Inocente

14-

- ¡Oye Karina! ¡Apúrate y sírveme una cerveza!

-Corre, ve y llévasela a tu abuelo-dijo mi madre después de destapar la botella. Mis dos pares de abuelos se encuentran en la sala, mis hermanos están abriendo sus regalos bajo la mirada de estos.

-Aquí tiene-dije para después sentir como la arrebataba de mi mano. Miro mis zapatos a medida que vuelvo a la cocina

-Karina-llama y vuelvo rápidamente-Esta cerveza está caliente, tráeme otra, muévete-ordeno mientras me tronaba los dedos.

-¿Cuándo va a estar lista la cena? -pregunto mi abuela, madre de mi padre. Le entregue la cerveza y volví rápido a la cocina - ¡En 5 minutos! -aviso mi madre- Voltea esos filetes no quiere que se quemen-ordeno nerviosa.

Mis abuelos vinieron de sorpresa, nunca lo habían hecho, siempre llaman un día antes, precisamente para que mi madre no los haga esperar con la cena o lleguen y encuentren la casa mal arreglada.

- ¡Apúrense con la cena! -grito mi abuela- No entiendo cómo puedes tener a tus hijos así de sucios. Parece que no tienen una madre o una hermana que este al pendiente de ellos .

¿Dónde está mi papá? en su trabajo, inmediatamente aparecieron por la puerta lo llame y dijo que vendrá para acá, solo espero que no tarde porque ya no soporto esta tensión.

- ¿Adónde vas, hijito? -pregunto una de mis abuelas con voz dulce.

-Quiero algo de agua-respondió Antonio

-Yo también quiero-dijo su gemelo imitando su acción.

-No, no, siéntense y jueguen. Karina, tráele unos vasos de agua a tus hermanos que tienen sed.

-Ya voy-deje la comida de lado y tome dos vasos de agua, en cuanto me ven Antonio y Diego y toman los vasos de mis manos mientras murmuran un gracias.

-Gracias- se burlo mi abuelo materno – Es lo mínimo que debe de hacer.

Un sonido me hizo voltear a la puerta, era papá, eso me hizo soltar un suspiro de alivio y justo cuando mamá grito- Ya está la cena

.Corrí a la cocina para ayudar a mi madre a servir todo. Y después de asegurarnos que no faltara nada nos sentamos con ellos.

-Y ¿Qué hacen aquí? -pregunto mi padre a su suegro.

- ¿Qué? ¿No podemos venir a visitarlos?

-No, no es eso, solo que generalmente avisan cuando vendrán-suelta obvio

-Veras, yerno, tenemos un asunto del que hablar- avisa con voz cansada- ¿Por qué rechazaste la propuesta de matrimonio del Oficial Martino? Karina ya está en la edad de casarse.

Silencio, pesado y duro.

-Karina se casará cuando yo lo considere conveniente y con quien yo lo considere conveniente-responde papá

Siento alivio. Papá recalca que solo el tomaría la decisión de mi matrimonio.

-Martino vino a hablar con nosotros hace unos días-respondió mi abuela materna helándome la sangre- Nos dijo que nadie cuidaría de ella como el, así que aceptamos su propuesta.

Deje caer mi tenedor. Mi padre mira a mis abuelos con expresión sería-Niños, vayan a su habitación-ordeno mamá haciendo que su padre volteara a verla enojado

-No se muevan-ordeno con una voz que me dio escalofríos- Los gemelos están creciendo, ya es hora que comiencen a adquirir responsabilidades de hombres. Ellos tienes que estar presentes en el asunto.

-Ellos no tienen que estar presentes en nada-contradijo mi padre- Porque Karina no se casara con nadie.

-Piénsalo bien hijo- dijo mi abuelo paterno para después darle un trago a su cerveza- ¿Qué otro hombre se casará con Karina? ¡Nadie! No después del escandalito que hizo en la escuela. No encontraras un mejor partido.

-Karina actuó mal, sí, pero Luis tampoco fue una perita en dulce-contraataco mi madre con una mirada furiosa, mi abuelo solo rodo los ojos. Mantengo la mirada fija en mi plato, no quiero verlos y que se burlen de mi tristeza.

-Martino es un buen partido, cuidara bien de Karina. Él quiere casarse con ella.

- ¡Por mí que se case con la Reina de Inglaterra! -grito mi madre levantándose y dando un golpe a la mesa- ¡¿Por qué quieren que se case con ese hombre?! ¡¿Para que la golpee o la maltrate?!

-Si el cree que se lo merece. No deberías meterte en esos asuntos-sentenció mi abuelo.

-¡Claro que me meto porque es mi hija!-grito mamá

Se hizo el silencio. Mire levemente a mi derecha, mis hermanos estaban igual que yo, con lágrimas silenciosas cayendo por sus mejillas. Ellos nunca habían visto este tipo de peleas antes, no me sorprendería que estén asustados.Seque mis lágrimas y me levante de la mesa.

- Voy a llevar a mis hermanos a su cuarto-murmure con la voz entrecortada, tome a mis hermanos de los hombros.

-Tú no te levantas de esta mesa-ordeno mi abuelo- Y menos con ellos. ¿Quién nos dice que no volverás a intentar matarlos?

No volteo a verlo. Subo rápidamente las escaleras y antes de encerrarme en mi habitación alcanzo a escuchar como papá saca a mis abuelos de la casa.

(…)

- ¿Qué te paso? -pregunto Allister al verme, estaba completamente vestido de negro y llevaba una mochila con el

- ¿Estuviste llorando?-No-respondí tajante. Me mira curioso un momento, es obvio que no me creyó pero agradezco que no insista.

-Como digas. Ven, vamos a divertirnos un rato.

-No vas a divertirnos Allister, vamos a investigar-recordé mientras lo seguía.

-Si lo sé, tienes razón-dijo mientras nos adentramos al bosque- Mantente cerca, no quiero tener que arrastrarte si un loco aparece.

Rodeé los ojos, no quería discutir así que no dije nada.- ¿Que sabes de Jacky?-murmuró mientras encendía un cigarro.

-Pues lo mismo que todos, que era la hermana menor de Bonnie, la enfermera del pueblo y que otorgaba favores sexuales a quien podía pagarlos.

-Yo la conocí una vez, en una fiesta uno de mis amigos trato de tener algo con ella, pero se fue con un chico con lentes de botella.

-Yo la vi un par de veces, pero nunca hablamos.

-Intente meterme a la comisaria para averiguar algo sobre la nota que dejo, pero no logre encontrar nada.



#637 en Thriller
#303 en Misterio

En el texto hay: misterio, asesinato, religión

Editado: 17.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.