Epílogo
Tras leer esa corta oración que sobresalía entre todas las demás, lo comprendí todo, todo encajaba según me había contado mi pequeña amiga, pero a pesar de saberlo, quedé enmudecido por ese sorpresivo descubrimiento que había abarcado mi pensamiento en ese momento, eran tan pocas palabras que resumían todo lo que había pasado ella, pero tenían un significado bastante impactante y reconfortante a la vez, pues expresaba un anhelo, un deseo de paz, algo que ella no había conocido mientras vivió en el mundo real aunque ya no estaba más expuesta a esos tormentos, la enseñanza debía ser útil para los seres que aún estaban sufriendo eventos similares, ya recuperando el movimiento, empecé a dar pasos adelante mientras rodeaba las paredes de ese regular espacio místico, al mismo tiempo que leía las otras dedicatorias, en mi mente se repetía incesantemente en voz alta la misma oración que se oían como susurros de distintas personas que lo repetían con cierto tono de compasión y respeto, hacia quien estaba dedicado el mensaje, lego de ello salí de inmediato de ese recinto y misteriosamente las voces cesaron de oírse en mi mente, estaba en la puerta y baje por un par de escalones para pisar de nuevo la hierba en el suelo, cuyo color resaltaba porque reflejaba el destello que salía desde la ventana y la entrada a ese mítico ambiente, no lograba ver a nadie más afuera a pesar de llamar a viva voz, buscando alguna respuesta por más que sea de algún ente desconocido, como los que nos mantuvieron cautivos, pensé que una mejor perspectiva me ayudaría a encontrar algún rastro de compañía, así que tomé impulso y de un salto levité hasta el techo para poder observar en el panorama, cuando aterricé sobre el viejo tejado justo antes de volver a llamar su nombre, abajo algo me llamó la atención, al verlo bien noté que eran como unas trozos de papel cuyos bordes reflejaban la luz blanca de la luna, al acercarme y levantarlos supe que se trataban de hojas fotográficas que al parecer contenían las impresiones de algunas imágenes, al volver a mirar el tejado, a una pequeña distancia se encontraba un libro grueso que parecía un álbum de fotografías desde donde posiblemente se habían desprendido las imágenes que tenía en mis manos, no llegué a recoger ese álbum solo concentré en mirar las fotos que sostenía y para sorpresa mía en ellas estaban revelados, al parecer, los momentos más felices de cada uno de los difuntos para quienes eran las dedicatorias y las velas, era un momento conmovedor más aún cuando levanté la mirada y vi más de esos papeles regados sobre el tejado de aquella antigua capilla, en una de esas fotos se encontraba el rostro de la pequeña Lupe con sus cabellos ordenados en forma de melena y una sonrisa sutilmente sincera en su rostro, luego de observarlos por un momento decidí devolverlos al lugar de donde los había hallado y nuevamente de un salto estuve levitando hasta volver al suelo acolchado por el pasto, me encontraba de espaldas a la entrada de ese recinto y justo cuando volteaba a ver nuevamente su brillo, inesperadamente alguien jaló de la parte baja de mi chompa y logró llamar mi atención al instante, al ver hacia abajo la reconocí de inmediato y ambos sonreímos llenos de alegría por nuestro sorpresivo reencuentro, la soledad de ese lugar se esfumó al ver su habitual sonrisa el cual iluminó su rostro pues se encontraba muy emocionada, repetía una y otra vez que sabía que iba a escapar de una u otra forma, me dijo que su madre le había dicho una vez, que las fuerzas del bien al final siempre saldrán victoriosos si así lo creen, estuvimos hablando un buen rato cuando ella mencionó que me había visto elevarme hacia el cielo y no paró de pedirme que le enseñara esa habilidad que nunca antes lo había intentado, asentí a su pedido sin dudarlo y luego me di cuenta que el sol nuevamente anunciaba el amanecer de un largo día. Mientras todo el paisaje empezaba a ser bañado por la luz del amanecer, comencé a impartirle el conocimiento de esa destreza que aun a mí me había impresionado la primera vez, le dije que el primer paso era que ella intentara saltar en su posición, haciendo un mínimo de esfuerzo y que, si podía elevarse a una altura considerable, entonces sería mucho más fácil que lograra levitar, ella dudó por segundo luego se concentró, juntó sus pies en el suelo y se animó a dar un pequeño brinco con apenas un poco de esfuerzo y sucedió tal como lo había sospechado, ella también tenía esa facultad sorprendente por lo que sería mucho más sencillo enseñarle, hasta que lo dominó rápidamente y emocionada se elevaba gradualmente a mayor altura para dominar el aterrizaje casi a la perfección, cuando estuvo más confiada de su capacidad decidimos volar ambos para acercarnos hacia la luz de la bella luna, la pequeña Lupe sobre mi espalda se aferraba a mi brazo con ambas manos apegando su rostro de luz en mi hombro y de alguna manera entendí que esa era su forma de agradecerme, al mismo tiempo pude ver en su cara un gesto de fascinación por la vista lejana del suelo y como las diferentes luces de las casas abandonadas del pueblo, se difuminaban tiritando a lo lejos mientras el amanecer se acercaba a un ritmo despreocupado, volábamos a una velocidad moderada para observar las diferentes maravillas del mundo que se encontraban juntos allí, solo que en distintas áreas, los cantos de las aves reconfortaban nuestras almas y nos recordaban el cálido e incomparable bienestar de la libertad, de un momento a otro ella dejo escapar un tenue suspiro y pregunté qué sucedía, ella dijo que por fin me contaría el secreto que mantenía en su mente: “… bueno, no pensaba decírtelo ahora… pero creo que es el momento adecuado para que lo sepas…”- volví a decirle que continuara, creyendo que sería una de sus simpáticas ocurrencias que tanto nos hacía reír, por eso le quité cierta importancia y miré al frente continuando con la travesía aérea, pero el tono de su voz se hizo más claro, como si quisiera que lo entendiera todo de una sola vez, así que también neutralicé cualquier gesto de mi rostro y le dije muy calmado: “vamos Lupe… dime eso que es tan importante…¿Acaso aún no lo sé?”- dije con cierto asombro- “¿Todavía no lo notas?”- dijo ella como dándome pistas de lo que sucedía, así que reduje lentamente nuestra velocidad de vuelo mientras la miraba y ella me miraba fijamente, luego cerró sus ojos de luz para dar una honda respiración y volviendo a mirarme, ella exhaló el aire que contenía las palabras que me iba a comunicar, y lo soltó: “… El camión donde tú venias a visitar las ruinas mayas…se… desbarrancó, cayendo hasta el fondo de un gran precipicio… nadie sobrevivió… por eso es que al parecer tu alma en la confusión del momento vino a parar hasta este mágico lugar, que es muy parecido al anterior pero sin los sufrimientos del mundo real,… te veía tan confiado, pensando que éramos tan diferentes… que tenía que decírtelo… somos tan iguales, personas que querían escapar tan lejos y tan lejos del mundo y de sí mismos, que llegamos a parar aquí donde todo es distinto, donde queda la eternidad, donde viven las almas libres… como nosotros”.
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Editado: 29.02.2020