- ¡Oye Karina! ¡Apúrate y sírveme una cerveza!
-Corre, ve y llévasela a tu abuelo-dijo mi madre después de destapar la botella. Mis dos pares de abuelos se encuentran en la sala, mis hermanos están abriendo sus regalos bajo la mirada de estos.
-Aquí tiene-dije para después sentir como la arrebataba de mi mano. Miro mis zapatos a medida que vuelvo a la cocina
-Karina-llama y vuelvo rápidamente-Esta cerveza está caliente, tráeme otra, muévete-ordeno mientras me tronaba los dedos.
-¿Cuándo va a estar lista la cena? -pregunto mi abuela, madre de mi padre. Le entregue la cerveza y volví rápido a la cocina - ¡En 5 minutos! -aviso mi madre- Voltea esos filetes no quiere que se quemen-ordeno nerviosa.
Mis abuelos vinieron de sorpresa, nunca lo habían hecho, siempre llaman un día antes, precisamente para que mi madre no los haga esperar con la cena o lleguen y encuentren la casa mal arreglada.
- ¡Apúrense con la cena! -grito mi abuela- No entiendo cómo puedes tener a tus hijos así de sucios. Parece que no tienen una madre o una hermana que este al pendiente de ellos .
¿Dónde está mi papá? en su trabajo, inmediatamente aparecieron por la puerta lo llame y dijo que vendrá para acá, solo espero que no tarde porque ya no soporto esta tensión.
- ¿Adónde vas, hijito? -pregunto una de mis abuelas con voz dulce.
-Quiero algo de agua-respondió Antonio
-Yo también quiero-dijo su gemelo imitando su acción.
-No, no, siéntense y jueguen. Karina, tráele unos vasos de agua a tus hermanos que tienen sed.
-Ya voy-deje la comida de lado y tome dos vasos de agua, en cuanto me ven Antonio y Diego y toman los vasos de mis manos mientras murmuran un gracias.
-Gracias- se burlo mi abuelo materno – Es lo mínimo que debe de hacer.
Un sonido me hizo voltear a la puerta, era papá, eso me hizo soltar un suspiro de alivio y justo cuando mamá grito- Ya está la cena
.Corrí a la cocina para ayudar a mi madre a servir todo. Y después de asegurarnos que no faltara nada nos sentamos con ellos.
-Y ¿Qué hacen aquí? -pregunto mi padre a su suegro.
- ¿Qué? ¿No podemos venir a visitarlos?
-No, no es eso, solo que generalmente avisan cuando vendrán-suelta obvio
-Veras, yerno, tenemos un asunto del que hablar- avisa con voz cansada- ¿Por qué rechazaste la propuesta de matrimonio del Oficial Martino? Karina ya está en la edad de casarse.
Silencio, pesado y duro.
-Karina se casará cuando yo lo considere conveniente y con quien yo lo considere conveniente-responde papá
Siento alivio. Papá recalca que solo el tomaría la decisión de mi matrimonio.
-Martino vino a hablar con nosotros hace unos días-respondió mi abuela materna helándome la sangre- Nos dijo que nadie cuidaría de ella como el, así que aceptamos su propuesta.
Deje caer mi tenedor. Mi padre mira a mis abuelos con expresión sería-Niños, vayan a su habitación-ordeno mamá haciendo que su padre volteara a verla enojado
-No se muevan-ordeno con una voz que me dio escalofríos- Los gemelos están creciendo, ya es hora que comiencen a adquirir responsabilidades de hombres. Ellos tienes que estar presentes en el asunto.
-Ellos no tienen que estar presentes en nada-contradijo mi padre- Porque Karina no se casara con nadie.
-Piénsalo bien hijo- dijo mi abuelo paterno para después darle un trago a su cerveza- ¿Qué otro hombre se casará con Karina? ¡Nadie! No después del escandalito que hizo en la escuela. No encontraras un mejor partido.
-Karina actuó mal, sí, pero Luis tampoco fue una perita en dulce-contraataco mi madre con una mirada furiosa, mi abuelo solo rodo los ojos. Mantengo la mirada fija en mi plato, no quiero verlos y que se burlen de mi tristeza.
-Martino es un buen partido, cuidara bien de Karina. Él quiere casarse con ella.
- ¡Por mí que se case con la Reina de Inglaterra! -grito mi madre levantándose y dando un golpe a la mesa- ¡¿Por qué quieren que se case con ese hombre?! ¡¿Para que la golpee o la maltrate?!
-Si el cree que se lo merece. No deberías meterte en esos asuntos-sentenció mi abuelo.
-¡Claro que me meto porque es mi hija!-grito mamá
Se hizo el silencio. Mire levemente a mi derecha, mis hermanos estaban igual que yo, con lágrimas silenciosas cayendo por sus mejillas. Ellos nunca habían visto este tipo de peleas antes, no me sorprendería que estén asustados.Seque mis lágrimas y me levante de la mesa.
- Voy a llevar a mis hermanos a su cuarto-murmure con la voz entrecortada, tome a mis hermanos de los hombros.
-Tú no te levantas de esta mesa-ordeno mi abuelo- Y menos con ellos. ¿Quién nos dice que no volverás a intentar matarlos?
No volteo a verlo. Subo rápidamente las escaleras y antes de encerrarme en mi habitación alcanzo a escuchar como papá saca a mis abuelos de la casa.
(…)
- ¿Qué te paso? -pregunto Allister al verme, estaba completamente vestido de negro y llevaba una mochila con el
- ¿Estuviste llorando?-No-respondí tajante. Me mira curioso un momento, es obvio que no me creyó pero agradezco que no insista.
-Como digas. Ven, vamos a divertirnos un rato.
-No vas a divertirnos Allister, vamos a investigar-recordé mientras lo seguía.
-Si lo sé, tienes razón-dijo mientras nos adentramos al bosque- Mantente cerca, no quiero tener que arrastrarte si un loco aparece.
Rodeé los ojos, no quería discutir así que no dije nada.- ¿Que sabes de Jacky?-murmuró mientras encendía un cigarro.
-Pues lo mismo que todos, que era la hermana menor de Bonnie, la enfermera del pueblo y que otorgaba favores sexuales a quien podía pagarlos.
-Yo la conocí una vez, en una fiesta uno de mis amigos trato de tener algo con ella, pero se fue con un chico con lentes de botella.
-Yo la vi un par de veces, pero nunca hablamos.
-Intente meterme a la comisaria para averiguar algo sobre la nota que dejo, pero no logre encontrar nada.