Capítulo 7: Pecho a tierra.

Reaccione antes de oír el disparo, me tire al suelo y me cubrí la cabeza, agradecí que el pasto estuviera tan alto, que podía brindarme algo de camuflaje, pero era de día y ellos eran inmunes, debía moverme.

Sin embargo la mejor manera de probar que soy inmune es en un combate cuerpo a cuerpo.

Agudice mi oído, prestando atención a los pasos que daba el imbécil que me disparó.

A unos cuantos pasos de mi, el ruido se detuvo, alce un poco  la cabeza y observe los zapatos del hombre que estaba justo en mi línea de visión.

-¿Lo perdistes? -Gritó su compañero caminando a su encuentro, enseguida supe que era una chica.

-¿Te callas? -Respondió el idiota que me disparó. Se giró quedando de espalda a mi.

No es de hombre atacar por la espalda, pero tampoco lo era dispararle a alguien que no poseía un arma, además los tiempos cambiaron.

Me preparé y salte sobre él, dándole un codazo en el hombro derecho haciendo que el tipo cayera al suelo boca abajo, lo tome por el cabello y en un rápido, pero eficiente movimiento, saqué mi navaja y se la coloque en el cuello, cuando me giré su compañera ya me estaba apuntando.

-¡Soy un maldito inmune y tengo información que compartir! -Exclamé tratando de no sonar inseguro, necesitaba salir de esta situación con vida.

-¡Cindy, dispará de una puta vez! -Exigió el hombre con la navaja en el cuello, la apreté un poco más haciendo que de su cuello saliera un hilo de sangre.

-¿Qué información? -Pregunto la chica bajando un poco el cañón de su arma.

-Información sobre los inoculados. -Mi respiración estaba agitada y el miedo calaba en cada fibra de mi ser.

-Claro que tienes información. ¡Eres uno de ellos! -Gritó el hombre-. Suéltame para que veas que te doy una paliza.

-Yo no fui quién disparó primero. -Le recordé-. Pero acepto, si te gano en un combate sin armas, me llevarás con tu líder. -Ofreci generosamente. Sí iba a morir, el hombre de rodillas vendría al infierno conmigo.

-¿Quién dice que tenemos uno? -Comentó el hombre.

-Por qué un idiota como tú no manda ni a las cucarachas. -Coloqué mi pie en su espalda y lo tiré al suelo, este se giró rápidamente, pero yo ya estaba sobre él con una rafaga de golpes.

El hombre me hizo una llave con las piernas, pero yo lo golpee con mi cabeza justo en su nariz, dejándolo fuera del combate.

La chica puso el arma en mi cabeza, automáticamente  yo detuve todos mis movimientos y alce mis manos en señal de rendición.

-Digamos que te creó, pero no confió en ti. -Su compañero se puso de pie y escupió sangre al suelo-. Raúl amarralo.

Este me ató las manos con más fuerza de la necesaria.

-¿Están muy apretadas? -Se burló.

-No tanto como tus bolas dentro de tu culo. -Él respondió dándome un puño en el estómago, caí sobre el suelo sin aire.

-Basta, llevemoslo con Tony, él tomará una decisión. -Ordenó la chica.

-Muy bien tu ganas. -Dijo Raúl dándome un golpe con la culata de su arma, enseguida caí inconsciente en el suelo.

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