Capítulo 1:
Bruja oscura
No puedo creer que tuve la muerte respirándome en la nuca. Casi lo consigue, no debí subestimarla. Selt nunca fue una niña dócil. Borrar momentos precisos de su memoria fue lo único que me permitió mantenerla sumisa durante tantos años, lo que no fue suficiente, el despertar de su magia no restauro por completo sus recuerdos, pero fue dándole las pistas adecuadas para rebelarse ante mí.
De hecho, fue más que eso, tuvo mucha ayuda, Henry se aseguró de ponerla en mi contra antes de que pudiera involucrarla como hice con mis otras dos hijas. Es una pena haber perdido al duendecillo, sus conocimientos serán irremplazables, pero no tolero la traición.
Enfrentarte a mí no fue suficiente para salvar su vida Selt, y quizás ni siquiera lo vas a recordar. Hay muchas cosas que no recordaras, esta vez no comete el mismo error contigo.
—¿Qué haremos con ella madre? —Nariel me sostiene, las heridas que me causo mi hija menor no han sanado del todo. Quien diría que se volvería en mi contra, y que manejaría muy bien sus habilidades.
—No podemos lastimarla, no te quedo claro —replica Tanils indignada por el giro inesperado que tomo el ritual.
Lo que nunca me espere es que el nombre de mi hermano pudiera ser revelado, y que él hubiera obtenido suficiente fuerza como para exigir una petición. Lo que es sorprendente es que en vez de pedir su libertad haya obligado a Nariel a mantener viva a Selt a cambio de sanar mis heridas. Pero no solo eso, mi pequeña niña en este momento es intocable por cualquiera de nosotras, cualquiera que sea un oscuro no la puede dañar porque es la fuente de mi poder quien la protege.
Alguien más tiene que conocer mi pasado, ella sola no pudo haber conseguido el nombre de mi hermano. Estoy segura de que no quedan muchos escritos sobre mi familia, me asegure de ello. Y los que puedan existir no me relacionarían con la familia Olmos, alguien tuvo que ayudarla. ¿Y voy a descubrir quién es?
—Ya lo sé —grita Nariel—, pero algo se tiene que hacer. Ella es un peligro.
Selt aun lleva puesto su vestido azul cubierto por su propia sangre, tendida en el frío suelo. La herida que le ocasione se cerró antes de que pudiera desangrarse, obra de mi hermano que parece haberse encariñado con la niña. Es el colmo, el demonio tiene sentimientos.
—Cálmense las dos. Primero, ella no despertará en las próximas horas. Segundo, yo necesito descansar y dar la cara a la ciudad. El nuevo concejo de Enmerald será formado en los próximos días, y mi ausencia no será bien vista. Y, por último, iremos borrando su memoria de a poco, eliminaremos los eventos necesarios para que vuelva a ser la misma de antes que despertara su magia.
La veo removerse, y contengo la respiración. Puedo recordar las cuchillas de hielo que brotaban de cuerpo, me obligo a respirar. No puede ser que le tengo miedo a esa chiquilla. Toda la magia que recorre su cuerpo debe ser mía, solo tengo que encontrar la forma de hacer doblegar a Simón de nuevo para que le quite su protección.
—¿Qué tanto quieres que quite de su memoria? —Tanils es perversa.
—Retira todo lo relacionado con mi pasado, a los oscuros. Has que olvide que estuvo aquí, que lo último que recuerde sea la muerte de Arturo.
—También elimina al lobo —sugiere Nariel.
—No, no sería conveniente. Si ese joven vuelve y la busca se nos podría complicar las cosas. Selt es muy intuitiva, y aun cuando no recuerde solo hará falta quien detone la duda y ella encontrará la verdad. Que se aseguren de que no escape—Tanils asiente. Por los momentos será ella quien se encargue de todo mientras me recupero, con las últimas acciones de Nariel no puedo confiar por completo en su buen juicio. Querer liberar a Simón ha sido lo más estúpido que se le pudo haber ocurrido—. Nariel llévame a la casa.
A partir de ahora se levantará una nueva era para los oscuros, ni siquiera un elemental podrá detenerme.