Inocente

11

Allistair

Odio la iglesia, la he odiado desde que tengo memoria, no sé si sea por las figuras religiosas, los símbolos, o algo más.

Cuando era niño, mi pasatiempo favorito era explorar, pasaba más tiempo en la iglesia que en mi casa, así que deje mi odio de lado ya que era la única forma de entretenerme mientras mi padre daba misa o hacia papeleo en su oficina.

Así fue como descubrí esa puerta, yo tenía 8 años y escuche un ruido que me asusto, choque con una estatua, la pared soltó un crujido y después se abrió dejándome ver unas escaleras, volví a escuchar el ruido así que entre, estaba oscuro y era aterrador, no se escuchaba más que mis pasos y mi respiración, seguí caminando hasta que vi una luz, intente alcanzarla, pero no era lo suficientemente alto.

Unos días después regrese con un banco y fósforos, subí al banco y mire por ese hueco, vi la iglesia, y vi a mi padre organizando todo para la próxima misa, también vi a mi madre limpiando los asientos, podía verlo todo. Cuando bajé a la misa me di cuenta de que ese hueco estaba literalmente por encima de la estatua principal de Nuestro Señor.

Ahora que lo pienso es aterrador, pensar que pudo haber alguien que nos espiara desde ahí. Tengo curiosidad de ver si los fósforos que deje siguen ahí, o si alguien más los encontró y los uso.

Camino hacia la iglesia atento a mi alrededor, no quiero sorpresas.

Mi padre siempre deja la ventana de su oficina entre abierta, dice que no le gusta el olor a encerrado y a mí tampoco.

La ventana es vieja, al igual que todo el edificio, por lo que tengo que usar toda mi fuerza para abrirla lo suficiente.

Camino por los pasillos de la iglesia para llegar a la estatua hasta que escucho un ruido de algo metálico moverse.

¿Abran llegado ya? Imposible, mi padre seguía en su habitación cuando salí.

Me acerco despacio viendo como alguien mueve la escalera. Habían decorado la estatua con flores, creo que dejaron la escalera ahí cuando las quitaron.

- ¿Quién anda ahí? -pregunto apareciendo de la nada, sacándole un grito a la persona arriba de las escaleras.

- ¿Allister?

- ¿Karina? -pregunto sorprendido.

Verla ahí arriba es sin duda sorprendente.

- ¿Qué haces aquí? -pregunto apuntándola con mi linterna.

Abre la boca para responder cuando escuchamos algo abriéndose.

-Sube-susurra para comenzar a subir con rapidez.

Apenas alcanzo a subir, apago la linterna cuando escucho la voz del Oficial Martino. Mierda, llegaron antes de lo esperado.

-Es increíble, no puedo creerlo.

Karina y yo nos miramos a los ojos mientras escuchamos a Martino quejarse.

-Debería decirle a ese sujeto que lo mate…

-Tranquilízate-ordena mi padre-No creo que lo mate solo porque no quiere que seas su yerno.

Miro a Karina, es obvio que habla del espectáculo de esta tarde.

-Pero…

-El solo se encargará de eliminar a los pecadores de nuestra congregación, y no es un pecado ser un hombre inteligente-responde mi padre con diversión.

Karina mira al piso, para después verme a mí, para después echar un vistazo hacia abajo. Imito su acción, mi padre está en medio de varias personas, hombres y mujeres por igual.

- ¿Sabes quiénes son? -pregunto en un susurro.

-Ella es Alice es la secretaria del director, junto a ella está el señor John trabaja en la limpieza del parque, esos dos -señala a dos personas vestidas de blanco-viven a dos cuadras de mi casa y están jubilados. La chica de rosa fue nuestra maestra de religión- dijo un poco más alto.

-Silencio-susurre.

Las personas de abajo están demasiado ocupadas escuchando las palabras de mi padre como para prestar atención en otra cosa.

-Casi es la hora, Martino, ¿Tienes el cuchillo?

Martino asiente para después sacar un cuchillo de su abrigo. Colocan el cuchillo sobre la mesa, mi padre empieza a recitar unas palabras mientras los demás rezan en silencio, siento escalofríos al ver esto.

Me asusta mucho el poder que tiene la religión, siempre me ha asustado desde que era niño. Al principio era puramente curiosidad ver como todos hacían todo lo que mi padre les pedía en nombre de la religión. Incluso mucha gente se me acerco para pedirme que intercediera por ellos con mi padre.

Siento escalofríos de solo recordar esas épocas.

Miro como siguen rezando, mi padre toma el cuchillo entre sus manos, susurra algo para después dejar el cuchillo sobre la mesa.

- ¿Ahora qué? -pregunta mi padre.

-Dijo que nos fuéramos a casa y lo dejáramos aquí, vendrá por el después.

Los vimos salir de la iglesia, mi padre dejo el cuchillo sobre la mesa mirándolo fijamente. El tiende a hacer eso, siempre que tiene mucho que pensar, mira fijamente algo mientras miles de pensamientos cruzan su mente, fue como un minuto entero.

Se dio la vuelta y salió de la iglesia. Me levante, pase la pierna con la intensión de bajar cuando se escucha un golpe. Karina tira de mi camisa con fuerza, volvemos a escondernos, escuchamos unos pasos, levanto la cabeza y veo como una figura de negro toma el mango del cuchillo con fuerza, arrastra la punta filosa del cuchillo contra la mesa haciendo que suelte un fuerte chillido. El levanta la cabeza haciendo que me esconda rápidamente, pongo mi dedo en mis labios indicándole a Karina que guardara silencio.

Escuchamos como la escalera se movía, un miedo intenso recorrió el rostro de Karina, pongo mi mano en su boca, el silencio se hizo eterno, no podíamos escuchar nada más que nuestras respiraciones en el silencio pesado de la noche. No nos atrevíamos a mirar, era como si nos hubiéramos congelado. Después escuchamos unos pasos, seguidos de un golpe, pasaron unos minutos, alce la cabeza para ver si había alguien y afortunadamente no fue así, la escalera seguía en su lugar. Karina soltó un suspiro la ayude a bajar y una vez en el suelo le pregunto.

- ¿Qué haces aquí? -pregunte mientras encendía mi linterna, de repente todo se puso muy oscuro.



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En el texto hay: misterio, asesinato, religión

Editado: 01.06.2025

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