo obligada a tomar una aspirina, lo que en su efecto me hará dormir toda la noche, y ni siquiera sé si quiero dormir, todo es tan raro, me cuesta reconocer el miedo que me causa, hace solo unos días afirmaba no creer en fantasmas y hoy no solo soy consciente de su existencia, sino que también intento ayudar a uno de ellos, aunque eso sea algo muy peligroso, en donde por muy ilógico que suene, se involucran vampiros y hombros lobos. Nicolas me ha pedido que me marche, que me haga a un lado y que me olvide de todo esto, pero ¿Cómo explicarles a mis padres que nos mudemos? Es algo ilógico, además, no quiero hacerlo, al pedirlo hubo cierto brillo de desilusión en los ojos de Nicolas, no, yo no podría hacer eso, estoy dispuesta a ayudarlo, solo necesito encontrar la manera de dejar a Mary lejos de todo esto.
Por otro lado, está Sebastian, Nicolas no pudo creer en cuanto se lo conté, tampoco esperaba que estuviera justo aquí, pero al ver la herida que me ha hecho no tuvo más remedio, me ha pedido que me aleje de él, pero, si lo hago mi hermana estará en peligro y el problema no es que yo me aleje, es que pase lo que pase, él me encontrará. Estaba dispuesta a darle la caja, mientras desenredo los nudos de mi cabello pienso que no es tan buena idea, quizá Nicolas tenga razón, me dispongo a hablar con él, subiendo lentamente las escaleras del ático, abro la puerta y lo encuentro con la mirada perdida observando a través de la pequeña ventana.
—¿Pasa algo? — Nicolas me mira algo extrañado, supongo que verme con una almohada y una manta en mano le ha sorprendido, pero, es que no quiero dormir sola y huir a la habitación de Mary causaría muchas preguntas las cuales no quiero responder.
—¿Te molesta si me quedo? — digo tras ahogar un bostezo, efecto secundario cada vez que tomo analgésicos —No quiero estar sola.
—Ni yo — responde como si de cierta manera le aliviara mi presencia.
Organizo una improvisada cama para acostarme mientras Nicolas se sienta a mi lado.
—No le daré la caja — él se relaja un poco tras mi comentario, había tratado de convencerme, pero yo estaba empeñada en dársela y así acabar con sus amenazas — Quizá tengas razón y pueda convencerlo de ayudarme a saber que es el contenido del frasco, mañana a primera hora si no nos equivocamos Sebastian me estará esperando afuera y entonces le hablaré de ti, ¿crees que accederá?
Nicolas asiente.
—Es mi hermano, aunque ahora sea un monstruo, ese día cuando yo creí haberlo matado él no me hizo daño y pudo haberlo hecho, era un vampiro y aun así me dejó ir.
El confía en su hermano, aunque sea un vampiro, cree que será posible que el entienda y que nos ayude.
—¿Y qué pasará después? — pregunto — cuando averigüemos lo que es el contenido del frasco, ¿Qué pasará contigo?
—Quizá comprenda el propósito de que aun siga existiendo y quizá con suerte… —Nicolas se detiene — no importa, solo quiero saber qué es eso en lo que la señora Firz puso tanto empeño en proteger.
—¿Y la caja? ¿se la daremos después? — Según el diario de Sebastian la caja contiene la sangre de Lucifer, lo que no significa nada bueno y por obvias razones solo podría causar desastres.
—No — dice Nicolas inmediatamente —esa no es una opción, averiguaremos que quiere Sebastian con eso y luego ya veremos que hacer al respecto.
Espero que todo esto se solucione rápido, me gustaría poder ayudar a Nicolas, en Google leí que las almas atrapadas en este mundo sufren y que lo correcto es que trasciendan, quiero ayudar a Nicolas a que no sufra más.
— Nicolas — digo a punto de quedarme dormida —esa canción que tocas, podrías hacerlo ahora —le pido, en pocos días me acostumbré a oírla, observo como Nicolas se sonroja.
—¿Te gusta? —me pregunta.
—Es algo triste, pero me gusta, me gustaría escuchar la letra.
—No tiene letra — Nicolas se pone de pie para tomar la guitarra, dudo que no tenga letra, supongo que no quiere cantarla —No quería que fuera una canción triste, pero, supongo que tienes razón, debe sonar como una canción triste — dice empezando a mover las cuerdas haciendo sonar una suave melodía.
—¿Qué clase de canción querías que fuera?
—Una canción de amor — dice en tono serio y no puedo evitar pensar en Isabella, la chica de la que estaba enamorado, una pisca de celos aparece en mi pecho y pienso que realmente debo estar volviéndome loca por lo que borro esos pensamientos inmediatamente.
—Si pensaste que sería una canción de amor debe tener letra —insisto.
—No, nunca la terminé, ahora, duerme —Nicolas empieza a tocar la canción y me cohíbo de seguir insistiendo, aunque su negativa solo incremente mi curiosidad.
La melodía de la canción me relaja, desde que estoy en esta casa se ha convertido en mi canción favorita, observo a Nicolas, concentrado en el movimiento de sus dedos sobre la cuerda, está tocando para mí y eso me gusta, aunque por instantes me siento apenada por haberlo pedido. Nicolas alza su mirada y me mira, su sonrisa es tan linda que por un momento su canción triste deja de ser un poco menos triste, cierro los ojos y solo puedo pensar ¿Qué tan solo debe sentirse Nicolas que ha hecho de una canción de amor una canción triste?