Me sorprendió que no tuviéramos exámenes. Estuvimos en el salón hasta el receso, después de eso entendimos que probablemente no haríamos lo exámenes hoy y se confirmó cuando uno de los maestros apareció por la puerta, pidiéndonos que nos fuéramos a casa.
-Karina, ven, por favor-dijo antes de irse-La madre de Mika está muy afectada, podrías tomar las cosas de su casillero y llevárselas, por favor.
Asiento y me da una bolsa de basura. Regreso al salón, tomo mi mochila y salgo. Al llegar al casillero, el conserje está ahí, esperando.
-Ya está abierto-le agradezco y se va. Saco sus libros y algunos adornos, incluso varios dibujos que le hicieron los niños.
Cierro el casillero y le doy una última mirada, aunque Mika cometido errores estoy segura de que nadie la juzgara tan severamente. Todo el mundo sabe la clase de demonio es Luis, y eso me deja tranquila.
A lo lejos veo a Allister acompañado de varias personas, los reconozco inmediatamente y decido alejarme, no debo de juntarme con ellos, nadie en el pueblo lo hace. Apenas y los dejan entrar a clases con la esperanza de que cambien su comportamiento, pero, hasta donde sé, no ha servido de nada.
Salgo de la escuela mientras escucho sus risas y me tranquilizo cuando las escucho alejarse.
-Karina-suelto un grito.
- ¡Papá!
- ¿Adónde vas? La casa es para el otro lado.
-Voy a entregarle a la mamá de Mika unas cosas-le digo y el asiente- ¿Qué hace por aquí?
-Diego, se sintió un poco mal, así que voy a recogerlos- dice, si uno de los gemelos se enferma, el otro también- No te tardes, debes ayudar a tu madre a preparar la comida-asiento.
La casa de Mika no está lejos de la escuela, así que llego en poco tiempo. Toco la puerta y no mucho después abren la puerta.
La madre de Mika me mira con sorpresa presente en sus ojos rojos por el llanto.
- ¿Karina?
-Buenas Tardes, Señora. Solo vine a traerle unas cosas que Mika dejo en la escuela-termine. Sus ojos se volvieron a llenar de lagrimas
-Te lo agradezco- tomo la bolsa, me despedí, intente irme, pero me detuvo- Karina, esta mañana limpie la habitación de Mika…y-soltó un suspiro tembloroso- Fue una limpieza energética y pasado mañana cremaran a Mika junto con varias de sus cosas. Me gustaría saber, si te gustaría conservar algunas de sus cosas.
-Señora…
-Tu fuiste su única amiga, es por eso que te lo pregunto.
Me quedo sin palabras y con un gran nudo en la garganta.
Cuando una persona muere, pasa cierto tiempo de luto, antes de cremar su cuerpo, los familiares, escogen algunos objetos personales, que fueron apreciados por el difunto, se creman junto con el cuerpo y después son liberados en algún lugar especial, para que su espíritu se funda con la naturaleza, el aire, la tierra…
Los demás objetos son limpiados energéticamente, antes de cremar el cuerpo, para que el difunto no se quede anclado a la tierra y una vez ya limpios son regalados o los venden, después de un tiempo.
-Pensé que los tendría más tiempo.
-Eso tenía pensado, pero…ver su cuarto tal y como lo dejo…sin saber que ya no volverá-suelta un suspiro con los ojos llenos de lágrimas. Me acerco y tomo una de sus manos- Es mejor así, creo que tendré que hacerlo tarde o temprano.
Lagrimas salen de mis ojos.
-Sera un honor, Señora-termine para después sentir sus brazos rodeándome.
-Te importaría quedarte aquí un momento. Voy a ir a la iglesia a hablar con el Pastor Darrow-asentí. Me acompaño hasta el cuarto de Mika, no me atreví a entrar en el momento, pero en cuanto escuche la puerta de la casa cerrarse, tome aire y decidí entrar.
El cuarto de Mika este pintado de blanco, pero están bellamente decoradas con diferentes flores, seguramente Mika las pinto.
No sé qué hacer solo me quedo parada en el cuarto durante un rato, mirando a todos lados, hasta que mi vista cae en su escritorio, arriba de este están colgadas diferentes fotos, reconozco una de ellas. Fue del primer día en que nos convertimos en maestras, teníamos 15 años, esos fueron nuestros primeros grupos, y fue el día en que nos conocimos.
Tomo la foto entre mis manos mientras mis lagrimas caen por mis mejillas, Mika y yo no éramos las mejores amigas, pero confiábamos la una en la otra, o bueno eso creía.
-Te voy a extrañar Mika-susurre antes de arrancar la foto, y ver que detrás de esta estaba un pequeño rectángulo de papel pegado con cinta. Lo tomé y lo abrí.
-Si no se lo dices a nadie, nadie tiene porque enterarse. Lo nuestro es único Mika-susurre mientras la leía.
Está firmada por Luis.
Arranque otra fotografía, otras dos cartas detrás de esta.
No puede ser pecado si los dos sentimos lo mismo, cuando nos casemos todo será diferente. Son solo fotos, nadie la vera, que dramática eres, ¿Quieres que estemos juntos o no? Si, si quieres entonces hazlo, te amo Mika, hazlo por mí, ¿Tú también me amas? Demuéstramelo.
Escucho la puerta de la casa cerrarse, tomo todas las cartas y las guardo en mi mochila.
- ¿Karina?
-Estoy aquí, Señora.
Pasos suenan hasta que la Señora aparece.
-Creo que y es hora de irme-dijo y la Señora asiente. Avanzo hasta la puerta, pero entes regreso y tomo una de las fotografías- Yo...me quedare con esta.
La Señora toma la fotografía de mis manos y asiente. Me acompaña hasta la puerta y nos despedimos.
No paro de temblar mientras camino a casa. Todo este tiempo había pensado que Mika se había entregado porque quería, por ingenua, o por cualquier otra razón, pero…
Luis es un completo demonio, la manipulo haciendo que pecara ¿Para qué? Para saciar sus deseos carnales como si Mika fuera…fuera…
Paso toda la tarde y parte de la noche callada, sin saber que hacer. Al día siguiente camino a la escuela, decido que lo mejor es contarle todo a mis padres y al Pastor Darrow. A pocos pasos de la entrada, veo a Luis, junto con sus hermanos y algunos amigos, sentados en pasto y disfrutando de la sombra que les brindan los árboles.