Inocente

Atrapados

-¡No me contradigan!... baja y trae lo necesario - Sam trato de verse asustada y bajo lo más pronto posible, estando dentro de la farmacia tomo todo lo que podía y dio una lista de insumos médicos al viejo farmacéutico.

-A ver muchacha, claramente usted no es de por acá, esta vaina solo la consigue en el hospital- señaló la hoja enojado -

-No me importa, si ellos - señaló el auto- me trajeron acá es por que saben que iba a obtenerlo, créame que tampoco estoy muy feliz de venir pero ellos no aceptan un no por respuesta - el hombre del auto se bajó al ver que señalaba, el anciano rápidamente se fue dentro y regreso con una maleta de insumos médicos, metiendo con las manos temblorosas todo lo que había tomado Sam.

Esta a su vez le dio los dos fajos de billetes y este los tomó diciéndole que se fuera rápido.

-Todo bien - dijo el hombre armado quien miraba a todos lados, mientras Sam solo podía mirar el piso -

-si, ya pode.. podemos irnos - trato de sonar temerosa y funcionó-

-No te cag**s en el auto si no quieres que te mate - dijo otro quien la miraba temblar de miedo 

Luego de media hora estaban a las afueras de Medellín, cerca de un complejo turístico que al parecer era del capo que tenía cauitivo al lobo; no podía asegurarlo, pero algo le decia que iba a curar al lobo pero ya dentro, se dio cuenta que le llevaban arriba.

Era posible que el herido fuera un capo y solo la estaban retrasando. Pero después de pasar por tanta seguridad la llevaron hasta una habitación donde la empujaron junto con la maleta, todo estaba oscuro así que de inmediato encendieron las luces desde fuera.

-Has tu trabajo, luego te dejamos ir- sonó a burla pero ella sabía que era cuestión de que no la necesitarán para que la trataran de matar.

Posó su mirada en el hombre de más de dos metros encadenado de sus extremidades, un collar que le electrocutaba y muchos cortes... su piel se estaba tornado azul ¿or que no se curaba?¿era un lobo?.

Se acercó despacio a tocarle una de las heridas ya que tenía un azul extraño... apenas tocó se llevo los dedos a la nariz, sus ojos ee abrieron de asombro ¡azucena y belladona juntas!¡quién podía ser tan miserable!. Pero Alessandro no podía distinguir de amigo o enemigo en estos momentos, le dio un empujón que la envió al otro extremo debía habitación dándose tan fuerte que sintió que varias de sus costillas habían hecho ¡crak!.

-Agit cum dyabolo occulte(los tratos con el diablo deben ser secretos).

Dijo la clave que solo la reina sabia para con aquellos que protegia, había una contestación. Ella solo había dado esa clave a dos personas en esta vida, aunque la segunda fue por obligación; nunca supo, pues Alessandro no le dio la cara y el tampoco le había visto, solo ambos sabían que se debían a esa frase.

-quia si dixeris, apparebit tibi(por que si los cientas, se te puede apatecer) - respondió casi inaudible Alessandro antes de desmayarse de nuevo .

Tenía tantas heridas y todas tan profundas que daba pie a decir que si su lobo estaba vivo era de milagro. Tenía antídoto para la belladona, pero sería difícil sacarlo pues había cámaras por todo el lugar; solo no les habían oído, por que sus voces fueron tan débiles que un humano no las captaria nunca.

-Su cuello esta muy mal, podrían quitarle ese collar - habló fuerte frente a la cámara.

-¡No! Es imposible que no nos ataque - eso decía que había luchado tanto como podía por su vida aún estando muriendo -

-Esta cedado, no se moverá hasta dentro de dos horas- eso no le dio esperanzas de que le hicieran caso, pero hizo lo que pudo por curarle con sus poderes sin que los demás miraran, solo debía sacar la belladona, de la azucena se encargaría después.

La puerta se abrió de golpe, los hombres entraron con unos enormes palos eléctricos con cuidado le empezaron a quitar el collar; Alessandro abrió los ojos en el piso mirando a Sam... ella le decía que no se moviera a través de susurros que solo ellos escuchaban.

Luego uno de los hombres se acercó a Sam tomándola del cuello hasta hacerla colgar del suelo.

-cuando pidas algo mal parida, sepa que debe decir señor primero ¡de a cuerdo!-aunque a ella no le causaba nada dejar de respirar, debía tener en cuenta su humanidad, así que asintió como pudo mientras pateaba. La soltó cayendo al suelo junto a Alessandro, este estuvo a punto de gritar cuando Sam tocó una de las heridas que más le dolía... le habían hecho trisas su hombría, aunque sabía que se recuperaría el veneno en su cuerpo no dejaba que se renenerara.

-Espera... deja ver - Alessandro no sabía que estaba tratando con su prometida así que la dejó, de todos modos no sabia si saldría o su salvadora podría hacer. Sabía que era posible que los asesinos vinieran por el por orden de la reina, pero con la ceguera que le provocaba la azucena, no podía decir mucho. Sam sabía que ningún lobo se sentía inseguro de su físico o su hombría, así que verle fue un poco impactante, más que nada por el daño causado.

Corto su muñeca dejando caer unas gotas en las heridas de Alessandro. No lo quería hacer, pero esto era demasiado tanto que no podía imaginar como es que seguía vivo.

Nos estamos curando- dijo el lobo de Alessandro, aunque estaba cansado de tratar de sobrevivir, sabía que había una fuerza más fuerte con el, su sangre era fuerte.

Es un enviado de la Reina Ra... - no Alessandro es alguien poderoso, lo sé lo siento aunque su sangre me sabe a alguien más... 

Se que aun no sabes de tu mate- no Alessandro, se quien es, solo no se si resistiré tanto - me abandonaras - Alessandro... tu verdadero lobo murió hace mucho yo solo necesitaba una vasija por que no encontró a mi verdadero portador- Ra... no me abandones tan rápido- aun no humano, aun no-

Muchas heridas se habían cubierto por que se habían curado; por lo que, si le inyectaban belladona ahora solo la absorberá pues tenía su sangre circulando en él, puede que ese efecto no durará mucho pero si suficiente para resistir.




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