-¡Aaaaaahhh!- allí estaba ese maldito sueño de nuevo, fuego, transformación... alas, agujas, dolor... todo como flash de fotografía que haci mi mente añicos... Calma Sam... calma ...
Vidas pasadas... quien sabe pero cada vez eran más terribles los sueños; razón por la que, no deseaba dormir y podía dejar de hacerlo sin problemas "según mis tíos " habilidades sobrenaturales con las que había nacido.
-¿Estas bien? - alguien en mi puerta -
-Solo fue una pesadilla tío Héctor- era el único de los dos que acudía a mi puerta a preguntar si estaba bien-
-Bueno... descansa mañana tienes universidad -
-lo sé, esos niños me sacan de mis Cabales con eso del casino casi no los dejó vivos por no quedar de acuerdo- mi tío se rio de semejante cosa tan trivial para mi -pero es que si no digo que pagaría por todo ellos seguirían peleando por cosa tan falsa como es el dinero -
-Ni siquiera tienes que pagar por ello, pero ella necesita sentirse más humana - responde dejándome sola... si solo un poco más humana tío-
Me levante de la cama y busque en mi computadora si había algo que hacer antes de irme a estudiar... Era perfecto para una noche de insomnio.
No había algo que me regocijara más que ver sangre en mi cuerpo y destrozos por donde pasara; sin duda, había nacido para matar... piedad... solo la conocía de nombre.
Ellos dicen llamarse mis tíos, no recuerdo nada de mi pasado, nada más que encontrarme en una posa de sangre con la persona que llamaba madre a los cuatro años. Había muerto al verme transformada en el demonio que soy, solo recuerdo que me había enojado por algo que quería pero que nadie me dio y eso desato el infierno en mi interior.
Héctor y Saulo son las únicas personas que pueden permanecer a mi lado sin morir, aun no se la razón, pero hay noches que recuerdo que me torturan hasta el cansancio... pero al abrir los ojos solo son obra de mis pensamientos y esos sueños amargos de siempre. A veces no lo creo.
La mañana llego y con ello me dispuse a cambiarme para ir a la universidad. He pasado tantas veces por ella que he visto tres generaciones venir y escoger la misma carrera solo para complacer a sus padres, todas esas veces arrepentirse pero aun así seguir la norma de la familia... Estúpidos.
Hoy tenía deseos de cambiar mi habitual oufit por algo que nadie a visto. Por lo regular soy la persona de la que todos se alejan por vestirse de negro, ropa holgada y escuchar rock. Hoy vestiré como esas princesas que todos aquí admiran para que sepan que solo me verán esta única vez.
Unos jeans ajustados, una camisa de ceda y zapatos deportivos negros... no podía olvidar lo, una chaqueta de cuero con capucha para tapar ese cabello blanco que no muestro a mucha gente y mi amada Dukati.
Llegue antes que todos para esperar el camión con todo los elementos para el tema del baile de graduación "el casino Royal"
-Mi Reina, como has estado... no puedo creer que te metieras a planear esta niñería solo por tu graduación- Albert... o Gloria como se decía llamar el hombre me sacaba de mis cabales siempre, odiaba que quisiera tocarme y más si era en público-
-Mantén distancia Albert que no respondo - no le estaba viendo, ni siquiera le había prestado atención, estaba sentada en la puerta del salón de la universidad desde hacía media hora y este intento de hombre no había aparecido.
-Deberías trabajar en tus chacras querida... - baje mis lentes para mostrarle esos hermosos ojos rojos con los que nací, solo eso bastaba para que la gente supiera con quien trataba -
-¡Ah!... Madre mía... Lo siento! Lo siento!... Madame, en seguida nos ponemos a trabajar- sonreí por su miedo, pero más por ver a mis compañeros llegar tan tarde.
-¡dije que vinieran a primera hora!- solté enojada y una peliteñida me miró ofendida -
-Para mi primera hora es la una de la tarde, como se te ocurre llamar al grupo a las 5 de la mañana diciendo que a las 7 vendrían a dejar el mobiliario... no pudiste pedir una hora menos estresante - su voz era más estresante que el trabajo-
-Si quieres les pido que se retiren, total tu padre puede pagar por la fiesta - dije a punto de dar órdenes- el único chico que se acercaba a mi me tomó del brazo -
-Sam... déjalos, no arruines la fiesta por una niña caprichosa -
-Solo por que tu lo pides Gabriel... que se pongan a ayudar que no hay personal para bajar las cosas - le ordene y el transmitió a los demás la información.
Los vi trabajar a todos, pedir agua y además quejarse de hambre, ya había pedido algo para comer y todos ...
-La comida llegó!- grito uno de mis subordinados, Mark era un chico con muchos problemas cuando le conocí, aunque mis tíos no lo querían cerca era lo más cercano a la sinceridad que podía tener en mi vida. Se que fingía ser un tonto para que le dejasen hacer lo que sea para estar conmigo.
-¡ALELUYA!- gritaron todos, mientras atacaban a los que servían. En ese momento aproveche para ayudar a bajar algunas cosas del camión. Me quité la chaqueta, amarre mi cabello, me quité la blusa de encima y me quede solo con la camiseta.
Muchos de mis subordinados estaban trabajando como simples empleados de la carga, me conocían; menos los chiquillos esos, nunca habían visto ni una sola hebra de mi cabello, solo Gabriel. Cuando vi a algunos en la rampa,estaban un un poco ¿pasmados?... por decirlo de alguna forma.
-Deberías demandar a quien te pinto el cabello; quien te haya sugerido que te quedaba seguro estaba drogado - la peliteñida estaba tirando veneno en toda su gloria -
Algunos me vieron esperando instrucciones; solo negué y seguí hasta dentro del contenedor, tomé algo que pesaba, lo cargue hasta la entrada y volví a subir.
-Es mi cabello, no necesito ir a ninguna peluquería a retocar, que buena falta - no iba a bajarme los lentes para mostrar mis ojos por que entonces si tendría que matarla.
-Muévanse niños que eso no se baja solo y hay que terminar- dijo Albert sacándolos de sus miradas extrañas hacia mi -
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Editado: 28.11.2024