HADLEY
Corremos hacia el patio y allí nos conseguimos a Noah y a Nathan, quienes ya se vistieron y ahora, están bebiendo.
-¿A dónde van sin mí? –Pregunta Noah- Qué bella, zanahoria –dice acercándose a mí, mirándome. Sonrío y lo miro.
Dios, qué hombre más guapo. Esa camisa de botones manga larga arremangada, y esos jeans negros ajustados, esos oscuros rulos. Me muero… ese perfume. Que Janisse me sostenga porque podría desmallarme.
-Qué bello, pelinegro –digo abrazándolo
Siento su respiración en mi cabello, por lo que deduzco que lo está oliendo.
-¿Estás oliendo mi cabello? –Pregunto en su oído entre risas
-Eh, no –dice con voz inocente
-Claro que lo haces –susurro riendo
Jann nos interrumpe.
-OAAH –bosteza- ¿Terminaron? –Pregunta mirándonos
Con pena, me separo de Noah y puedo ver a Nathan junto a Janisse. Está vestido con una chaqueta negra de cuero, una camisa gris claro, unos tejanos gris oscuro y unas botas gris claro. Esta vez, sin lentes. Qué liindo <3
Ambos nos miran con cara de aburrimiento y fastidio.
-Noah, Had me ha invitado a su reunión familiar. Queríamos saber si nos puedes llevar –dice Jann con una sonrisa falsa
-Ajá pero, ¿Nathan y yo podemos ir? –Pregunta mostrando sus blancos dientes
-Claro. Pero vayamos rápido. Empieza a las cuatro –digo señalando la salida del patio con mi dedo pulgar
-Son las 3:45. Tenemos el tiempo suficiente –dice saliendo al patio.
Literalmente, todos volamos al garaje. Nathan iba a subirse adelante pero Noah lo mandó para atrás, con… Janisse.
Esto se va a poner bueno –dice mi versión mala apareciendo junto a la mini yo angelical
¡Qué bueno ni que nada! –le dice la mini yo angelical, haciendo que desaparezca. Se va también.
El pelinegro quita el techo del auto. Enciende el auto y conduce como si las calles fueran su pista automovilística personal.
Pregunto la hora a Nathan mientras intento aferrarme al asiento del carro con mis uñas.
Son las 3:57 PM.
En menos de un dos por tres, nos encontramos estacionados al frente de mi hogar.
Con toda la sinceridad y humildad del mundo, debo decir que mi casa no es muy grande, pero tiene un amplio patio y una decoración cálida. En resumen; es una acogedora morada.
Salimos del convertible, cruzamos la calle y al estar en la puerta, no alcanzo ni a tocarla, ésta se abre y nos recibe mi madre.
-Had, que bueno que estás aquí. No íbamos a empezar sin ti –dice mirándome aliviada-
-Mm... –digo formando una línea con los labios
¿Con quién tengo el placer? –Pregunta mirando a Janisse
-Janisse Fletcher, la hermana de Noah –dice sonriendo- Es un placer para mí conocerla, señora Danvers
-Dime Kath –dice abriendo la puertas e invitándonos a pasar con la mano- Me alegra mucho que se agrande la visita –dice contenta- Más personas disfrutarán del postre –guiña un ojo.
Todos reaccionamos exactamente igual: Nos saboreamos el postre mentalmente.
En el gran mueble de la sala se pueden ver a mis tíos y primos. Mis queridas primas, miran descaradamente al rubio y al pelinegro. Janisse y yo, les regalamos dos miradas mortales, que las fulminan de inmediato.
-¡Por fin! Hadley trajo a un hombre a esta casa. Pensé que te pasarías al otro bando –dice mi prima Karla mirando a Noah- ¿Es tu amigo aunque sea? –Pregunta mirándome burlona
No alcanzo ni a articular una respuesta y Noah responde.
-Su novio, querida ¿Otro dato más que necesites para tu libro de chismes? –Dice Noah ácido dejando a la estúpida de mi prima con la boca abierta.
Si Karla no tuviera la mandíbula pegada a la cara, estaría en el suelo.
Janisse y Nathan muerden el interior de sus mejillas ante la reacción de ésta para no reírse y yo, estoy en pausa.
El pelinegro toma mi mano y me saca de la sala. Janisse y Nathan nos siguen.
-Así se hace, hermanito. Defendiendo lo que es tuyo –dice Janisse haciendo que me sonroje
-En algo coincidimos hoy –dice Noah socarrón
-Gracias por eso, Noah –digo abrazándolo- Por cerrarle la boca a esa… estúpida –susurro
-De nada. Cuenta conmigo para lo que sea ¿Okay? –Dice acariciando mi espalda con sus dedos, por lo que mi cara se vuelve de casi un rojo sangre.
Siento la presencia de alguien detrás de mí.
Se aclara la garganta y habla.
-¿Podrías prestármela un rato? –Dice a Noah
-Mm… claro –responde entre dientes.
Suelto al pelinegro y al voltearme, me entero quién es. ¡Es Marco! Mi primo favorito; el hermano de Karla y Blaire.
-¡MARCOO! –Chillo lanzándome en sus brazos
-¡Mi VIDAA! –Me abraza, alzándome- Años que no te veía. Dioss, estás tan tragable –susurra, y me atraganto con mi saliva.
El condenado pelirrojo ríe y me toma de la mano.
-Permiso –dice alejándome de Jann, Neyd y Noah.
Me lleva hasta la puerta trasera de la casa, ubicada aquí en el patio.
-¿Quieres dar un paseo? –Pregunta observando su moto y dedicándome una mirada divertida.
Asiento y luego de que él se sube, subo yo. Lo abrazo por la cintura y recuesto mi cabeza en su espalda.
Ahora mismo me encuentro extrañada. Marco lleva cinco minutos conduciendo tan lento que casi me duermo.
-¿No crees que vas algo lent- ¡Diablos, Marco! –Digo abrazándolo con fuerza cuando acelera.
Ríe y vuelve a andar despacio. Disminuyo la fuerza en mi abrazo y de un momento a otro, el pelirrojo acelera tres veces más que antes. Literalmente, lo apachurro. Cierro mis ojos con fuerza.