Inmune a tus encantos

Capítulo 33: Una promesa

Adam

Miro con sorpresa la casa de Clare, las luces están apagadas, muchas velas pequeñas adornan la estancia, una mesa en el centro perfectamente arreglada, se para frente a mí y me sonríe ampliamente, ¿acaso puede verse más hermosa que ayer? Ahora la puedo apreciar por completo, su vestido negro le queda perfecto, delinea las curvas de su cuerpo robándome la cordura que deseo mantener

- ¿Qué tal te parece? – me señala el lugar, su entusiasmo me enternece, sé que para hacer esto tuvo que hacer un gran esfuerzo, ella no es de estos detalles, pero me agrada de sobremanera su nueva faceto

- ¿Qué no pagaron el recibo de la luz este mes? – arqueo mis cejas bromeando poco, pero su expresión alegre se borra para mostrarme cara de pocos amigos ¡vamos! Esa es la Clare que conozco, y que inexplicablemente me encanta- estoy bromeando preciosa – miro a mi alrededor – me encanta

Vuelve a sonreír, autentica y espontáneamente, aigg mi corazoncito, hoy terminaré tan flechado que jamás podre separarme de su lado, ni siquiera por darle un tiempo – ese es el objetivo – vuelve a tomar mi mano y me lleva al sillón – espérame aquí – me sienta tomando mis hombros, ¡maldición! Es tan tierna

Camina a la cocina y minutos después vuelve con una botella de vino, levanto una ceja- ¿no me digas que me trajiste a tu casa en un plan malévolo de emborracharme y abusar de mí? – contengo las ganas de reír

- ¿te emborrachas con una copa de vino? – me mira con diversión – supongo que no me costará mucho hacer lo segundo- se sienta a mi lado y abre la botella, trago grueso ¿acaso Clare también fue abducida por un ovni? ¡invoco a los espíritus del autocontrol, esto es una emergencia!

- Así que no ocultas tus pervertidas intenciones – le digo al verla estirarme la copa de una manera insinuante

- No tengo por qué hacerlo – esto será más difícil de lo que creía- de igual manera pasará así que no te hagas el difícil

Abro mi boca hasta casi tocar el piso - ¿Dónde dejaste a mi chica? – se levanta del asiento

- La vez frente a ti – sonrió- solo que una versión mejorada – me guiña el ojo caminando de nuevo a la concina – volveré enseguida

Asiento como un completo idiota mientras la veo caminar a la cocina, su espalda y esas piernas… ¡espíritus me están fallando!

Después de diez minutos en donde ya me he tomado tres copas intentando calmar mis nervios la veo salir de la cocina – la cena está lista – me sonríe de oreja a oreja – ven siéntate ni creas que te moveré la silla – me echo a reír mientras camino hasta ella

Miro impresionado todo sobre la mesa, ¿en realidad hizo todo esto? Creí que no era buena para cocinar, bueno saqué la deducción cuando fuimos a acampar y prendió fuego a los malvaviscos ¿Quién no puede azar unos simples dulces? Bueno creo que me equivoqué

- Pero yo si- le digo parándome a su lado y retirando su silla

- Gracias- me sonríe y se sienta

Me acomodo en mi silla sonriendo ampliamente, ella sirve otras dos copas de vino, a este paso de seguro pierdo mi voluntad, que pase lo que tenga que pasar, niego divertido por el curso de mis pensamientos, ella me mira con curiosidad – no vas a comer – me señala mi plato

- ¿Qué tan seguro es? – la molesto y frunce sus labios, gesto que me parece adorable

- Puedes confiar en que la comida no te hará tantos estragos como yo esta noche – boqueo incrédulo por su osadía, ella empieza a reírse a carcajadas – vamos no es para tanto

- ¿Qué no es para tanto? – trago grueso- estoy a punto de dejar enfriar mi cena para llevarte a tu habitación

Un tinte carmesí invade sus mejillas ¡oh ahora no eres tan valiente pequeña!

- Mejor cenemos – rio- tanto esfuerzo no puede desperdiciarse ¿verdad? – dice con nerviosismo

- Es lo que pensaba- digo llevando el primer bocado de comida a mi boca

Sabe realmente bien, más que eso está delicioso, me deleito con cada bocado que llevo a mi boca, la miro y ella come igual de concentrada- no sabía de tu habilidad en la cocina – comento deleitándome con el delicioso sabor del solomillo en mi boca

- Lamento decepcionarte- la miro confuso- mis habilidades en la cocina son nulas, todo lo preparó Luci

Hago una mueca debo aceptar que me había hecho la idea de que ella hizo todo esto - oh, ya veo- tomo de mi copa de vino, veo la desilusión en su mirada – todo esta delicioso – tomo su mano por encima de la mesa- gracias por tu esfuerzo – me sonríe de lado – lo aprecio como no tienes idea

- Gracias – suspira

- De todas maneras, felicita a Luciana –asiente- de no ser por ella abríamos cenado tallarines instantáneos

Entrecierra los ojos, me carcajeo – una más y me olvido de mi plan de conquista – me apunta con su dedo

- Está bien hermosa- dejo de reírme- deseo que esta noche sea mágica a tu lado- acaricio su mejilla, ella inclina su rostro recibiendo mi caricia – te extrañaba tanto nena- suspiro volviendo la vista a mi plato

Así terminamos de cenar hablando un poco de su trabajo en la disquera de Mark, y yo del mío con Frank, en realidad últimamente no me siento cómodo trabajando con él, y todo empeoró después de verlo en esa actitud con Clare, no quiero saber que se hubiera atrevido a hacer si no intervenía ese día ¿acaso quería golpearla? Será muy mi jefe, pero me entero de que se ha atrevido a herir a Clare de alguna manera me olvidaré de todo aquello, por supuesto no le conté esto, no quería arruinar nuestra cita




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