Inmune a tus encantos

Extra 11

Luci

Abro mis ojos lentamente, sonrío mirando su hermoso rostro, me quedo así unos largos minutos, soy muy afortunada de tenerlo, cada día a su lado es maravilloso

Suspiro mordiendo mi labio, rayos, podría quedarme así todo el día, su perfecto cuerpo sobre nuestra cama es como una obra de arte

Mi embelesamiento termina al sentir una arcada, no de nuevo

Me levanto al baño presurosa, y por lo menos alcanzo a llegar para liberar el escaso contenido de mi estómago antes de hacer un desastre

Esto es realmente asqueroso, ¿Cuándo se supone que acabará esta tortura?

Oye pequeño, no castigues tanto a tu madre

- ¿Estás bien mi amor? – Mark entra al baño y no es para nada bonito que tu esposo te vea con la cabeza metida en el retrete como primera imagen de la mañana

- Si, solo… – hago un gesto de asco, otra vez no por favor – maldición no aguanto

Y ahí va más vomito milagroso, ¿De dónde sale tanto? Ya me parezco a la niña del exorcista

Mark se acerca y acaricia mi espalda – tranquila hermosa, las náuseas y vómitos pasaran pronto

- ¡Tú no digas nada! – le grito limpiando mi boca- esto es culpa tuya

- ¿Culpa mía? -  inquiere alzando una ceja

- Tú con tu sed insaciable – le apunto con mi dedo – no me dabas descanso, pobre de mí

Ríe negando - Te recuerdo quien era la que…

- Shuuu – lo callo, sonríe - ¿Cómo es que te vez tan perfecto en la mañana y yo me veo y apesto como un borracho?

- Te ves preciosa…

- ¿Si vez? – entorna las cejas confundido – siempre dices eso para hacerme sentir mejor, pero logras lo contrario porque sé que me mientes

Suelta el aire lentamente y me extiende su mano – es verdad hueles terrible tienes que bañarte – abro la boca indignada – y después te llevaré a que te corten el cabello, lo tienes reseco en las puntas – toma un mechón

Le doy una palmada en la mano – bueno no te pases – me sonríe

- Iré a preparar el desayuno – dice – quiero verte abajo con un lindo vestido, hoy me acompañaras a la oficina

- ¿Por qué? – hago puchero, cuando voy me aburro mucho, él siempre está en juntas y yo lo único que hago es verlo como idiota, porque su atractivo se multiplica por mil cuando habla con tanta propiedad frente a sus trabajadores o socios, vaya usted a saber de qué hablan

- Porque yo lo digo y así se hará

- Mandón – le saco la lengua, ríe cerrando la puerta del baño

Me doy una ducha y me arreglo, peino mi cabello que definitivamente necesita un corte y me maquillo un poco, cuando estoy lista bajo al primer piso, el olor a hotcakes recién hecho me atrae a la cocina casi haciéndome levitar

Mark se mueve con soltura de un lado al otro y yo me siento en un taburete de la isla para apreciarlo, la camiseta que trae se marca a su grande espalda y de seguro me encuentro babeando, se da la vuelta y pone dos hotcakes y un tazón de frutas frente a mí – el desayuno para mi bella esposa – me sirve jugo de naranja

- Gracias – murmuro llevando la fruta a mi boca, se sienta a mi lado con su taza de café y abre el periódico

- ¿No desayunaras? – inquiero al ver que no trae nada más que su café

- Tengo un poco de nauseas… -  confiesa en voz baja haciéndome sonreír

- Me alegra saber que no soy la única que sufre – tomo de mi jugo

- Me reconforta saber que te hace feliz mi sufrimiento – bromea, sonríe de lado mientras ojea la página de negocios, Típico de él

- Oye – muevo su hombro, me mira de lado – podrías dejar eso a un lado y prestarle atención a la madre de tu futuro heredero

Ríe encantador y lo cierra dejándolo sobre la encimera – sus deseos son órdenes para mí, mi bella señora

- No me digas así, me haces ver vieja – me cruzo de brazos, suelta el aire por centésima vez desde que estoy embarazada, no puedo negarlo, me he vuelto muy fastidiosa, pero no me juzguen, son las hormonas, Sí, definitivamente las hormonas

- Ok, ven aquí mi preciosa y joven señorita – sonrío mimosa sentándome en su regazo - ¿sabes que te vez muy tierna haciendo berrinches? – susurra tomando un trozo de hotcake y llevándolo a mi boca

- ¿A quién le dices berrinchuda? – lo fulmino, vuelve a reír

- No puedo, me matas de ternura – toma de su taza

- ¿Y es que acaso soy un maldito conejo afelpado para matarte de ternura?

- A eso me refiero – ríe y vuelve a darme de comer en la boca, sonrío recibiendo gustosa la comida, Mark siempre ha sido así, en nuestros tres años y un poco más de casados nunca ha perdido los detalles y aprovecha cada momento para hacerme sentir especial y única, simplemente no puedo describir con palabras lo feliz que soy cada día a su lado

- Programé tu cita con la ginecóloga mañana – dice mientras continua en su tarea de alimentarme como a una niña pequeña




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