Inocente

Teniendo problemas

-¡Idiota!- grito Sam al teléfono, alguien había hecho estallar la casa de camuflaje del lobo Sam odiaba que se le pasarán por encima.

-¿Quien fue?- Cassio llegaba a la casa principal casi corriendo, sabía que ella se podía defender sola pero quien sea que los haya atacado sabía bien lo que hacía.

-Dominic - dice ella mirando la ventana, Héctor había sido preciso al decirle, si lo veo con un rasguño te haré pagar.

-Quiere que le vaya a ver en persona - dice esta al ver la expresión de desconcierto de Cassio; quién no lo conoce, no sabe qué es capaz de matar por cualquier medio, pero aún así no puede hacer más que solo ver lo que pasa debido a que es decisión de sus padres.

-¡Falta un día para la boda!- dice Cassio y ella ríe-

-No importa; a él no le importa, solo procura retener a Alessandro tres horas o por lo menos avísame cuando esté vuelto un loco, si Dominic quiere hacer berrinches, con gusto le enseño una lección - sonrió, más no dejo que Cassio le dijera nasa, fue directo a la recámara a cambiarse, adaptando su cuerpo a uno no muy conocido para el lobo.

Cassio vio a la mujer bajar, no entendió lo que pasaba pero este mundo extraño del cual venía la Reina, podía esperar cualquier cosas; no en sentido figurado,  por que ya había visto bastantes cosas locas que pasaban alrededor de la mujer de cabello blanco. 

-Tres horas Cassio - repitió ella y este asintió sin más remedio.

Media hora más tarde estaba en el centro de la ciudad, sin armas, ni siquiera un truco por que sus tíos no querían dañado a su retoño.

-llegaste cariño- dijo este al verla entrar al restaurante que había sido reservado por el. -claro que llegué,  diré que no es agradable para nada tu manera de sacarme en medio de los arreglos de la boda -

-Aún no tienes todo listo, ese idiota no sabe nada de ti, como sabría que odias el blanco, que amas las rosas negras, que no sabes cocinar ni agua y que adoras vestir de blanco para regresar con el traje rojo carmesí- dice este ofreciéndole un asiento.

-Dominic Santizzo, un idiota con aires de grandeza que cree que puede ser un don de la mafia, pero que es un idiota que está enamorado de su prima - el golpe en la mesa no asustó a Sam, solo a los meseros que estaban colocándo los platos.

-¡no somos primos!- grito enojado, queriendo dar otro golpe pero Sam le miró con diversión-

-Luna, solo quería saber que, si yo te dijera o llegara a la iglesia ¿huirías conmigo?- La llamó por su nombre real, aunque no le importaba mucho, además de que ya estaba terriblemente loco, no esperaba menos de él; razón por la que, había cosas que el no sabía en lo absoluto.

-Si tu supieras que es lo que hay en esos capullos, si supieras colo sacar a esos niños del laboratorio y supieras por que ya desoye de un tiempo ya no los veo, si supieras, la razón por la que me doblegar tanto teniendo yo mas poder que ellos, entonces, solo entonces, dejaría todo para unierme a ti pero no lo sabes y  si lo sabes no piensas traicionar a tus padres -

-No me conoces Sam, no sabes de lo que soy capaz, no sabes que puedo hacer por amor, ¡no lo sabes! Por que nunca intentaste amarme o darme una sola oportunidad-

-¿cómo?, ¿de qué manera?, ¿por que razón?; ¡para que!, cuando fuiste tu el primero en atormentarme- Sam tiro la mesa con enojo, por que el sabia muchas cosas, cosas que ella preguntó muchas veces, tantas que le dolía la cabeza de contar.

-Recuerdas, que hubo un tiempo en que no despertabas y si lo hacías era por unos breves minutos al dia- el la tomó de las manos y ella aún molesta le miró a los ojos esperando que dijese algo más-

-Verás, no se lo que pasa, pero se desde hace mucho que buscan cambiaformas para usarlo como vaso de un lobo inmortal, sabes bien que esos niños son tus hijos, pero también son hijos de ese lobo, aun no entiendo de como va el asunto por que mis padres siempre me mantuvieron fuera de eso, quiero ayudarte lo juro, pero no se como y ellos me conocen- Sam sonrió levantándose para buscar la ventaba del lugar-

-Justo ahora ellos están allí afuera viendo lo que haces, lo que hago, lo que digo, lo que pido y... siendo la única persona que puede hacer algo solo dices no puedo - ella sonrió y Dominic le tomó de la cintura como si fuese libre, como si ella pudiera ser solo para él y nada más para él.

-Dame algo a que aferrarme y te daré lo que me pides, mis padres no pueden escuchar lo que hablamos, me encargue de ello ... solo quiero que sepas que si lo hago, espero que te quedes conmigo para siempre-

-¿para siempre?, eso es demasiado tiempo- se río ella y el le beso el cuello.

-Se mía, se mía, solo se mía y buscaré las respuestas que buscas hasta debajo de las piedras - el mordió su piel, marcó su hombro con besos, sus manos viajaron hasta el final del vestido que llegaba a sus rodillas; ella sabía que era posible que la engañara, que después de eso quisiera más y le detuvo antes que eso pasara a mayores.

-No puedo cumplir con huir contigo porque eso me haría cobarde;además que, sabes que tus padres no me dejarían- el paro de besarla y se alejó molesto por eso, más molesto por que ella tenía razón, aún si huyeran al fin del mundo sus padres se la quitarían. 

-Solo te quiero conmigo, solo quiero que seas mía, que tu cuerpo, que quien lo toque por primera vez sea yo y nadie más que yo- Sam podía modificar su cuerpo, si el quería tocarla y saber que él era el primero, sabía que en su locura el la iba adorar.




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