Inmune a tus encantos

Capítulo 41: Tu carrera comienza

Clare

Trato de tomar apuntes lo más rápido que puedo, el profesor de Políticas Públicas parece ir a la velocidad de un rayo con su perorata, miro a mi izquierda y Luci cabecea con la mejilla apoyada en la palma de su mano, sonrío antes de impactar mi dedo índice en su frente

- Auch – se queja pasando una mano por la zona adolorida, me fulmina con la mirada- ¿Por qué hiciste eso?

- Así no aprobarás Políticas Públicas – replico- ¿o es que tienes la habilidad de aprender mientras duermes?

Se cruza de brazos – no me culpes, el Sr. Danson parece cantante de rap – rio – no le entiendo ni la mitad de lo que dice

- ¿Cómo vas a entender si la mitad de la clase te la pasas durmiendo sobre tu escritorio?

- Bueno ya para con tus regaños mamá…

- ¿has dormido bien?

- Perfectamente – me levanta su dedo pulgar, pero estoy más que segura que no lo ha hecho, el percance con su padre la afectó más de lo que desea aceptar

Salimos de la clase después de una larga hora en donde mi mano pagó el precio, mi muñeca me duele por lo que la muevo circularmente mientras Luci bosteza a mi lado ¿en serio esta es la vida universitaria? Pues no es tan genial como todo el mundo dice

- Oh, miren quién va ahí - escuchamos risas en el pasillo y tres chicas que hablan entre ellas- definitivamente las apariencias engañan, quien iba a imaginar que no era tan mosquita muerta como se veía

- Ya quisiera yo tener un Sugar Daddy con él

- Si, está tan bueno que me cuesta creer el mal gusto que tiene- abro la boca indignada y me doy la vuelta para encarar a esas estúpidas, Luci me toma del brazo

- Déjalas- murmura

- ¿Escuchaste lo que han dicho? – frunzo los labios - ¿Qué se creen esas...

- No quiero más problemas- la miro extrañada- suficiente con lo de esa noche

- Luci…

- ¿Vas a la disquera? – pregunta cambiando de tema mientras intenta sonreír

- Si, Mark me llamó anoche, debo reunirme con él

- Ok, iré a visitarlo un rato

Asiento y vamos juntas a la disquera de Mark, entramos por la puerta principal y la recepcionista y otros empleados se levantan e inclinan la cabeza ¿ok? ¿Qué sucede acá?

- Muy buenos días señorita Collins- saluda cada persona mientras caminamos, oh ahora lo entiendo es por Luci, la miro de reojo y no se puede ver más incómoda, sonríe forzosamente apresurando el paso para subir al ascensor

- ¡Guau! – digo mientras subimos a la caja metálica

- Es tan bochornoso- dice pasando las manos por su rostro

- Mark es importante Luci, es el jefe, es entendible que te traten de la misma forma

- Si, solo… que no me acostumbro a tanta atención

Sonrío recargándome en el ascensor – vamos, no es tan malo – me mira entrecerrando los ojos- ten por seguro que todas las mujeres de esta ciudad te envidian – sonríe- si no tuviera a Adam también lo haría

- ¿Qué cosas dices? – suspira – supongo que esta será mi vida de ahora en adelante ¿no? mostrémosle la mejor cara

Una amplia sonrisa se extiende en su rostro mientras salimos del ascensor rumbo a la oficina de Mark, la secretaria se levanta e inclina su cabeza – Srta. Collins un placer recibirla- la mujer sonríe nerviosa e intento contener una carcajada- buenas días Srta. Hamilton

- Buenos días- decimos las dos al unísono

- Mark… ¿está ocupado? – pregunta Luci

- Ya le comunico que está aquí

Presiona los botones de su teléfono – Sí, señor ya les indico que pasen – cuelga y vuelve a sonreír, ¡cielos! ¿no le duele la cara? – las está esperando en este momento, sigan por favor

- Gracias

Ambas entramos a la gigantesca oficina, el rostro de Mark se ilumina como el sol en un día de verano al ver a mi amiga, se ve tan adorable, la miro y ella está igual solo que sonrojada, ahora me siento realmente incomoda – Clare, buenos tardes – dice un cordial Mark

- Buenos tardes, Mark – le respondo con una sonrisa

- Hola hermosa – toma a Luciana por la cintura y yo desvío la mirada a la gran vista de la ciudad

Trágame tierra. Trágame

Luci carraspea llamando mi atención – los dejaré solos para que conversen- asiento con media sonrisa, se ve tan preciosa con sus mejillas como dos tomates, sus ojos brillan e irradia felicidad, nada que ver a como estaba en la mañana – volveré cuando terminen… amor – me derrito ¡cuánta dulzura! Creo que me dará diabetes, bajo la mirada porque creo que me veo ridícula presenciando el idilio de estos dos, ahora comprendo por qué su premura por casarse, son tal para cual

- Espérame en nuestra sala- le sonríe- iré cuando termine de hablar con Clare

Mi amiga reacciona de su embelesamiento y sale de la oficina con sus piernas tan temblorosas que cubro mi rostro para no reír – Clare- me llama Mark haciéndome poner toda la atención en él- ven siéntate




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