Inocente

Conociendo un ángel

Otra vez como otros días la reina no está en la cama; Cassio, tenía la intención de traer a su esposa para ultimar detalles de la boda. 

Justo ahora escucho el agua del baño... esta de regreso, nunca dice donde está, para donde va o por lo menos un nos vemos en la mañana.

Sale en toalla dejando mojado el piso hacia el clóset, 5 minutos más tarde sale con unos Jeans negros y una camisa manga larga blanca, se a recogido el cabello en un moño que deja sueltos algunos cabellos en su rostro; se ve tierna, quisiera saber si ha cambiado sus ojos de color o son lentillas.

-¿Que tanto me ves?-su rostro pasivo me deja a veces como un idiota.

-solo esperaba que me avises cuando te vas - solo arrugó la nariz, eso es nuevo, puede que no le agrade la idea. Para mi es tierno

-Si me ves salir has de cuenta que regresaré en la mañana, no esperes que te hable para decirte regreso Caro mío- se río aunque siento que esa frase la disfruto mucho al decirla, espero que algún día la diga, por amor y no por lo que lo hace ahora...burlarse de mi.

-Bajemos, ya vino Cassio bastante temprano para ir a ver los arreglos de la fiesta- trate de no enojarme; por lo menos, no más de lo quebya me siento.

Al bajar la imagen de pareja perfecta que me dio Cassio me dio envidia; es demasiado, jamás en los 5 años que lleva casado le envidié algo a mi amigo y compañero de armas.

-Señor, gusto verle de nuevo - su saludo es cordial y siempre está a la defensiva conmigo, odia que Cassio no quiera abandonar este mundo.

-Señora Rossellett, gusto verle de nuevo- solo me sonrió con una mueva y dirigió la mirada a mi esposa-

-Señora... - me miró, pues hará este momento aún no sabe mi apellido-

-Sam ...- levantó la mano al ver que uno de sus hombres iba a hablar- mucho gusto -

-ammm... Sam, ¿es su apellido?- sus dudas sobre su origen eran válidas, los hombres que ve no son los de siempre y menos el tipo de seguridad que hay en la casa.

-Solo Sam para ti querida, ¿a donde vamos?- dice mirandola divertida por su cara de pocos amigos.

-Aquí todo el mundo es raro, el que no tiene nombre no tiene apellido - dice molesta, se dirige más que todo a su esposo. Pero Sam toma un respiro pesado, esta un poco molesta...

-Samael de Ra...-  dice mirándola a los ojos como si la quisiera matar, Cassio le tapa los ojos por que temen que la mate, como le conté que hizo en América-

-Reina de los asesinos- dice este haciendo que tiemble la mujer en los brazos de Cassio -

-Madame, por favor- en mi vida vi a Cassio pedir algo por favor-

-No se preocupe, no tengo intenciones de matar tan temprano; ya he comido, suficientes almas esta madrugada - Se dirigió a la salida esperando que los demás le siguiéramos-

-¡la reina loca!, ¡esa es la que le organicé la boda!, ¿Quieres que muera?-

-No va a morir, solo no la haga enojar - dijo Mike... ¿de donde salió este hombre?-

-¿Que haces aquí?- dije molesto y el solo sonrió-

-Vine a evitar que la dama se enoje; además, ya vi casi toda la planeación de esta boda, creo que la mitad será descartado.

-¿que?... ¡no!- Cristina, como se le llama a la esposa de Cassio salió disparada al auto donde había subido Sam -

-Creo que se le olvidó el miedo que le provocó hace un momento -

-Vamos antes que tenga que enterrar otra esposa - Los dos salimos, el auto se llenó con cuatro personas y Sam solo estaba mirando la tablet que Cristina le había proporcionado.

-Las decoraciones casi todas fueron colocadas con los gustos del novio, por que no sabía quién era la novia y por lo demás, puedes cambiar algunas cosas; las demás no creo que las cambien, el  planificador de la boda me dio un pequeño margen ...-

-Ya veremos- le interrumpe ella siguiendo las imágenes de a una, estaba junto a ella; quien al parecer, veía algunas decoraciones su nariz se arrugaba cada dos por tres... no le agradaba -

Cuando llegamos al hotel donde se iba a realizar la boda, Sam miró a su alrededor. Luego camino con Cristina a su lado, diciendo lo maravilloso que era el decorador y lo excéntrico que era que ni le dejara cambiar casi nada a última hora, que debía pensarlo bien si quería cambiar algo, por que él posiblemente les dejaría tiradas a dos días de la boda.

-¡Gloria!...- Cristina grito efusivamente al hombre que daba indicaciones como loco a la gente a su alrededor.

Su cara cambió de una manera que hasta a mi me pareció que veía al diablo en persona. Se tiró al piso temblando, casi diría que beso el piso cuando lo hizo.

-¡Madame!... -

-Te acuerdas que soy la madame, pero haces estas chorradas aún sabiendo que detesto en blanco en mis fiestas - la mirada de Sam se dirige al techo donde todas las telas blancas se convertían en polvo... todas las decoraciones de las mesas, todo lo que fuera blanco desaparece en abrir y cerrar de ojos convirtiéndose en ceniza.

-cambia eso, las flores que sean azules como el resto de la decoración... no me pongas blanco en ninguna parte, aun sigo pensando en el vestido y no me apetece para nada verlo en todo el maldito rato que tenga que socializar - El hombre se había puesto de pie mientras corría de un lado a otro apuntando en la espalda de algún trabajador lo que decía Sam.




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