Inocente hasta que recuerde lo contrario

Sangre

Cuando despertas de un ataque la sensación es similar a despertar de un sueño profundo. Con la salvedad que, en este caso, sentís como si te hubieran sacado el cerebro, lo usaran para fregar el suelo y te lo pusieran de nuevo mientras dormías.

Lo primero que me llega son luces. Por un momento pienso que estoy en el exterior pero lentamente una pared frente mío comienza a definirse. Es una pared blanca, impoluta y brillante por la luz del sol que proyecta sobre su extensión. Gradualmente recupero la sensibilidad de mis extremidades y me doy cuenta que estoy sosteniendo algo largo y pegajoso. Bajo la vista y, con mucho esfuerzo, logro enfocar el cuchillo ensangrentado que aún estoy asiendo con firmeza.

Espantado lo dejo caer, sigo su trayectoria con la mirada y va a dar a pocos centímetros del cadáver de la rubia que yace a mis pies.

Aterrado doy un salto hacia atrás y miro en todas direcciones intentando recordar lo sucedido. No hay nada. Archivo borrado. Doy un brinco hacia el interior del departamento y reviso el cuarto: está vacío con la ventana cerrada. Vuelvo hacía el baño, abro la puerta, corro la cortina de baño y la conclusión es la misma. No hay nadie más allí.

En ese momento, casi de soslayo, puedo verme en el espejo. Estoy cubierto de sangre. Abro la canilla e intento limpiarme lo mejor posible. Las manos me tiemblan y la torpeza de mis actos provocan que todo alrededor se llene de agua ensangrentada, pero no me importa. Lo único que quiero es salir de ahí.

Vuelvo a la habitación intentando evitar mirar el cadáver. Con una vez fue más que suficiente. Reviso el ropero hasta dar con una prenda unisex. Un buzo holgado que bien puede servir para ocultar las manchas en mi ropa.

Tengo que salir, pero para eso tengo que pasar por sobre el cuerpo que bloquea el paso.

Doy unos pasos con cuidado de no pisar la sangre y logro rodearlo. Es inevitable verlo. Se trata de la muchacha que me hizo venir a su casa, está tirada en el suelo cubierta de sangre. Entre tanto rojo no puedo distinguir dónde fue el corte pero debió de ser rápido y mortal. Mis ataques de amnesia duran unos pocos minutos, esto fue algo del momento.

Una vez que logro pasar, poso mi mano sobre el pomo y tengo mi primer momento de lucidez desde que desperté. Vuelvo sobre mis pasos, voy a la cocina y agarro un trapo. Limpio el cuchillo lo mejor que puedo, hago lo mismo con la puerta de salida y me voy con las llaves que encuentro sobre una mesita de vidrio que hay a un lado.

Una vez en la calle, el aire fresco me sienta como una patada de mula en la mitad de la cara. Estoy a punto de desmayarme, pero hago un gran esfuerzo por mantener la compostura. Camino a paso firme con la cabeza gacha, intentando no pensar.

A las dos cuadras encuentro un tacho de basura y dejo dentro el trapo y las llaves. Sigo caminando con las manos en los bolsillos sin mirar atrás.



#3337 en Detective
#1020 en Novela policíaca
#11041 en Thriller
#6315 en Misterio

En el texto hay: persecucion, amnesia, estafa

Editado: 13.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.