Inmune

Capítulo 9: Oportunidad.

—Despierta bella durmiente. —La voz de un hombre desconocido me sacó de mi inconsciencia.

—Voy. —Dijo otra voz que era capaz de reconocer. Escuché un ruido y sabía que se trataba de algo.

Sin embargo reaccioné tarde, cuando el cubo de agua fría chocó con mi cuerpo.

Abrí mis ojos lentamente, cuando pude enfocar bien lo mire con mala cara.

—¿Cuál es tu maldito problema? —Escupi el agua que cayó en mi boca.

—Tú. —Contestó sin rodeos.

—Mira que bien te haces el machito solo porque estoy atado. —Me burlé de él.

—¡Basta! Cindy dice que tienes información. —Imaginé que él debía ser el tal Tony.

—¿Me pueden desatar?

Tony miró a Raúl y este con renuencia cumplió la orden.

Yo me pude se pie sobándome las muñecas que estaban enrojecidas.

—Hace poco obtuve información de los inoculados Fernando y Jake, ellos estaban reunidos con los demás y les aseguraban que beber la sangre de los inmunes los sanaba.

—¿Tú crees esa mierda? —Me interrumpió Raúl.

—Lo creo porque días antes de dicha reunión, yo contemple como Fernando y Jake mataban cruelmente a una Inmune y luego bebían de su sangre. —Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al recordar ese día.

—¿Notaste algún cambio en su apariencia? —Preguntó Tony.

—No, pero eso no evitará que los demás como ellos busquen y maten a más como nosotros.

—Tienes razón, claro siempre hemos estado en una guerra silenciosa, pero esto cambia la cosa. 

—Tony pegó su espalda a la pared pensativo.

—¿Cómo era la chica? —Interrogó Raúl.

—Cabello negro, piel morena, llevaba un revólver que no le fue de mucha ayuda. —Describió lo que recuerdo de la chica.

—¿Y tú sólo viste? Ya decía yo que tenías cara de cobarde. —Raúl siguió diciendo lo que le apareció en la cabeza, pero no me defendí.

¿Para que? Realmente no podía hacer nada, bueno sí podía, pero desgraciadamente el mundo cambio ya nadie hace nada por otra persona, aunque yo prometí que si me encontraba con una situación similar tomaría cartas en el asunto.

—¿Por qué vistes así? —Habló de nuevo Tony, ignorando a Raúl.

—Camuflaje.

—¿Cómo se te ocurrió?

—En la reunión, había un hombre con la piel muy frágil, parecía tener unos 100 años, este dejó pasar a todo el mundo, pero luego detallaba a cada personas muy bien.

—Bueno vamos te llevaré con los demás.

—Tony, no creo que sea lo más indicado, el tipo parece uno de ellos.—Se quejo Raúl.

—Esa es la idea. —Contestó Tony saliendo de el pequeño cuarto donde estábamos.

Me dispuse a seguir a Tony, pero la mano de Raúl me lo impidió.

—No se que tramas, pero te mantendré vigilado. —Era una clara advertencia, la cuál irá al bote de basura.

—Vete a la mierda. —Lo tropecé con mi hombro al pasar por su lado, dejando claro que no le tenía miedo.

Me solté de su agarre y camine detrás de Tony.

—Me llamo Antony, pero me conocen como Tony, somos pocos y cada día salimos a buscar a más, pero ahora todo será difícil.

<<Como verás vivimos prácticamente dentro de una cueva, es un lugar seguro, aquí la limpieza, la comida, las salidas y la vigilancia, se hace por turnos.

Seguía hablando sin parar y por dos segundo me pregunté qué edad tendría este Tony, parecía muy maduro a nivel físico pero una vez abría la boca, parecía como un adolescente.

Claro existía la posibilidad de que estuviera tan acostumbrado a mi soledad y a mi silencio que me era extraño entablar una conversación.

Subimos un largo tramo de escaleras, luego recorrimos un pasillo con bastante humedad, doblamos a la derecha, luego a la izquierda y subimos otro tramo de escaleras.

Mientras Tony hablaba yo grababa el camino en mi mente y trataba de hacer un mapa.

El dijo un cueva, tal vez vivían bajo la superficie, me gustaría saber donde está la salida.

Después de tantas vueltas llegamos a una estancia amplia donde un grupo de al menos unos 60 jóvenes estaban reunidos.

Unos estaban sentados comiendo, otros sirviendo la comida y un grupo muy reducido fregaba los platos.

—Este es el comedor, ya irás conociendo la cueva, vamos debes tener hambre. —Caminamos entre las mesas todos se veian saludables y me miraban con curiosidad, algunos incluso se pusieron en estado de alerta.

No me había fijado cuánta hambre tenía hasta que me pusieron un plato de sopa en la bandeja. Di las gracias y segui a Tony.

—Lo que te diré es confidencial, no lo sabe sino mis dos aliados más cercanos. —Mira a un lado y luego al otro, yo repito su movimiento—. Ya tenía información sobre las agresiones a los inmune, han habido 4 ataques, todos sangrientos.

Lo miró, ha cambiado su forma de hablar, ya no parece el adolescente inmaduro de hace tre minutos atrás. Concluyó que no debo confiar en nadie, todavía.

En la mesa se sentó una chica de cabello castaño claro y otro chico de piel oscura y ojos claros.

—Ocurrió otro ataque. —Comentó la chica en voz baja.

Mi corazón comenzó a latir deprisa, mire a ambos chicos y luego a Tony.

—Amber, Henry, él es... —Me miró sin saber la respuesta.

—Frank. —Conteste sin quitarle la vista a la chica.

—Exacto Frank y los ayudará esta noche. —Me miró con sus ojos verdes—. Ayudalos a camuflarse.

—¿Qué se supone que vamos a hacer afuera? —Pregunto Amber.

—Vamos a hacer una masacre. —Comente con convicción. Todos me vieron confundidos— ¿Que no queda claro que ha comenzado una guerra? 

No parecían estar muy convencidos por lo que de mi boca salía, pero yo vengo de estar afuera y ver como ese tipos asesinaban a la pobre chica. 

Antes había como cierto desagrado, lo inoculados nunca aceptaron que ellos fueran vacunados y que hubiera un grupo de personas que no iba a sufrir lo mismo que ellos estaban pasando.




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