Inmune a tus encantos

Extra 1

Luci

Trastabillo con mis tacones sobre la acera de cemento sin poder evitarlo, esto sin duda nunca ha sido lo mío, pero quise lucir bonita para él, si una completa estupidez, después de nuestra noche de amigos fallida regreso a casa en mitad de la noche, me he acostumbrado a estar sola, a llegar caminando a casa ya que nadie se interesaría en traerme a buen recaudo, o talvez cubriéndome con su saco para no sentir frio y he aprendido a vivir con eso

Ver a Peter coquetear descaradamente con esa chica me ha provocado punzadas de dolor durante toda la noche, ciertamente que Clare se fuera de ese lugar hizo menos llevadera la situación, y me sorprende como después de aquello, ese par volvieron a su coquetería como si nada, incluso parece que la mujercita se quiso desquitar por no poder captar la atención de Adam y se mostró más que insinuante hacia él, la noche acabó al ver a un Peter urgido por llevarse a la chica al motel más cercano, olvidando… traerme a casa

A quien quiero mentirle, me duele, me duele como un maldito puñal al abrir en dos mi corazón, pero sé que él jamás podría fijarse en mí, en una mujer sin mucho encanto, en una mujer sin ojos verdes, cabello de ensueño y tés blanca y perfecta como la porcelana

Muevo mi cabeza sacando esos pensamientos que envenenan mi alma, amo a mi amiga, y aunque siento he vivido bajo su sombra desde pequeñas no la culpa, ella no es culpable de ser la mujer hermosa que siempre ha sido, solo que yo quisiera, tan solo un poco… de su encanto

Que estúpido sonó eso

Rio sin una pizca de diversión al saber lo patética que soy, me abrazo con fuerza y acelero mi paso, mis lágrimas caen una tras otra al sentirme insegura, un par de chicos con sudaderas cubriendo sus cabezas pasan a mi lado y me lanzan una gran cantidad de obscenidades que me hacen asquear, intento ignorarlos y seguir mi camino, sintiendo un tremendo alivio por verlos voltear en la esquina y no detenerse a… abusar de mi desprotección

Lanzo un suspiro cansino al pensar que talvez no le importo a nadie, mis padres me aman y sé que Clare también, pero sin saberlo como me hace falta un poco de ese sentimiento de sentirse amada… de significar algo para alguien

Mi celular sonando en mi bolso me saca de mis ensoñaciones, lo tomo en mis manos y miro el numero en la pantalla, cierro mis ojos automáticamente al saber de quién se trata, me ha llamado desde hace una semana cada día sin falta, es irónico que quiera la atención y el cariño de alguien y me cierre a conocer a algún hombre diferente a mi rubio amigo

El aparato sigue sonando en mi mano y aunque no deseo hacerlo, no porque no sea un sueño de hombre, porque ciertamente lo es, si no porque no sabría que hacer o decir frente a él, la brecha entre nuestras edades es demasiado grande, pero en este momento necesito por lo menos un minúsculo incentivo para no sentirme tan deprimente

- Hola- hablo con voz trémula

- Buenas noches señorita – su voz tan grave y varonil- al fin me contesta, por un momento pensé que Clare me había tomado el pelo al darme el numero equivocado- sonrío sin poder evitarlo

- Disculpe- pestañeo mientras muerdo mi labio- en realidad… no comprendo porque usted…

- ¿Dónde se encuentra? – boqueo sorprendida por su pregunta

- Emm… no creo… yo – estúpida no tartamudees – disculpe señor, pero no lo creo conveniente

Escucho una risa ronca al otro lado de la línea- no le estoy haciendo una invitación indecorosa Señorita Collins – su voz es como una caricia a mis oídos- solo deseo disfrutar de su compañía- mi boca forma una perfecta “o” al escucharlo, que hombre tan directo

- De igual manera no…

- No me rechace sin tan siquiera conocerme- mi cuerpo empieza a temblar al ver al fondo de la calle a los mismos chicos que pasaron hace un rato viniendo en mi dirección

- Señor Davis- hablo volviendo al camino empedrado con mi corazón a punto de detenerse- por favor ayúdeme

- ¿Qué sucede? – su voz de pronto suena sombría

- Dos hombres me están siguiendo- mi labio inferior tiembla- solo… ayúdeme por favor estoy asustada

- Tranquila Luciana, dime la dirección – miro a todas las direcciones buscando el nombre de la calle

- East Prado Street – hablo mientras miro hacia atrás comprobando que los hombres siguen detrás de mi

- Estaré allá lo más rápido posible- suelto algunas lágrimas- tranquila señorita no permitiré que le suceda nada

La llamada se cuelga, y me siento presa del pánico, camino intentando aumentar la rapidez de mi andar, pero los zapatos que justamente tuve que usar hoy me lo impiden, escucho susurros y sonidos asquerosos de sus besos al aire detrás de mí, cuando de pronto al encontrarme en la calle oscura, sin nadie cerca, con las luces de las casas apagadas me doy cuenta que estoy perdida

Uno de los chicos me alcanza y se para frente a mí, lo miro con mi labio inferior tembloso – vaya, vaya mira a quien tenemos aquí- pasa una de sus manos por mi brazo intentando tocarme lo muevo al instante- una sexy chica sola e indefensa- su sonrisa me asquea- es nuestro día de suerte Carl

- Ya lo creo – dice el otro acercándose por atrás y tocando mi cabello, el pánico llena las células de mi cuerpo




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