Clare
Entro a mi casa intentando no hacer ruido, ahora me siento una especie de ninja en medio de la noche, y todo hubiese ido de maravilla si mi loca hermana no hubiera salido de su habitación en ese momento, ella me mira inquisitiva cuando me ve subir las gradas mientras intento ignorarla.
— ¿A dónde fuiste? — levanta una ceja.
— Emm, donde Luci — asiente poco convencida.
— ¿Por qué siento que me mientes? — rayos soy pésima en esto de mentir.
— No miento — le digo empezando a caminar a mi habitación.
— ¿Y desde cuándo te bañas o nadas con tu amiga? — abro mis ojos con sorpresa.
— ¿Qué? — ella se ríe.
— Tu cabello — me señala — está mojado.
Trago grueso — no tiene nada de extraño tomar una ducha en la casa de tu mejor amiga — replico.
— ¿A las 11 de la noche? — inquiere con cautela.
Resoplo — Ok, ok tú ganas — sonríe — no estaba con Luci — digo bajando el tono de la voz.
— Eso es claro — entrecierra sus ojos — ¿En dónde estabas?
— Eso no te importa Sam — entro a mi habitación para acabar con el interrogatorio, pero impide que cierre la puerta e ingresa a la alcoba, la miro aterrada — ¿Qué te sucede Samantha Hamilton?
Se carcajea — Cuéntamelo todo.
— ¿Eh? — pregunto confundida.
— Que me cuentes con quien saliste — se sienta sobre mi cama.
— No te lo diré Sam. Sal de mi habitación — señalo la puerta, pero esto es en vano ella mira sus uñas ignorándome y vuelve a clavar su mirada en mí.
— ¿Estabas con Adam? — dice esto con una sonrisa traviesa.
— No, claro que no — camino a mi armario para que no vea mi rostro en este momento, soy pésima mentirosa y de seguro mi cara de tonta en este momento por recordarlo me delataría.
— Oye ¿sabes que eres un fiasco mintiendo? — suspiro — dale cuéntame Clare, mira que siempre nos contamos todo.
Volteo a mirarla entrecerrando mis ojos — tú no me cuentas sobre tus novios.
Blanquea los ojos — es porque piensas que cambio de novio como de ropa interior.
Concuerdo con ella, sigue expectante en su posición y yo me estoy cansando de ocultarlo— no es nada importante — me siento a su lado — no tiene caso contártelo.
Ella ladea su rostro y me mira alzando su ceja — ¿O sea que tú entras a la ducha o lo que sea que hayas hecho con cualquiera? – abro mi boca indignada.
— Por supuesto que no, Samantha — golpeo su hombro, mis mejillas se sonrojan al instante, en verdad que nunca había estado tan cerca de un chico como con él en ese delicioso jacuzzi.
— Entonces dilo ¿Es tu amigo el sexy rubio? — ahora si mi cara debe ser un poema.
— ¡No, Samantha estás loca! — me exalto, ella empieza a carcajearse— estaba con Taylor — digo casi en un murmuro.
Ella me mira confundida — ¿Con quién?
— Con Taylor ¿Contenta? — sus ojos se abren como dos platos.
— ¡Oh, por Dios Clare! — toma de mis brazos — eres una puta afortunada — Abro mi boca ¿Acaba de insultarme? — perdón, perdón, es que...— suspira — dios no me imagino como debe ser estar cerca de él — me mira ilusionada — ¿Se besaron?
Creo que mi cara que en este momento está quemando me delata, ella se levanta de la cama — ¡Que locura! — grita eufórica, me acerco y tapo su boca.
— Samantha vas a levantar a papá — ella parece calmarse y suelto mi agarre.
— ¿Cuántas veces? — dice cuándo puede hablar, la miro confundida, suspira — ¿Qué cuantas veces probaste sus deliciosos labios?
Niego divertida, esta chica está loca. La miro mordiendo mi labio — no lo sé — digo con vergüenza — perdí la cuenta después del décimo — digo levantando mis hombros en un gesto inocente.
Ella abre su boca hasta casi tocar el piso — ¡Oh maldición! — lleva las manos a su boca — de seguro tus labios ahora valen un millón de dólares — rio con su comentario — ¿Y qué tal? — dice levantando sus cejas — ¿Cumple las expectativas?
Asiento con timidez — las sobrepasa — suspiro y me lanzo sobre mi cama rendida, no puedo creer que ahora este hablando así del chico que no soportaba, ella se acuesta a mi lado.
— No puedo creer que hayas caído en sus encantos — la miro y no respondo definitivamente caí — ¡Joder! Te envidio tanto — suspira a mi lado.
Río — bueno ahora que lo sabes todo... — volteo a mirarla — ¿Puedes salir de mi habitación?
Asiente — Mañana me tienes que dar detalles — levanto mis cejas.
— Jamás — le digo y ella sale riéndose de la habitación.
Me cambio de ropa y entro a mi cama, mi celular vibra a mi lado, miro la pantalla.
<<Gracias por esta noche>>
Sonrío dejando mi celular a un lado, el sueño me cubre, así como una nueva sensación, extraña y placentera.
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Llego a la universidad después de un tráfico imposible, para mi suerte nuestro profesor no llegaría la primera hora, mi amiga está a mi lado jugando con su lápiz, no me ha hablado desde que llegué y para este entonces estoy más que preocupada por ella.
— Luci — digo tomando su mano, ella me mira a través de sus espesas pestañas — ¿Qué te pasa? Me preocupas.
Suelta un sonoro suspiro y una sonrisa triste asoma en su rostro — nada — hace una mueca — solo que soy una tonta.
La miro confundida — ¿Por qué dices eso? — ella me mira, parece que va a hablar, pero algo impide que continúe, o debería decir alguien, porque al levantar mi mirada veo a Peter frente a nosotras.
— Clare — toma su nuca — ¿Podemos hablar? — suelto el aire, en verdad quería arreglar las cosas con él, pero a la vez mi amiga me necesitaba, la miro dudosa y ella asiente sin mirarme.
— Ve con él — sigue jugando con su lápiz — lo mío puede esperar.
Asiento, y aunque sé que lo que tiene no es cualquier cosa, decido escuchar al rubio, caminamos saliendo del salón de clases, el silencio que nos cubre mientras vamos por los pasillos es algo que pesa sobre mis hombros, cuando nos encontramos en un lugar libre de estudiantes se para frente a mí.