Inmune a tus encantos

Capítulo 2: Farsa

Clare

Llego al salón de clases sintiendo desmayarme por el gran esfuerzo físico que me tomo correr del estacionamiento al salón de clases en menos de un minuto, cuando entro la señora Martin me dedica una mirada de muerte, trago saliva y camino despacio hacia la hilera de asientos para disponerme a subir, pero su voz retumba en mi cabeza — Señorita Hamilton — me doy la vuelta despacio — ¿Cree usted que puede llegar a interrumpir mi clase sin tener consecuencias?

— Perdón tuve un incumbe… — intento excusarme, pero me calla levantando su mano.

— Para mañana un informe de 3000 palabras acerca del reglamento de la universidad — retengo el aire en mis pulmones evitando soltar un centenar de insultos hacia la pequeña mujer frente a mí.

Asiento y después de que me haga una seña con su cabeza indicándome que puedo sentarme, sigo mi camino hasta visualizar a mi amiga. Luci me mira con lástima, me siento a su lado ignorando su pena hacia mí — es una pesada — dice cuando la tengo a mi lado.

Resoplo — qué más da — saco mi cuaderno de apuntes y empiezo a prestar atención a la clase, así una larga hora y media dura la clase de sociología, cuando termina salimos a comer algo, me muero de hambre esta mañana no pude desayunar nada por la loca de mi hermana y su obsesión con ese estúpido concurso.

— Clare — habla mi amiga que tiene una ensalada frente a ella — ¿Por qué llegaste tarde hoy? Eso es muy raro en ti.

Hago una mueca — Samantha — resoplo mientras muevo con mi cuchara un poco de pudin — escuchó acerca de un concurso y prácticamente me obligó a participar.

— ¿El concurso de Adam Taylor?  — dice con un ligero toque de emoción, a la mierda, me olvidaba que mi castaña amiga es otra obsesionada con el ídolo adolescente.

Bufo — si ese mismo — su rostro se llena de emoción y se inclina hacia adelante.

— Genial — suspira, cierro mis ojos respirando profundo para no intentar subirme en un cohete de la NASA y huir de este planeta a Marte, quizás ahí no amen a Taylor ¿Verdad?

— No tiene nada de genial — hago una mueca — ayer casi no dormí por estar haciendo el maldito cover — ella sonríe — y hoy llegué tarde por subirlo — llevo un poco de pudin a mi boca el sabor dulce acaricia mi lengua — no tengo idea en que pensaba cuando accedí a esta estupidez.

— En lo irresistible que es Adam ¿talvez? — niego enérgicamente, estoy segura de que lo hice más para no tener que soportar a mi hermana llorando por todos los rincones de la casa por romper sus ilusiones de conocerlo.

— Para nada — me acabo el pudin y me da ganas de otro, me levanto y minutos después regreso con uno nuevo, me dispongo a abrirlo para devorármelo.

Noto que mi amiga está un poco sonrojada mirándome atentamente, arrugo mi entrecejo — ¿Qué pasa Luci? Me asustas.

Ella sonríe mostrando sus dientes y toma sus manos — es que… — me mira — yo también estoy participando para el concurso — levanta su hombro.

Casi me atraganto con el pudin en mi boca, empieza a carcajearse — ¿Qué tú qué?

— ¿Qué pasa? — hace un puchero — sé que no tengo tu angelical voz, pero…— sonríe de lado — hay algo de talento oculto y si eso me sirve para conocerlo — suspira — soy feliz.

— Me alegro por ti — le sonrío forzosamente — pero ¿Puedes por un minuto dejarme disfrutar de mi pudin de chocolate sin tener que imaginarme al chico este con cada cucharada que me llevo a la boca?

Ella asiente reiteradas veces mientras mira su ensalada para nada apetitosa, pero según ella esta subidita de peso y empezó una nueva dieta, me parece una locura, ella es muy linda, esbelta con más curvas que algunas, pero eso la hace más hermosa, yo me siento demasiado flaca quisiera un poco más de carne, pero bueno aun así trato de aceptarme como soy, y esto tiene una ventaja, puedo disfrutar de mi obsesión por el chocolate sin tener consecuencias.

Regresamos a clases y estas transcurren con normalidad, cuando terminan me dispongo a ir a mi automóvil para ir a casa, quiero dormir siento que no lo he hecho en días, pero la voz de mi amiga me detiene — Clare, espera.

Volteo y la miro alzando una ceja — ¿Qué pasa Luci? — bostezo — se me hace tarde para mi siesta.

Sonríe — ¿No vas a ver los resultados del concurso? — arrugo mi entrecejo — ya sabes la preselección.

Suelto el aire — lo había olvidado — hago una mueca — supongo que no tengo escapatoria.

La sonrisa de la castaña se hace amplia — ¿Puedo ir a tu casa para ver los resultados juntas? — habla con emoción.

Pienso en decirle que no, pero su carita tierna me emboba, además no puedo romper sus ilusiones y las de mi hermana por conocer al chico famoso.

Levanto mis hombros en señal de rendición — está bien, vamos.

Ella da un brinco y se sube al auto sintiendo que podría arrepentirme en un segundo, y tiene razón, nunca había escuchado del chico tanto en un día, siento un poco de náuseas.

Conduzco a casa con mi amiga hablándome de cuál de sus canciones utilizó para el cover, me reprodujo la grabación de su voz y pues… su voz es bonita, pero desafinada, sin embargo, no se lo diría, eso rompería su frágil corazón.

Llegamos hasta mi casa y apenas entro mi hermana se mueve nerviosa en la sala principal, cuando me mira abre sus ojos y corre para jalarme de la mano hacia el segundo piso — Auch Samantha, ¿acaso quieres arrancarme la mano? — ella voltea y me mira parpadeando.

— Lo siento, pero tenemos que ver si te escogieron — suspira — ¡Rayos estoy tan nerviosa!

Dándome por vencida dejo que me arrastre a su santuario con Luci detrás de mí, cuando entra a la habitación se queda maravillada — Guau esto es…— mira a todos lados como una niña en dulcería — demasiado sexy.

Mi hermana suelta el agarre sobre mi muñeca, y siento que la circulación regresa a mi mano la acaricio despacio — verdad que sí — se lanza sobre la cama levantando sus piernas, su pequeña falda deja ver más de lo que debería — él es demasiado sexy.




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