Corazón de Avalon
La clara advertencia en las palabras de Lyra hizo que el príncipe sonriera con un brillo de absoluta emoción en sus ojos, estaba acostumbrado a que las damas nobles jamás se atreverían a refutarlo ni siquiera en privado, mucho menos en público, por lo que la actitud de la archiduquesa fue algo realmente interesante a su parecer, lo que tomo más como si disfrutara de un desafío.
Estaba realmente conmocionado con la facilidad con la que la archiduquesa había dicho estas palabras tan firmemente, pero sin dejar de lado su elegancia y hasta dulzura.
- Tiene razón excelencia. – Dijo al fin con una pequeña reverencia como disculpa. – Lamento no haber sido prudente con mis palabras. – Me disculpo también si ofendí al archiduque.
- No hay problema alteza. – Sonrió Lyra con cortesía, en lo que Kieran hacia un pequeño asentimiento con su cabeza, que no mostraba ninguna expresión, pero de hecho le genero una punzada de orgullo a Kieran aunque nunca lo admitiría en voz alta ni bajo tortura, pero en el poco tiempo que llevaba de conocer a su esposa, cada cosa que descubría de ella lo sorprendía más, ahora estaba seguro de que su mansión estaría en buenas manos o al menos la mayor parte del tiempo cuando no está inmersa en alguna de sus aventuras.
Mientras alrededor todos los empleados estaban totalmente absortos con la actitud de la archiduquesa, ahora estaban más que seguros que ella no era una simple niña mimada, por el contrario, era una princesa que sabía perfectamente manejar la diplomacia y al mismo tiempo imponer límites.
- Pero por favor no se quede ahí de pie, es bienvenido. – Dijo Lyra dándole paso para que ingrese a la mansión.
- Gracias Excelencia. – Sonrió el segundo príncipe, caminando al lado de los archiduques.
Una vez entraron a la mansión, Kieran ahora más tranquilo sabiendo que su esposa podía encargarse perfectamente del príncipe, se despidió para dirigirse a su despacho ya que tenía asuntos pendientes y con la llegada del visitante seguramente se retrasaría más en sus asuntos.
- Lo veo en la cena alteza. – Expreso el archiduque respetuosamente.
- Claro. – Devolvió la cortesía, para seguir su camino con la princesa, sin pasar por alto el pequeño gesto que hizo Lyra al despedirse de su esposo guiñando un ojo.
Acción que hizo sonreír y negar a Kieran, la dicotomía allí era demasiado evidente, la princesa podía ser tan educada y firme como inocente y alegre, en momentos era toda una dama de la realeza y en otros era como una chiquilla. En conclusión, un problema, pero por alguna razón ya no le parecía tan desesperante, por el contrario, sentía que podría ser hasta divertido, al darse cuenta del rumbo que estaban tomando sus pensamientos se detuvo de pronto un tanto asustado por lo que estaba pensando y decidido omitir aquello y mejor concentrarse en los asuntos pendientes, como su próximo viaje al palacio junto al segundo príncipe.
- Alteza real, espero que los aposentos sean de su agrado. – Dijo Lyra deteniéndose frente a la puerta de la habitación asignada al segundo príncipe. – Los cuartos alrededor serán ocupados por sus sirvientes, los guardias que lo acompañan serán ubicados en los cuarteles, espero no tenga inconveniente, más si lo prefiere puede ubicar a algunos aquí, no tenemos ningún problema. – Sonrió amablemente.
- No tengo ningún inconveniente, excelencia y agradezco enormemente su hospitalidad. – Agradeció el príncipe respetuosamente, pero sin perder de vista ninguno de los gestos y palabras de la archiduquesa, esa mujer se había ganado toda su atención.
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- Excelencia. – Dijo Eamon haciendo una reverencia, mientras entraba sigilosamente por una entrada secreta del estudio del archiduque.
- ¿Cómo está la situación? – Pregunto Kieran inmediatamente.
- Ningún movimiento extraño mi señor, los guardias del segundo príncipe fueron ubicados en el cuartel y hasta el momento han permanecido allí sin problema. – Informo Eamon, pero se notaba inquieto, algo que Kieran noto, se conocían demasiado bien después de haber luchado juntos en innumerables batallas.
- ¿Pero? – Cuestiono dispuesto a escuchar las opiniones de su mano derecha.
- Mi señor no creo posible que su alteza el segundo príncipe este aquí únicamente por el acuerdo de paz, si ese fuera el caso pudieron enviar a cualquier otra persona como en ocasiones anteriores. – Expreso con preocupación, no podían subestimar la visita de alguien como el segundo príncipe, eso podría jugarles en contra.
Kieran asintió, claro que él también pensaba lo mismo, la visita de un hombre como Alaric no podría ser tan casual, así que definitivamente debía averiguar la verdadera razón de su visita al reino, pues debían prepararse para lo que pudiera venir en el futuro.
- Pienso lo mismo Eamon, es por eso que necesito que mantengas estricta vigilancia sobre cada uno de sus hombres, pero sin que ellos se den cuenta, no queremos alertarlos. – Ordeno.
- Así lo hare mi señor. – Se comprometió Eamon para salir tan sigilosamente como ingreso.
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- Alteza real. – Saludo el hombre entrando a los aposentos que habían sido asignados para el segundo príncipe.
- ¿Qué me tienes? – Cuestiono directamente Alaric.
- Cómo se nos fue informado, la entrada al bosque de Avalon fue bloqueada por el archiduque Darkhunter en persona. – Comunico rápidamente. – Al parecer muchos aventureros atraídos por las leyendas se internaron en el bosque y hasta la fecha no se volvió a saber de ellos, tal parece que desaparecieron sin dejar rastros. – Explico el hombre.
Todo esto mientras alguien escuchaba de cerca con un brillo de anticipación en sus ojos, pues su señor debía saber de esa interesante noticia.
- Vaya. – Sonrió con maldad el hombre al otro lado del espejo. – ¿Así que la noticia atrajo a un miembro de la realeza? – Pregunto con una expresión satisfecha por el alcance que había tenido la información que lentamente había divulgado.
- Si mi señor, el segundo príncipe de Nefaria está aquí por ello. – Informo Elysia sabiendo que esas eran excelentes noticias para sus planes.
- Sera perfecto ver como todos luchan por él. – Expreso el hombre con emoción. – Pero al final solo podrá ser mío como siempre debió de ser, el corazón de Avalon me pertenece.