Inmortalidad y una corona. El poder de la bruja

Visitante inesperado

Aunque todos se mantuvieron en sus posiciones sin mostrar mayor impacto por lo que acaban de escuchar, para nadie paso desapercibido la declaración que hizo el Archiduque y lo que sus palabras significaban, en esa sola oración había dado total autoridad a la archiduquesa y su total respaldo.

La sorpresa fue masiva, el archiduque era conocido en todo el país, sobre todo en su territorio por no tener interés alguno en el matrimonio, mucho menos si era en contra de su voluntad como se conocía que había sucedido, pero ahora ese mismo hombre llegaba de la mano de su esposa brindándole todo su apoyo, ¿Por qué?, se preguntaban con absoluta intriga y en cierta forma hasta incredulidad.

  • Muchas gracias excelencia. – Dijo Lyra mirando a Kieran, para luego dirigirse a los presentes. – Espero que nos llevemos bien, mi objetivo es que podamos trabajar en total armonía. – Expresó Lyra con una gran sonrisa llena de amabilidad que seguía sorprendiendo a todos.

Por su parte Winston, el mayordomo de años del archiducado, sonreía dichoso, desde el inicio no compartía las suspicacias del resto de los empleados. Este hombre leal y de carácter firme, conocía mejor que nadie a su señor, por lo que desde el mismo momento en que vio al archiduque junto a la archiduquesa comprendió que el Archiduque no habría cambiado de opinión con respecto al matrimonio solo por simple conveniencia. Sino que algo había visto en la princesa, además de su obvia belleza que lo hizo cambiar su forma de actuar, pero fue cuando la Archiduquesa les dirigió esa sonrisa sincera con un saludo respetuoso, que el hombre sintió que su lealtad se duplicaba.

  • Bienvenida a su casa, Alteza. – Expreso Winston con voz emocionada, quebrando el protocolo con un leve temblor en las palabras. – Será un honor para mí y para mi familia servirle. – Aseguro con absoluta sinceridad.

El Archiduque, hizo un gesto aprobatorio ante las palabras de Winston, aunque sabía perfectamente que ese hombre siempre había sido leal y comprometido con sus funciones, después de muchos años sabía perfectamente que sus palabras no estaban motivadas por su compromiso con él, sino por sincera absoluta.

  • Agradezco mucho su recibimiento. – Le dijo Lyra manteniendo su sonrisa.
  • Vamos. – Dijo Kieran para guiar a Lyra dentro de la mansión.

Pequeño gesto que no pasó desapercibido aumentando los murmullos alrededor, era obvio que la llegada de la archiduquesa cambiaria muchas cosas.

La Archiduquesa ajena a las impresiones y reacciones a su alrededor, estaba completamente absorta en los detalles de la mansión, mientras avanzaba por los pasillos adornados de tapices, sonreía y se paraba por segundos observando con detalle, Kieran la seguía en silencio sin perder la vista sobre ella, por alguna razón lo tenía cautivado los gestos y la especial atención que ella ponía sobre cada cosa.

Los sirvientes los seguían de cerca. Algunos aún dudaban de la actitud de la princesa, otros observaban con cierto recelo pensando y que estaba actuando ante el archiduque con el único objetivo de engañarlo. Pero quienes supieron mirar con atención notaron que aquella mujer no era frívola ni caprichosa como todos pensaban, sino por el contrario parecía alguien amable y hasta accesible.

Lo que para algunos fue una señal de debilidad que hizo sonreír a alguien allí pensando en que podría ser fácil echarla después de todo.

Pero claro aún era muy poco tiempo para determinar quién era quien allí, pero las cosas pronto se pondrán interesantes, porque esa misma dulce y tierna mujer que está recorriendo la mansión con calma, también es una fuerza de la naturaleza que sabe cómo defenderse.

*******

Pronto el recorrido termino, así que mientras La Archiduquesa comenzaba a instalarse en sus nuevos aposentos. El archiduque fue hacia el cuartel para revisar como estaba todo, en especial la situación con la frontera.

  • Mi señora, ¿necesita algo más? – Pregunto Winston siguiendo de cerca a Lyra.
  • Oh no Winston gracias, puedes seguir con tus funciones yo me encargo de todo aquí. – Respondió Lyra con calma.
  • De acuerdo excelencia. – Dijo Winston haciendo una reverencia. – Me preguntó si mi señora, ¿Tiene alguna preferencia para la cena?
  • Seguiremos tus indicaciones ya que conoces de primera mano los gustos del archiduque, espero que en los próximos días me puedas guiar con respecto a la administración de la mansión para lo cual seguiré necesitando de su ayuda. – Expuso Lyra.
  • Claro excelencia. – Sonrió feliz Winston, en su corazón la archiduquesa es justamente la mujer que necesitaba el archisucado.

Las acciones de Lyra tenían a todos intrigados pues mientras observaba con calma, daba instrucciones sencillas, sorprendiendo a las criadas por la claridad y la serenidad con que se dirigía a ellas. No había rastro de arrogancia alguna, más bien, podían notar cierta curiosidad por todo lo que componía su nuevo hogar.

Pero como la calma no dura para siempre, mientras Kieran revisaba algunos documentos que se habían acumulado en su ausencia, pronto Eamon entró con paso solemne, y su expresión reflejaba la seriedad de la noticia.

  • Su Excelencia. – Dijo inclinándose hacia Kieran. – Ha llegado una visita inesperada. – Expuso dudando en la última palabra.
  • ¿Inesperada? – Cuestiono el archiduque levantando una ceja, pensando en ¿de quién se podría tratar? – ¿De quién se trata? – Cuestiono.
  • Se trata de Su Alteza Real, el segundo príncipe del Reino de Nefaria. – Anuncio Eamon con cierta preocupación, pues definitivamente esa visita inesperada no podía significar nada bueno.

Pensamiento que compartía Kieran, pues, aunque se esperaba que el enviado de Nefaria llegara en los próximos meses, no consideraba que sería tan pronto y mucho menos que fuera el segundo príncipe en persona quien asistiera, algo estaba pasando eso era algo obvio para Kieran, pero, ¿Qué? Era la pregunta.

  • Avisa al escuadrón Alfa, iré a prepararme para recibirlos.




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