Inmune

Capítulo 2: Inicio

Cuando todo comenzó vivía en casa de mis padres, estudiaba en la universidad, jugaba fútbol, era pasante en una prestigiosa empresa, tenía una novia hermosa, mi única preocupación era pasar el semestre y tener detalles románticos con mi chica.

En diciembre del 2019 cuando salió la noticia era solo una epidemia, el foco solo está ubicada solo en China, y como China estaba lejos de casa no le dimos importancia a esa noticia, las personas recibimos el año deseando los mejores deseos para el 2020 siendo ignorantes de lo que en un futuro pasaría.

Los meses siguientes solo fueron parte de la rutina trabajar, estudiar, practicas de futbol y salir con mi chica. De repente en la calle la gente solo hablaba del virus, las redes solo tenían memes referente a ese tema, y el mundo seguía sin tomarse la amenaza en serio.

Ese fue nuestro primer error.

En mi casa mi madre una bella enfermera jubilada tomó el control del asunto, tomó medidas preventivas, me hizo una colección de máscaras para poder salir al trabajo, al llegar iban directo a la lavadora junto con la ropa que había usado ese día.

Mi padre un humilde mecánico cerró las puerta de su taller con mucha tristeza y preocupación, pero era mi trabajo ayudar a mi familia en tiempos difíciles.

Al principio de la cuarentena, las personas tenían precaución, todo el mundo salía con sus mascarillas y mantenían su distancia social, pero el tiempo fue pasando y la gente comenzó a ver el coronavirus como una enfermedad común y no como una amenaza real.

Me pregunto si en vez del coronavirus ser un virus que ataca las vías respiratorias, hubiera sido un virus más como el ébola la gente habría actuado de forma diferente.

Yo aprovechaba cada que salía y reponia comida, era increíble como mientras avanzaba el tiempo las personas dejaban a un lado las recomendaciones dadas por la OMS, en la calle comencé a ver personas con las mascarillas mal puestas, dándose besos y abrazos al saludarse en la calle, incluso se quitaba la mascarilla para poder hablar con tranquilidad.

El aislamiento social fue un concepto que pocos manejaban. Me volvi celoso con las personas en mi entorno, no dejaba que nadie se me acercara, ni me tocara, ni me hablar sin usar correctamente la mascarilla, en el trabajo me llamaron loco, problemático, pero yo era el único nexo que tenían mis padres con el exterior, si yo enfermaba lo harían ellos y lo siento los amaba demasiado para hacerles daño.

Un día en mi trabajo me notificaron que me fuera a casa a cumplir cuarentena pues mi jefe había dado positivo para coronavirus, me dieron una lista de los síntomas si presenta alguno debía ir al médico de inmediato.

Ese día llegue a casa y ni salude, me fui directo al baño y me di una ducha, luego de eso les di la noticia a mis padres a través de la puerta de mi cuarto.

Pase los siguientes días revisando mi temperatura cada cuatro horas, hacia gargaras de agua con sal, de agua con bicarbonato, de agua con vinagre, de agua con limón, hacia infusiones con hoja de eucalipto, ponía en práctica cuanta patética e inútil receta llegaba por el whatsapp.

A la semana siguiente aún no tenia ningun sintoma, avise a mi trabajo pero me dijeron que cumpliera la cuarentena, pues en la oficina más de la mitad del personal dio positivo al nuevo virus,  aburrido y sin nada que hacer comencé a leer, primero me leí cada libro de informática que encontré, pasaba el día desesperado leyendo noticias, buscando más información, cada articulo nuevo que salía en la web, yo le echaba un ojo.

La tasa de muerte se fue elevando, pero la gente seguía sin tomarse en serio, salían a la calle y no solo a buscar comida.

Los jóvenes con su increíble sabiduría comenzaron a hacer unas fiestas llamadas "corona party" lo que hizo que aquellos que no estaban contagiados luego de la fiesta si lo estuviera.

El 30 de septiembre recibí una llamada que movio todo mi mundo, mi novia se encontraba mal, nadie quería llevarla al hospital sus padres se escuchaban desesperados, salí de mi casa con vehemencia no podía dejar a mi novia así.

Llegue a su casa y la cargue para meterla en mi auto, agradecí que las carreteras estuvieran solas, pero al llegar al hospital ella había muerto, su madre lloró en mi pecho desconsolada.

Ese fue mi primer error.

Dos semanas después de su entierro simbólico, las personas que asistieron comenzaron a enfermas, allí me di cuenta que mi vida y la de los míos estaba en peligro.

**Gracias infinitas por su apoyo en este nuevo proyecto, espero les guste, ya sabes si te gusto alimenta mi ego votando y comentando**




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