Inmortalidad y una corona. El poder de la bruja

Ahijado

Lyra no había tenido un minuto de descanso desde que fue informada de la llegada de los invitados, ahora mismo estaba corriendo de un lado al otro en la cocina, verificando que todo estuviera, no sabía si era por la urgencia de la situación o si era simplemente que todos los empleados habían decidido seguirla sin cuestionar, pero todo marchaba a un ritmo perfecto.

  • Excelencia, ¿deberíamos añadir a la preparación algo típico de Nefaria? – Pregunto el jefe de cocina pensativo.
  • Creo que es una buena idea Samuir. – Dijo Lyra emocionada al ver que todos están poniendo de su parte.

Ella siguió supervisando cada detalle hasta que recordó que no había visto a Isidro desde su llegada.

  • Isela. – Llamo.
  • Mi señora. – Respondió Isela rápidamente.
  • ¿Dónde está Isidro? – Pregunto preocupada de que se pudiera perder en la inmensa mansión o peor aún que se metiera en problemas con el archiduque, y su preocupación no era infundada pues justo en ese momento Kieran quien personalmente se dirigió al campo de entrenamiento que estaba detrás de la mansión, vio como una pequeña figura era sostenida en el aire por uno de sus soldados y que este en vez de estar asustado miraba al hombre con furia y sin ningún temor.
  • Mi señor, ¿ese no es el ahijado de su excelencia la archiduquesa? – Pregunto Eamon quien acompañaba al archiduque.

Kieran que observaba la escena claro que se dio cuenta que se trataba de ese pequeño dolor de cabeza que le recordaba tanto a alguien.

  • ¿Qué sucede? – Cuestiono Kieran al llegar con los hombres.
  • Mi señor. – Saludaron todos con una reverencia.
  • Lamentamos la escena mi señor, pero es este pequeño pordiosero que vino aquí a robar y causar problemas, y aun no quiere decir no cómo se infiltro en la mansión y si tiene cómplices. – Respondió el hombre que sostenía a Isidro, quien inmediatamente respondió
  • No estaba causando problemas, tampoco robando, no soy un ladrón. – Grito Isidro con indignación.
  • ¿Cómo te atreves a levantar la voz delante de su excelencia? – Cuestiono el hombre dispuesto a callar al impetuoso niño.

Kieran solo suspiraba viendo la escena, de hecho, se planteaba la posibilidad de dejar que le dieran una pequeña lección para que dejara de ser tan testarudo e imprudente, pues de seguir así solo se metería en problemas, un poco de disciplina quizás no sería mala idea, pero entonces Isidro dijo las palabras mágicas.

  • Si me golpeas vas a ver muy enojada a mi madrina. – Declaro Isidro, sabiendo perfectamente que no podía confiar del todo en el archiduque, pues, aunque ahora lo admire por sus increíbles habilidades, también sabe que él no es de su completo agrado.

Pero es completamente diferente si se trata de su madrina, pues ella es la archiduquesa y la esposa de ese desalmado hombre, así que está seguro que él no quiere problemas con ella y tenía razón, pues con la simple mención del enojo de la princesa, a la mente de Kieran llego la discusión que tuvieran en la noche de bodas y de la cual aún no se han recuperado del todo, por lo que determino que una nueva pelea con ella era algo que no se podía permitir, menos ahora, así que no tuvo más remedio que intervenir.

  • Suéltalo. – Ordeno, ganándose la curiosa mirada de todos y la incredulidad del soldado que seguía manteniendo a Isidro, hasta que vio como Eamon le hizo una seña para que obedeciera raídamente, por lo que soltó al niño haciendo que se estrellara contra el suelo.
  • Ayayay. – Grito Isidro por el golpe, haciendo que Kieran diera una pequeña sonrisa, al menos se había llevado una pequeña lección pensó para sí, mientras que Isidro se levantó sacudiéndose la tierra y mirando con odio al hombre que lo soltó.
  • Ya verás. – Dijo con toda la intensión de golpear al hombre, pero fue detenido por kieran.
  • ¿Qué haces? – Le preguntó mirándolo con seriedad.
  • El empezó. – Se defendió Isidro.

Los soldados que observaban todo no podían creer que ese niño se atreviera a hablarse así al archiduque, nadie allí se atrevería a tanto, la verdad es que Isidro tampoco, el al igual que todos allí le tenía miedo a la ira de Kieran, pero cuando vio como salvo a Lyra se dio cuenta que mientras tenga a su madrina, Kieran no le hará nada.

Quizás estaba siendo muy osado, pero en las calles había aprendido a defenderse y tener instinto, así que estaba dispuesto a todo.

Kieran lo observaba detenidamente evaluando a ese pequeño determinando que en efecto con un poco de disciplina y entrenamiento podría ser un excelente general en el futuro. Pero antes debía saber comportarse, solo que antes de que pudiera hablar Isela llegaba allí haciendo una reverencia ante el archiduque.

  • Mi señor me disculpo, la señora me ha enviado a buscar a Isidro. – Informo Isela respetuosamente, al notar la tensión en el lugar era obvio que efectivamente como había temido la archiduquesa, Isidro ya se había metido en problemas.
  • Llévatelo. – Dijo Kieran.
  • Si señor. – Dijo Isela para dirigirse hacia Isidro. – Vamos. – Indico con lo que Isidro inmediatamente puso una expresión de superioridad al ver la cara de los guardias

Pues todos allí habían escuchado todo lo sucedido, dándose cuenta de que la doncella que había llegado era una que no habían visto antes, y al hacer mención a la señora, entendieron que se trataba de la archiduquesa, por lo que atando los cabos entendieron que si ella enviaba por el niño era porque la madrina de la que hablaba por la que el archiduque ordeno soltarlo era ella.

Esa claridad más la expresión de Isidro los hizo temer que ella pudiera tomar represarías contra ellos por intimidar al niño, sobre todo el soldado que lo sostenía y luego lo soltó sin cuidado. Pero antes de que alguien dijera algo o Isela e Isidro se marcharan del todo Kieran dijo.

  • Si en verdad quieres entrenar y ser un caballero, no olvides comportarte como tal. – Expuso Kieran, pues, aunque debe admitir que le agrada un poco el carácter de Isidro, no puede permitir que se convierta en alguien que utiliza la autoridad para intimidar a otros.




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